Precios

Los jóvenes españoles no se emancipan: tienen que esperar hasta los 30,3 años para irse de casa, edad récord desde que hay registros

No pueden dar el paso hasta que abandonan la categoría de población joven. A finales de 2022 sólo el 15,9% de los jóvenes estaban independizados, la mitad que la media de la UE. El alquiler supone más del 83% de su salario

El precio de la vivienda, tanto de compraventa como de alquiler, atrapa a los jóvenes en el hogar familiar. La edad media de emancipación a finales de 2022 en España se situó en los 30,3 años, según el Observatorio de Emancipación correspondiente al segundo semestre de 2022, elaborado por el Consejo de la Juventud de España (CJE), lo que supone la cifra más alta desde que se lleva a cabo este estudio. Es decir, en términos relativos los jóvenes españoles no se emancipan, ya que se entiende como juventud el periodo comprendido entre los 16 y los 29 años. "Nos encontramos algo que no habíamos visto nunca desde que tenemos datos. Nunca antes la edad de emancipación había pasado de los 30 años", avisa Andrea González Henry, presidenta del CJE.La pérdida de poder adquisitivo, solapada con la subida ininterrumpida de los precios de la vivienda y la inacción política han empujado a la población joven al abismo de la precariedad.

Tras dos semestres de ligeras subidas en la tasa de emancipación juvenil, en el segundo semestre de 2022 el porcentaje de personas jóvenes en España que vivían fuera del hogar familiar era exactamente igual que el del primer semestre: el 15,9% de toda la población joven. Esta tasa sigue cerca del mínimo histórico del 14,9% alcanzado en el primer semestre de 2021 y lejos del 26,1% de 2008. Además, no llega a la mitad de la media de la Unión Europea, que se establecía en el 31,9% en el mismo periodo.

Además, los datos del Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España rompen con uno de los mitos que las personas jóvenes llevan décadas oyendo: que una mayor formación y un trabajo duro se traducirían en una mayor estabilidad económica. A finales del año pasado, sólo el 22,9% de las personas jóvenes que habían completado enseñanzas de formación profesional de nivel superior o estudios universitarios se habían podido emancipar, una tasa similar a la de los jóvenes que no continuaban estudiando.

Ni compartir piso es accesible

Por otra parte, tener un trabajo tampoco era suficiente para poder acceder a una vivienda, ya fuera comprada o de alquiler. Pese a que el salario medio de una persona joven subió un 4,6%, estableciéndose en los 13.079,19 euros netos al año (o 1.089,93 euros netos al mes), el precio de las viviendas en alquiler lo hizo un 7,55%. Así, el alquiler medio de una vivienda se establecía en 912 euros. Esta cifra supondría que, para pagar un alquiler en solitario, una persona joven trabajadora tendría que dedicar el 83,7% de su sueldo.

Eso, sumado a los 141 euros de media que cuestan de media los suministros y servicios de una vivienda (como los recibos de agua, luz, gas, etc.), supondrían 1.053 euros al mes, el 96,6% de su sueldo. Es decir, sólo le quedarían 36,93 euros para adquirir alimentos, comprar ropa y gastar en ocio, “algo completamente inasumible”, ya que, además, la cesta básica de bienes y servicios subió un 6,6%, por encima del incremento medio de los salarios de la población joven que, en un año, perdió un 1,9 % de su poder adquisitivo, denuncia el Consejo de la Juventud de España. Desde una perspectiva temporal más dilatada, considerando el período comprendido entre 2008 y 2022, la pérdida de poder adquisitivo de las personas jóvenes fue aún mayor: del 20,8 % en el caso de los salarios.

La opción de comprar una vivienda tampoco es viable para la mayoría de los jóvenes. La entrada media de una vivienda se establecía a finales de 2022 en 49.852,20 euros, el equivalente a 3,8 años completos de sueldo de alguien que tuviera menos de 30 años. Y, por otra parte, para aquellas personas jóvenes trabajadoras que consiguieran acceder a una hipoteca, el importe medio de la primera mensualidad era de 661,33 euros, el 60,7% del salario medio de un trabajador menor de 30 años, 8,2 puntos más que en 2021 (52,5%) y la mayor subida desde mediados de 2007 por el encarecimiento de la vivienda y el aumento de los tipos de interés aplicados en las hipotecas.

