
Vivienda
Niño Becerra, economista, sentencia la compra y el alquiler de vivienda: "Seguirá subiendo hasta que no se pueda pagar más"
La sentencia del economista Niño Becerra sobre la vivienda es clara: los precios seguirán subiendo hasta chocar con su único límite real, el agotamiento financiero de los hogares

El debate sobre el precio de la vivienda en España parece un bucle sin fin, con la eterna pregunta de si nos encontramos o no ante una nueva burbuja.
Muchos ciudadanos mantienen la esperanza de una corrección importante del mercado, un ajuste que devuelva los precios a un nivel más acorde con la realidad salarial del país.
Sin embargo, los análisis más crudos apuntan a una dinámica muy diferente, una en la que la asequibilidad ha dejado de ser la variable principal de la ecuación.
El límite del esfuerzo: la cruda realidad del mercado inmobiliario
El economista Santiago Niño Becerra ha sentenciado en X el futuro del mercado inmobiliario con una lógica tan simple como demoledora. Su previsión se aleja de complejos modelos para centrarse en un solo indicador: la capacidad de pago de la gente. Según su análisis, tanto los precios de compra de vivienda nueva como los del alquiler se encuentran en una escalada sin un techo predefinido, más allá del que marque la propia sociedad.
El único freno a esta subida no vendrá de la regulación ni de un aumento de la oferta, sino del agotamiento de la capacidad financiera de los hogares. El mercado, según esta visión, continuará tensionando los precios al alza hasta alcanzar el punto exacto en el que las familias y los individuos simplemente no puedan endeudarse más ni destinar un euro adicional de sus ingresos. Ese es el verdadero límite.
Una vez alcanzado ese punto de saturación, ¿volverán los precios a un nivel asequible? La respuesta que se plantea es negativa. Se producirá una corrección, pero solo la mínima e indispensable para que el mercado se reactive. Los precios bajarán hasta un nuevo suelo, todavía muy elevado, desde el que poder iniciar de nuevo el ciclo alcista. Se trata de un mecanismo de ajuste perpetuo donde la vivienda nunca vuelve a ser realmente asequible.
Este ciclo se produce, además, en el peor contexto posible: uno en el que la divergencia entre salarios y coste de vida es cada vez mayor. Mientras la capacidad de compra de la mayoría de la población disminuye, el esfuerzo necesario para acceder a una vivienda no para de crecer, convirtiendo un derecho fundamental en un artículo de lujo inalcanzable.
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