Felipe VI

Felipe VI abre la legislatura más convulsa

La fragmentación del hemiciclo vaticina un curso político de futuro incierto, ya no solo por el número de actores sino por los intereses de cada uno de ellos

Un Parlamento más fragmentado que nunca, el estreno de un Gobierno de coalición y una oposición dispuesta a realizar un duro marcaje. Estas son las señas de identidad de la XIV Legislatura que hoy echa oficialmente a rodar con la sesión solemne de apertura que preside Felipe VI, acompañado por la Reina Letizia, la Princesa Leonor y la Infanta Sofía. Será la segunda ocasión en la que el Monarca encabece un acto de este tipo en sus cinco años y medio de reinado, durante los que se han ido sucediendo cinco legislaturas, dos de ellas fallidas.

El objetivo del Ejecutivo es cumplir los deseados 1.400 días que Pedro Sánchez ha estimado que pretende situarse al frente de La Moncloa, una misión nada fácil. Con una sopa de siglas sin precedentes –en la Cámara Baja estarán representados más de 16 partidos–, el consenso se antoja una misión imposible. La fragmentación, la mayor de la democracia, vaticina una legislatura de futuro incierto, ya no solo por el número de actores, también por los intereses cruzados y particulares de cada uno de ellos.

El primer gran reto serán los Presupuestos Generales del Estado, piedra angular de cualquier gobierno. En un hemiciclo en el que nadan los nacionalismos, los regionalismos e incluso los localismos, el precio de cada voto en un debate presupuestario puede alcanzar cotas nunca antes vistas. A ello hay que añadir la dialéctica de bloques incluida en el debate: o eres del PSOE y Unidas Podemos, es decir, izquierda o contra el gobierno, y de derechas.

Todos estos ingredientes no ayudan al consenso. El pleno de debate de investidura, que se celebró el pasado mes de enero en medio de las vacaciones de Navidad, fue un termómetro del ambiente de crispación que se respira en la Cámara y que amenaza con asentarse en el hemiciclo. De ser así, la dificultad para llegar a acuerdos y aprobar las necesarias reformas que necesita España se prevé complicado. A ello hay que sumar la crispación en la calle, donde el sector agrario está en pie de guerra, así como la tensión con algunos gobiernos autonómico por la negativa del Ejecutivo a abonar la liquidación del IVA pendiente de diciembre del 2017. Y, especialmente, las dificultades en torno al funcionamiento del primer gobierno de coalición.