Editoriales
Feijóo y el desplome de la izquierda
De celebrarse hoy las elecciones generales, el Partido Popular sería el más votado, con un 29,5 por ciento de los sufragios, y podría gobernar con Vox, formación que no sólo no pierde apoyos por el «efecto Feijóo», sino que incrementa sus expectativas de voto. Al menos, así se desprende de la última encuesta electoral elaborada por «NC Report» para LA RAZÓN, que, además del ascenso popular, confirma el desplome de los partidos del Gobierno, más acusado en el caso de Unidas Podemos, que llegarían a perder en conjunto más de un millón y medio de votantes y hasta 29 escaños.
Nada más significativo de la situación que describe el sondeo es el trasvase de más de 400.000 votos socialistas hacia las filas del PP, lo que demostraría, por un lado, el acierto de Alberto Núñez Feijóo al buscar espacios en el centro político, y el escaso efecto de la campaña gubernamental de fomentar el miedo a la ultraderecha, puesto que el trabajo de campo de la encuesta se ha llevado a cabo cuando los ciudadanos ya conocían el acuerdo de gobierno en Castilla y León, firmado entre el PP y Vox.
Por lo que respecta al resto de los partidos, no hay grandes cambios. Más País crecería hasta los cinco escaños, muy insuficientes para compensar el descenso de las izquierdas; ERC se dejaría un escaño, y el resto de las formaciones nacionalistas y regionalistas quedarían igual. Ciudadanos cae hasta un preocupante 3 por ciento de la intención de voto, que emigra en su mayor parte al Partido Popular, y queda abocado a convertirse en una fuerza extraparlamentaria. Por último, la formación de Santiago Abascal confirma que no sólo tiene una base firme de votantes, sino que el contingente de nuevos electores compensa con creces el número de los que vuelven a las filas populares.
En definitiva, la encuesta muestra a una opinión pública cada vez menos permeable a la propaganda triunfalista del Gobierno y a unos ciudadanos que acusan cada vez más el deterioro de la situación económica general, que comienzan a sufrir los efectos de la inflación en sus propios bolsillos y que demandan un cambio. En estas circunstancias, nada más lógico que suene bien un discurso moderado como el de Alberto Núñez Feijóo, cuya larga trayectoria política no produce el rechazo frentista que han venido alimentando la izquierda radical y los nacionalistas.
Es más, Unidas Podemos lleva a la abstención un porcentaje más alto de sus antiguos votantes –el 14 por ciento, para ser exactos– que los que se van a Más País, demostrando que la estrategia de la «alerta antifascista» ya no cala en unos electores muy desencantados con la trayectoria de sus representantes políticos, especialmente, los que ocupan cargos en el Gobierno. Porque la formación morada aún caería más, si sus confluencias catalana y gallega no aguantaran el tipo, como hasta ahora.
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