Terrorismo

Lobos solitarios y radicalización de las cárceles, peligros yihadistas para España en 2021

El Estado puede consolidar su posición de preminencia frente a Al Qaeda este año

Ibrahim Hashimi, cabecilla del Estado Islámico
Ibrahim Hashimi, cabecilla del Estado Islámicolarazon

2021 se configura como un año de consolidación para el Estado Islámico (Isis, Daesh) en el que, según expertos consultados por LA RAZÓN, se redoblaran las amenazas en las distintas zonas en las que opera. Tratará, asimismo, de consolidar las “acciones exteriores” contra occidente, aspecto en el que debe incluirse a España. Las amenazas que durante el año pasado han conseguido abortar nuestras Fuerzas de Seguridad son un anticipo de lo que puede ocurrir a lo largo de los próximos 12 meses.

La banda que encabeza Ibrahim Hashimi, frente a lo que ocurre con Al Qaeda, cuyo liderazgo está en cuestión ante los rumores, no confirmados, de la muerte de su cabecilla, Ayman Al Zawahiri, ha demostrado su capacidad diversificar su estrategia según las circunstancias y lugares en los que pretende atacar. El reciente atentado perpetrado en Niza, por un yihadista tunecino que había llegado a Europa como inmigrante ilegal y que, según todos los indicios, venía con el objetivo marcado, es una prueba de esa flexibilidad.

Por lo que respecta a nuestro país, la principal amenaza puede llegar a través de la acción de los actores, lobos, solitarios, aunque no se puede descartar la formación de células, como la que actuó en Cataluña en el verano de 2017.

A diferencia de otros países, las autoridades españolas no facilitan datos del número de objetivos que están fichados como potencialmente peligrosos; cabe pensar que representarán una cifra apreciable si se compara con lo que ocurre en las naciones e nuestro entorno, como Francia, Bélgica, Alemania e Inglaterra.

Con todo, uno de los asuntos más preocupantes que deben ser tenido en cuenta es el del “frente de cárceles”. El Isis, dentro de su estrategia de “derribar los muros”, logró el año pasado un notable éxito con el ataques a sendas prisiones en el Congo y Afganistán (liberaron a 1.200 de los suyos), un asunto que ha pasado desapercibido a la opinión pública pero que supone un refuerzo de la moral de los yihadistas encarcelados, donde prosiguen las labores de radicalización, y sobre todo para la cúpula de la organización criminal.

El portavoz de la banda, Abu Hamza Al-Qurashi, había avanzado el asunto de los presos como prioritario: había que liberar a los encarcelados, pero mientras no se consiguiera, los reclusos se debían mantener firmes y proseguir las labores de captación y radicalización.

Además, Isis ha logrado marcar la diferencia con Al Qaeda, ya que logró liberar a los presos por la fuerza y no mediante negociaciones a cambio de secuestrados, como ocurrió en Mali. El mensaje está claro: nosotros imponemos, vosotros tenéis que dialogar.

El asalto a las prisiones de Kangbay (Congo) y Nangarhar (Afganistán) contrasta con lo ocurrido recientemente en Mali. Cuatro rehenes a cambio de más de 200 terroristas, entre ellos los autores de varios atentados en los que fueron asesinadas decenas de personas. Y una importante cantidad de dinero. Lo que se presentó como un gran éxito quedó opacado por los referidos asaltos armados.

España realiza una intensa vigilancia en las prisiones en las que se encuentran yihadistas y, fruto de ello, han sido las operaciones desarrolladas estos años, la última hace unos días en la cárcel de Las Palmas, cuando la Guardia Civil detectó que uno de los reclusos preparaba atentados para cuando saliera en libertad.

Existe siempre el peligro latente de que los yihadistas intenten cometer grandes atentados, entre ellos con la utilización de sustancias químicas, pero no existen datos concretos que corroboren esta amenaza de forma fehaciente.