Opinión

¿Rebelión empresarial a la vista contra Sánchez?

Tal y como están las cosas, no descartaría que acabara llegando

Pedro Sánchez
Pedro Sánchez, presidente del GobiernoAlberto R. RoldánLa Razón

Mientras en la «cosa política» se van dando pasos hacia la próxima investidura de Pedro Sánchez, en el mundillo económico y empresarial el panorama anda más bien revuelto. Los motivos son varios. Uno, el acuerdo de la semana pasada entre el PSOE y Sumar, que todavía colea. Ya no solo por lo de la reducción de la jornada laboral, sino por la falta de garantías para invertir o la subida de impuestos y la presión fiscal. Respecto a esto último lo dejó muy claro la señora Botín, máxima responsable del Banco Santander: si al final el fisco confisca hasta el 50 por ciento de los ingresos de un particular o una empresa, está desincentivando la actividad. Desde Repsol, sus dirigentes han manifestado su preocupación por el caos regulatorio, entre otras razones, y han avisado de que congelan inversiones por valor de unos cuantos miles de millones de euros. Importantes fondos de inversión se han pronunciado en la misma línea que la petrolera y se multiplican, un día sí y otro también, las críticas y los ataques a los empresarios desde el entorno gubernamental. Así podría continuar con la lista de los que han manifestado sus quejas por la ausencia de lo que podríamos llamar un «entorno amigable» para la inversión empresarial y los negocios.

Lo que sí hay, y de qué manera, es un claro afán recaudatorio y una subida de la presión fiscal general, así como poca seguridad para la inversiones. En este contexto, conviene preguntarse una y otra vez quién es el atrevido, ya sea persona física o jurídica, dispuesto a invertir sus ahorros y su dinero en España. A menor inversión, menos actividad económica y caída del empleo. Eso se traducirá en una recaudación vía impuestos más baja, salvo que estos últimos sigan subiendo. Pero, claro, todo tiene un límite.

De momento, los empresarios han manifestado sus opiniones y alguno ya ha congelado inversiones. Pero no parece que estemos ante una auténtica rebelión empresarial, con todas las de ley. Sin embargo, puede que termine llegando y eso a pesar de que el mundo del dinero es de por sí miedoso y tiene que estar, pero que muy harto, para que declare la guerra al Gobierno de turno. Pero, tal y como van los acontecimientos, yo no descartaría que esa rebelión llegase.