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El instante de Isak Andic

Planeta Tierra

Ramón Tamames
Ramón Tamames Cristina BejaranoLa Razón

El domingo 24 de noviembre fui uno de los muchos que acudimos al ingreso de Javier Cercas en la Real Academia Española. Conocí personalmente al nuevo académico de quien hacía tiempo tenía muy leídos dos de sus escritos más difundidos: la formidable novela “Soldados de Salamina” y la posterior investigación “Anatomía de un instante”, sobre el asalto al Congreso de los Diputados del 23-F de 1981; cuando en un instante todo estuvo a punto de cambiar, y malograrse para la joven democracia española.

“Anatomía de un instante”, podría denominarse también al relato sobre una persona conocida y representativa, el empresario Isak Andic, que murió el pasado sábado 14, a mediodía, en el entorno de Monserrat próximo a Barcelona. En un área de senderismo en la que el menor descuido personal puede ser el origen de un accidente letal, como efectivamente sucedió con Isak. Andic, el mayor empresario de Cataluña, nacido en Estambul hace 71 años. Que se enamoró de Barcelona y se instaló en ella, creando la empresa Mango para acceder a lo más alto del ranking empresarial. Con 2.800 tiendas de ropa de moda de alta calidad en todo el mundo, la última en Nueva York; y con activos calculados en 4.500 millones de euros.

Una caída en el vacío de algo más de 100 metros, no dura más de dos o tres segundos. Un instante en el que Isak –como dicen que sucede— debió repasar, a velocidad de la luz, toda su vida y sus proyectos vitales pendientes.

Una honda tristeza conmovió a España entera, por la pérdida de un hombre que valoró su vida, en un país que lo acogió y que él supo honrar. Llegando a “tocar el cielo”, con la admiración de todos por su buen hacer.

Descanse en paz Isak Andic.