Pocas oportunidades

El mercado laboral español, una ruina para los jóvenes

Los españoles lideran el paro europeo, sólo el 0,77% sale al extranjero, el 63% no trabaja en lo que estudia y el 77% está sobrecualificado

España es, tras Grecia, el país con mayor tasa de desempleo juvenil
España es, tras Grecia, el país con mayor tasa de desempleo juvenillarazon

España tiene la tasa más alta de paro de toda Europa, con un 11,7%, con el agravante de que de los 2,8 millones de desempleados, 464.000 son menores de 25 años, el 27,4%, la tasa más alta entre los Veintisiete y el doble de la media de la zona euro (13,8%). Con estas premisas, todo apunta a que algo no funciona, no se está haciendo bien las cosas o la reforma laboral no ha tenido el efecto esperado en la contratación juvenil, pese a que en el último año se haya bajado del 31,8% que registraba en agosto de 2022 en 4,4 puntos, hasta situarse en el 27,4%.

Estas malas perspectivas para los jóvenes españoles tienen muchas consecuencias e innumerables derivadas sobre su futuro laboral. Así, España está en el furgón de cola de tasa de empleo entre los recién graduados europeos. El 82% de los que acaban sus estudios en la Unión Europea de entre 20 y 34 años estaban empleados en 2022 –según la última estadística oficial con datos anuales–, una tasa que aumentó siete puntos porcentuales respecto a 2014 y recuperó los niveles de antes de la pandemia, pues en 2018 y 2019 fue del 81%. Sin embargo, ese porcentaje baja al 79% en el caso español y se coloca junto a los países con peor porcentaje, Italia (65%), Grecia (66%) y Rumanía (70%), y a años luz de los Estados que lideran la lista: Luxemburgo y los Países Bajos (ambos 93%), Alemania (92%) y Malta (91%).

Según Eurostat, las disparidades en las tasas de empleo pueden explicarse por la naturaleza de los campos estudiados, ya que existen diferencias en la demanda del mercado laboral, es decir, que hay países que adecúan mejor sus programas de estudios a las necesidades del mercado laboral, evitando que se disparen las vacantes, un problema que en el caso español, sin embargo, se ha acentuado en los últimos años.

Salir al extranjero

Otra de las diferencias que aleja al mercado laboral joven español al de Alemania, Países Bajos o Francia es que sólo una minoría de jóvenes españoles entre 25 y 29 años opta por salir a trabajar al extranjero para después retornar con mayor experiencia y formación y desarrollar su carrera profesional en España, un tipo de experiencia valorada por las empresas y que ayuda a tener mejores condiciones laborales.

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2021 –último año disponible– salieron de España 19.622 jóvenes con formación superior, una cifra que representa el 0,77% del total de ciudadanos de entre 25 y 29 años (2,5 millones). En 2020, influido por la pandemia, el porcentaje fue del 0,55%, y un año antes, en 2019, la proporción era del 0,74%. Esta emigración se ha ido diluyendo desde 2015 hasta tener unas 2.000 salidas netas, lo que supone que sólo uno de cada 1.000 jóvenes sale cada semestre.

En este sentido, un estudio de Education First demuestra que haber realizado un curso de inglés en el extranjero reduce un 39% las probabilidades de estar en el paro de larga duración –más de 24 meses buscando trabajo–, al tiempo que multiplica por cinco las posibilidades de que los jóvenes de entre 25 y 30 años tengan salarios en torno a 35.000 euros. Esta ventaja ha hecho que haya aumentado hasta un 20% la demanda por salir fuera a aprender idiomas y compatibilizar esa formación ya sea con trabajo o con prácticas.

Para el director de Randstad Research, Valentín Bote, en un proceso de contratación, un candidato que haya trabajado en el extranjero «tiene más valor para los equipos de recursos humanos» de las empresas.

Trabajos alejados de su formación

El tercero de los grandes problemas que afrontan los jóvenes españoles cuando finalizan sus estudios es que dos tercios de ellos no trabajan en lo que estudiaron (63,47%), mientras que hasta el 56% aseguran que al menos en alguna ocasión han desarrollado una actividad profesional sin contrato legal, por lo que mayoritariamente creen que España es un país «más hostil» con la juventud que otros Estados de la Unión Europea. Estas son algunas de las conclusiones de una encuesta encargada por el sindicato USO, que determina que si bien la formación superior es clave para acceder al mercado laboral y adquirir experiencia –es el 97% de quienes la tienen ya han trabajado alguna vez–, también existe mucho pesimismo conforme a que avanzar en formación no garantiza un mejor puesto (65,25%) y el 84,44% de los que ahora mismo están estudiando un postgrado está convencido de que no le servirá para mejorar en el trabajo. El panorama que dibujan los jóvenes sobre su situación contractual deja muchas lagunas que siguen sin resolverse. El 77,63% asegura haber realizado tareas que no le correspondía y estaba sobrecualificado para el trabajo que realizaba; el 69,32% ha padecido sobrecarga laboral, y dos de cada tres jóvenes han realizado horas extras sin cobrarlas. De hecho, al 20,84% de los menores de 30 años le ha ocurrido esto en repetidas ocasiones. Del mismo modo, el 54,92% ha trabajado alguna o varias veces sin contrato, especialmente quienes no tienen estudios (86,67%), y la mitad de la población joven (51,5%) ha trabajado alguna vez sin remuneración.

El problema se agranda con el grave obstáculo añadido que tiene el mercado laboral español para cubrir las vacantes que demandan las empresas. Con casi 3,5 millones de parados e inactivos en las listas del SEPE, y aunque parezca un contrasentido, en España se demandan miles de empleos cada día que no son cubiertos por falta de personal cualificado. Hasta 150.000 vacantes se quedan sin cubrir cada año por falta de candidatos, una vacante laboral por cada 100 asalariados, su máximo histórico. Sólo en el sector de las nuevas tecnologías habría más de 120.0000 vacantes de perfiles digitales que las empresas no logran cubrir.

Edad y España vaciada

Por ello, la patronal de las pymes, Cepyme, advierte de que en el 16% de los casos no se realiza la contratación por encontrarse la empresa en una zona de la España despoblada; que la edad media de los empleados en 12 de las 20 ramas de actividad supera los 44 años, con cinco ramas de actividad donde la edad media supera los 46 –datos que contrastan con los de 2008, cuando la rama de actividad con mayor edad era la de agricultura y ganadería, con 43 años–; y que cada vez hay menos población joven en edad de trabajar, un problema potenciado porque la proporción de los mismos que quiere trabajar (tasa de actividad) ha caído 11,5 puntos porcentuales, bajando hasta el 36,9%. Cada año hay 38.000 jóvenes menos en el mercado laboral por la bajada de la natalidad.

Cepyme apunta que esta situación es un grave problema para las pymes y para algunos ramos de actividad, como información y comunicaciones, actividades profesionales, transporte, finanzas y seguros. Esta debilidad se pone de manifiesto también en ámbitos como la hostelería y la construcción, muy vinculados al modelo productivo español. Por ello, desde Cepyme reclaman «un tratamiento multiministerial que implique a diversas Administraciones y estamentos y que ofrezca una solución de base». Mientras tanto, los jóvenes españoles siguen en el furgón de cola de la contratación y el empleo europeos.