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José María O'Kean, economista, propone un plan para salvar la hostelería: “Hay que hacerlo si queremos que suban los salarios”

La hostelería, motor de la economía española y el mayor empleador del país, se enfrenta a una propuesta radical para atajar su precariedad: que la cerveza cueste quince euros para poder pagar sueldos dignos a los camareros

Un camarero sirve vino blanco en un establecimiento de hostelería EPEP

Pagar quince euros por una cerveza en cualquier bar de España podría parecer una ocurrencia, pero para el economista José María O'Kean es una palanca de cambio necesaria. Su propuesta, tan directa como polémica, busca dinamitar el debate sobre las condiciones laborales en la hostelería, un sector donde la queja por la falta de personal cualificado es una constante entre los empresarios.

De hecho, la idea de encarecer de esta forma un producto de consumo masivo no es un capricho, sino que responde a una lógica económica aplastante. O'Kean sostiene en Equipo de Investigación que es la única vía para mejorar las condiciones de los trabajadores, al afirmar sin rodeos que "hay que hacerlo si queremos que suban los salarios". Su planteamiento vincula directamente el precio que paga el cliente final con la capacidad de los negocios para ofrecer sueldos más competitivos y abandonar la precariedad.

Y es que esta discusión nace de una profunda paradoja que define al sector. Aunque la de camarero fue la profesión con más contratos en lo que va de 2024, superando los 15,4 millones, las jornadas maratonianas y los salarios ajustados provocan una fuga de talento y dificultan enormemente encontrar personal para cubrir vacantes.

En este sentido, no se puede obviar el peso colosal de la hostelería en nuestro país. Con una facturación que rebasa los 112.000 millones de euros y una aportación del 4,8 % al Producto Interior Bruto, se trata de uno de los grandes motores económicos de España. El hito alcanzado el pasado julio, cuando se superó por primera vez la barrera de los dos millones de afiliados a la Seguridad Social, no hace más que confirmar su importancia estratégica como empleador.

La encrucijada entre el robot y el profesional

Por otro lado, frente a la propuesta de dignificar los salarios a través de los precios, emerge una alternativa radicalmente distinta: la tecnología. Fórmulas como el autoservicio o la incorporación de robots camareros son ya una realidad en algunos establecimientos, que buscan optimizar los gastos de personal. El alquiler de una de estas máquinas ronda los 400 euros mensuales, un coste muy inferior al de un empleado.

No obstante, en el propio sector se reconoce que la eficiencia de una máquina no puede equipararse a la calidad del servicio humano. La capacidad de improvisación, la empatía y, en definitiva, el valor del trato personal son cualidades que la tecnología, al menos por ahora, es incapaz de replicar, lo que plantea un dilema fundamental sobre el futuro y la esencia misma del negocio hostelero.