Choque en la coalición
La rebaja del «impuestazo» a las energéticas enfada a Yolanda Díaz: «Es un regalo»
Pedro Sánchez confirma que será permanente, pero permitirá deducir algunas inversiones de estas empresas
Ni el punto final ni una recalibración y readaptación del «impuestazo» a banca y energéticas, sino más de lo mismo y más tiempo. «Se van a prorrogar por un año los gravámenes tanto del sector financiero como energético». Así anunció el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, la prolongación de estos gravámenes, aunque el mensaje oculta vendría después, cuando confirmó que la intención real era que dejarán de ser extraordinarios y temporales a partir de 2025 y se convertirán en permanentes desde de ese año.
Esa era la parte no declarada del mensaje, tras explicar que se va a modificar la Ley General de Presupuestos para que las compañías energéticas que lo tienen que pagar puedan deducirse desde el 1 de enero las inversiones estratégicas vinculadas a proyectos industriales y de descarbonización. A partir de ahí, el Gobierno abre la puerta de par en par a que se pueda contar «con su carácter permanente», una vez que venza a finales de ese año, al tener que incorporar dichas deducciones fiscales.
Una ingeniería fiscal que ya ha contado con el rechazo «total» de ambos sectores. Las patronales bancarias AEB y CECA ya han advertido de que extender el gravamen tendrá «efectos negativos sobre la generación de nuevo crédito, la creación de empleo, el crecimiento económico y la estabilidad financiera, en un contexto de incertidumbre económica internacional, y afecta negativamente a la competitividad del sector». En cuanto al sector energético, fuentes consultadas explicaron que hacer permanente este gravamen «aumenta la inseguridad jurídica e incumple principios fiscales básicos de igualdad».
La modificación del impuesto a energéticas ha sido uno de los puntos calientes en las negociaciones recientes entre PSOE y Sumar para cerrar este plan anticrisis. Varios miembros del Gobierno, incluido el presidente, ya habían avanzado que se estaba trabajando en el «rediseño» del impuesto, pero negaban que tuviera que ver con las amenazas de varias compañías de paralizar sus millonarias inversiones en España. Pero ahora, con el cambio en el tributo, queda claro que la razón principal era esa.
Yolanda Díaz no ha podido lograr el éxito total en su campaña personal contra los beneficios de estas compañías. Y lo dejó ayer claro en las redes sociales, al expresar su malestar por lo que considera «un regalo fiscal. No compartimos esta rebaja cuando estas empresas tienen beneficios mucho mayores en España que en el resto de Europa».
Nada dijo sobre el «regalo» hecho al PNV, por el que los gravámenes a la banca y a las energéticas se integrarán en el régimen fiscal foral de las comunidades vasca y navarra gracias al cambio de configuración fiscal de estas prestaciones patrimoniales de naturaleza no tributaria, que impedía que los territorios forales pudieran concertar y controlaran su recaudación y gestión. Ahora, el Estado negociará una compensación económica, que en el caso del País Vasco se calcula en unos 400 millones de euros.
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