Agresión sexual

«Hay miedo en Canarias: es una cuestión de seguridad»

La detención de cuatro magrebíes acusados de una violación grupal en una zona turística de Gran Canaria dispara la alarma social y el estigma hacia los inmigrantes

Tres inmigrantes descansan en la playa de las Alcaravaneras, en Las Palmas de Gran Canaria
Tres inmigrantes descansan en la playa de las Alcaravaneras, en Las Palmas de Gran CanariaQuique CurbeloEFE

La presión migratoria en las islas convive desde hace meses con la crispación social. La gota que ha colmado el vaso ha sido la reciente detención de cuatro inmigrantes por una presunta agresión sexual a una joven residente en el sur de la isla.

Félix Alonso preside la agrupación ciudadana Foro por La Isleta, que abarca varias asociaciones culturales y deportivas de uno de los barrios más populares de Las Palmas de Gran Canaria: La Isleta. Un barrio que nació al amparo del Puerto, que ha abrazado históricamente a la inmigración y la multiculturalidad gracias a su actividad portuaria y a su propio origen emigrante. Una normal convivencia entre la población local y los recién llegados. Pero, ¿por qué el ambiente se ha alterado? Félix lo tiene claro. La falta de gestión y transparencia de las autoridades.

Esta zona de la capital grancanaria queda muy lejos de donde sucedieron los hechos, pero los ecos llegan hasta aquí. Quizás porque este barrio acoge uno de los campamentos de migrantes que hay en la isla: el Canarias 50. Un albergue que cuenta con aproximadamente 400 personas, pero con capacidad para acoger hasta a 1.200 inmigrantes. Personas que pueden moverse con total libertad, porque llegar a un país de forma irregular no es ningún delito.

Hablamos con él tras conocerse esta detención. «El ambiente es de mucha preocupación, pero no mezclemos esto con el racismo, no tiene que ver con la nacionalidad de estas personas, es más una cuestión de seguridad. La gente está enfadada porque no se están buscando soluciones. Cuando se habla de una violación, es lógico que haya cierta preocupación, pero una violación no depende de una nacionalidad. Lo que pasa es que la inmigración ahora es noticia, cuando ocurre algo que hacen estas personas, la prensa lo saca, y eso calienta más los ánimos».

Carteles en recuerdo de Ahmed, un magrebí de 19 años que dormía en la calle y falleció el lunes
Carteles en recuerdo de Ahmed, un magrebí de 19 años que dormía en la calle y falleció el lunesQuique CurbeloEFE

Esto ha ocurrido –dice– en el momento de mayor presión migratoria del archipiélago y favorece que la gente diga: «Mira, una vez más, son los inmigrantes que están aquí».

Momentos de «tensión»

El pasado jueves le llamaron unos vecinos para contarle un incidente en calles de La Isleta. «Hubo un momento de tensión porque un inmigrante que bajaba del campamento Canarias 50 iba caminando detrás de una chica que salía del instituto. El chico no había hecho nada, a lo mejor le iba a decir algo o no, no lo sabemos, pero como lo podría haber hecho cualquier joven canario, pero ese momento, sin haber un acto delictivo de por medio, produjo una alarma en el portero del instituto, en los vecinos, y en la propia chica», cuenta a LA RAZÓN.

Félix lleva tiempo trabajando a favor de la integración y la acogida digna de estas personas. Y eso se nota en sus palabras. De hecho, este viernes organizó, junto al resto de asociaciones del Foro por La Isleta un acto abierto a los vecinos y a los políticos locales para debatir sobre la inmigración.

«Los políticos han cargado en nosotros, los ciudadanos, la responsabilidad para resolver esto. Un barrio que, de por sí, tiene sus propios problemas de falta de empleo y servicios sociales». Es algo «continúa» que no nos corresponde, pero lo estamos haciendo».

Mientras tanto, desde hace varios días, un total de 46 inmigrantes continúan fuera del campamento Canarias 50 después de haber participado en unos altercados dentro de las instalaciones. Cruz Roja no ha querido readmitirlos puesto que considera que podría poner en riesgo la estabilidad del resto del grupo. Aunque la institución no ha informado de qué es lo que lo suscitó, para el responsable de la asociación vecinal se trató de «problemas de convivencia entre ellos».

«Ahora están sin alimentos y sin cobijo deambulando por el barrio y haciendo asentamientos en El Confital (una de las playas de la capital). Hemos pedido varias veces a las autoridades que nos den una respuesta, pero al no tenerlas nos hemos tenido que organizar entre nosotros, y uno de los párrocos, para darles una atención digna».

«No sé a qué se está esperando las autoridades, al final acabarán deportándolos, pero antes tienen que pasar por un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), donde el aforo se ha reducido a raíz de la pandemia».

En este barrio hubo hace unos meses manifestaciones, escasas, pero que se oponían a la permanencia de inmigrantes en la zona, incluso acogidos en el campamento. Unas movilizaciones con las que Félix y las asociaciones que reúne nunca estuvieron de acuerdo, pero que intenta explicarnos. «El espacio que ha sido ocupado ahora por los inmigrantes estaba a punto de ser entregado al barrio para dar respuesta a las necesidades vecinales, después de años de espera. La Isleta es un barrio de alta densidad de población, con casas antiguas y con muy pocas zonas verdes».

Crispación entre los vecinos

La llegada de pateras a las costas canarias ha sido una constante desde hace más de dos décadas, con momentos de mayor presión migratoria, como en la crisis de los cayucos del año 2006, y ahora, con una nueva oleada de barquillas. Pero este año, marcado por la pandemia del coronavirus y la crisis económica, ha levantado momentos de crispación entre algunos vecinos.

La emergencia sanitaria, el cero turístico y la economía canaria sumida en el ERTE, con casi 80.000 trabajadores bajo esa protección, están propiciando mayores tensiones sociales en el archipiélago.

La presión migratoria sobre las islas se estabiliza

Después de un final de 2020 dramático, con miles de cayucos llegando a las costas de las Islas Canarias, la presión migratoria parece que va estabilizándose y en la última quincena del pasado febrero únicamente llegaron a las islas 120 personas, frente a las 1.069 que se contabilizaron en los primeros 15 días del año. Sin embargo, estas cifras siguen siendo superiores a las del pasado año. Así, entre el 1 de enero y el 28 de febrero arribaron al archipiélago un total de 2341 inmigrantes, frente a los 1.103 del mismo periodo de 2020, lo que supone 1.238 personas más (un 112 por ciento más). Y lo hicieron a bordo de 63 embarcaciones, 26 más.

A nivel nacional, la llegada de inmigrantes ha descendido un 4,6 por ciento, pasando de 4.428 personas que arribaron por vía marítima y terrestre en 2020 a 4.226.