23-J

Los socios de Sánchez trabajan ya en hacer oposición a Feijóo

El PSOE ve un error el nuevo plebiscito sobre Sánchez. Más del 50% de los españoles cree que su etapa política ha acabado

OS PEARES (OURENSE), 06/07/2023.- El candidato del PP a las elecciones generales, Alberto Núñez Feijóo (c), con su madre Sira (2i), su hermana Micaela (i) su pareja Eva Cárdenas (2d) ante la casa familiar, en su pueblo natal, Os Peares, en Ourense, esta mañana en el comienzo de campaña para las elecciones en Ourense. EFE/Lavandeira jr
Feijóo comienza la campaña en su pueblo natal, Os Peares (Ourense)Lavandeira jrAgencia EFE

Detrás del último sondeo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), publicado como «calentamiento» de la campaña electoral que anoche se abrió oficialmente, el bloque de la derecha subiría el 23J hasta cinco puntos respecto a 2019. Mientras que la izquierda no conseguiría dar la vuelta a la mayoría absoluta de PP y Vox, que siguen por encima de los 176 escaños, aunque sí alivia su caída gracias a que logra captar voto independentista por las políticas que el Gobierno de coalición ha pactado con ERC para Cataluña. ERC, en ese sentido, sería otro de los damnificados de Pedro Sánchez, sin margen apenas ya de maniobra para recuperar espacio político, según el último sondeo de la Generalitat.

En la derecha la expectativa de victoria es tan alta que conlleva un riesgo de desmovilización y esto preocupa en el cuartel general del PP, aunque todavía no se haya detectado en los sondeos.

A dos semanas de la votación, la campaña del 23J arranca sin grandes novedades, con estabilidad en los alineamientos electorales, a pesar de esa ligera subida de la izquierda gracias al impulso que le han dado los pactos en gobiernos autonómicos y municipales entre los populares y Vox.

Las consultoras demoscópicas están detectando un creciente desinterés hacia la campaña electoral que se debe al cansancio, a la distracción que genera la etapa vacacional y también a que está consolidada la expectativa de cambio político.

Sin embargo, en las «cocinas» electorales de los partidos todavía cuentan con aprovechar estas dos semanas para desplegar sus últimos movimientos tácticos. Al PP le mueve el ansia de conseguir una mayoría lo suficientemente holgada como para gobernar en solitario. La información que les llega de Narciso Michavila, uno de sus gurús demoscópicos de referencia, es que las cuentas salen para que lleguen a los 160 escaños, aunque ésta es una cifra que no aparece en ninguno de los sondeos publicados.

Michavila fue también uno de los consejeros demoscópicos del PP en las elecciones del 28M, y el nivel de acierto de entonces aumenta la confianza actual de la dirección popular en un resultado que pueda estar por encima incluso de los mejores pronósticos.

Los estudios cualitativos indican, con bastante consenso, que el 50% de los españoles cree que Alberto Núñez Feijóo será el próximo presidente del Gobierno; mientras que el 60% está convencido de que Pedro Sánchez dejará de serlo tras el 23J.

En todo caso, el gran interrogante de esta campaña, salvo sorpresa mayúscula en las urnas, es si en el reparto de voto dentro del bloque del centro derecha el PP podrá gobernar en solitario o tendrá que ceder a un gobierno de coalición con Vox.

Esta última opción la siguen negando en Génova, donde están convencidos de que el millón de votantes de la izquierda que se pasa a la derecha es un cambio estructural, que no ha variado ni siquiera a pesar de los pactos con Vox, y que el contexto de campaña favorece que ese voto útil solo pueda crecer de aquí al día de la votación. Cuentan a su favor con la ayuda de Fernando López-Miras, presidente en funciones de la Región de Murcia, y que está dispuesto a resistir hasta al final la presión de Vox para cobrarse con sillones en el nuevo Ejecutivo regional los dos escaños que él necesita para su reelección como presidente autonómico.

Los números de los sondeos cualitativos confirman las sensaciones que priman en el PSOE: el problema de esta campaña vuelve a ser el liderazgo de Pedro Sánchez, con una mayoría superior al 50 por ciento de españoles que considera que ya ha terminado su etapa en política.

Como ya ocurrió en el 28M, de nuevo estas elecciones se presentan como un plebiscito sobre la figura del presidente del Gobierno. Y el balance de esta nueva ofensiva personalista de Sánchez indica a día de hoy que, en el mejor de los casos, atendiendo a los sondeos, el PSOE pueda alcanzar los cien escaños y aspirar a bloquear después del 23J.

Los socialistas son conscientes de que la posibilidad de formar un nuevo gobierno es remota. Necesitarían añadir a la coalición con Sumar el apoyo en positivo de las fuerzas independentistas vascas y catalanas, un sudoku imposible, aunque, si hay margen, Sánchez intentará cuadrarlo. Pero que repetir gobierno se vea muy difícil no quita para que tengan opciones de alcanzar al menos los cien escaños y estar en condiciones de bloquear la puesta en marcha de la nueva Legislatura. Los socios de investidura también trabajan ya con la oposición a Feijóo como escenario principal.

En todo caso, con los datos que hoy se manejan, es previsible que el 23J refuerce al bipartidismo. Abra una crisis en el PSOE. Y sea, además, el calentamiento de una nueva etapa económica en la que habrá que ajustarse a la decisión de Bruselas de limitar los estímulos y volver a los ajustes del gasto público. La Autoridad Fiscal acaba de advertir que el Estado incumplirá el déficit este año, pese a que la recaudación crezca un 7,5 por ciento. El organismo señala en su informe que el último decreto de prórroga de medidas de alivio por la guerra de Ucrania impide bajar el déficit al 3,9 por ciento, conforme a los comprometido. Ésta es la partida más importante que tendrá que resolver el próximo gobierno, y sus capacidades estarán muy condicionadas por estabilidad que le den o le nieguen las urnas.