La única alternativa para emanciparse que les queda a los jóvenes españoles es compartir piso -4 de cada 10 jóvenes que alquilan lo hacen compartiendo-, pero con la imparable subida del precio de los arrendamientos cada vez es menos factible. El alquiler medio de una habitación era a finales de 2022 de 282,19 euros, el 25,9% del salario medio joven. Esta cifra está peligrosamente cerca de la recomendación a la que llegan la mayoría de los estudios, que establecen que el precio de la vivienda habitual no debería suponer más del 30% del salario de una persona.

Además, el Consejo de la Juventud de España destaca que el Bono Alquiler Joven, ideado en principio para luchar contra la dificultad de emanciparse no había llegado a finales de 2022 a la gran mayoría de las personas que podían acogerse a él. Además, según las previsiones del Gobierno, la ayuda llegaría a unas 65.000 personas, tan sólo el 0,9% de la población joven de España (7 millones). “Por otra parte, para poder optar a esta ayuda las personas jóvenes tenían que estar ya alquilando una vivienda, por lo que no se puede considerar una ayuda para emanciparse”, critica el Consejo.

Por regiones, Castilla-La Mancha era la comunidad autónoma con una menor proporción de personas emancipadas en el segundo semestre de 2022: el 12,3%. Mientras, tras aumentar más de dos puntos porcentuales en tan solo un año, Cataluña se situó como la comunidad con más personas jóvenes emancipadas de España: el 20,2%.

El doble de paro que la población general

La modificación en las contrataciones introducida por la reforma laboral y la subida del Salario Mínimo Interprofesional han mejorado las condiciones laborales y remuneración de los jóvenes, en opinión del Consejo, pero no garantizan que un joven pueda desarrollar su proyecto de vida. Otros datos que lo corroboran son las tasas de parcialidad, temporalidad y paro que sufren los jóvenes.

El ritmo de creación de empleo se ralentizó en el segundo semestre con respecto al año anterior y la tasa de paro de las personas jóvenes seguía siendo en 2022 mucho mayor que la de la población general: del 22,2% frente al 12,9%. Las personas jóvenes tenían a finales de 2022 una tasa de paro similar a la que se registró en 2008 con el estallido de la crisis económica y financiera. Además, por primera vez desde 2013 (exceptuando 2020, por el efecto de las consecuencias socioeconómicas de la pandemia de la covid), hubo un aumento de la tasa de paro joven entre el primer y el segundo semestre de un año.

Tras la reforma laboral los contratos temporales entre jóvenes han caído considerablemente, del 55,4% de finales de 2021 al 38,9% de finales de 2022, la proporción más baja desde 2002, pero los contratos fijos discontinuos se han multiplicado por 10, pasando de tener 23.569 contratos fijos discontinuos a 233.828. Por su parte, la contratación parcial ganó terreno entre las personas jóvenes a lo largo de 2022, cerrando el año en el 26,3% de todas las personas jóvenes ocupadas, el único grupo de edad en el que la parcialidad aumentó (un 8,7%). Asimismo, casi la mitad de las personas jóvenes ocupadas a tiempo parcial (el 48,1%) lo hacía de manera involuntaria. Con todo ello, el 20,6% de la población menor de 30 años con un puesto de trabajo se encontraba en riesgo de pobreza o exclusión social a cierre de 2022 y el 36% de la población joven emancipada era pobre, indicadores de los empleos precarios que consiguen las personas jóvenes.

En este contexto laboral, emprender es toda una odisea que muy pocos consiguen superar. Tenemos el menor porcentaje desde 2014 de jóvenes autónomos, tan solo el 5,2%, y sus ingresos son de 6.282,14 euros al año, menos de la mitad que el sueldo medio de una persona joven asalariada. “Necesitamos menos polarización y más acuerdos. Es necesario un pacto de estado, una alianza real entre la población y los sectores públicos y privados para mejorar la situación de la vivienda y el empleo en España con medidas a corto, medio y largo plazo”, reclama el Consejo de la Juventud de España.