Regreso sorpresa

La ex consellera Serret no consultó a Puigdemont su vuelta a España

“Han pasado juntos cumpleaños, navidades, momentos muy duros, y que se tenga que enterar por la prensa...”, lamentan en el entorno del ex president

La ex consellera Meritxell Serret, en el recibimiento que le hizo su municipio, Vallfogona de Balaguer (Lérida), tras su regreso
La ex consellera Meritxell Serret, en el recibimiento que le hizo su municipio, Vallfogona de Balaguer (Lérida), tras su regresoSANTI IGLESIASEFE

El sorpresivo regreso a España de la ex consejera Meritxell Serret para ponerse a disposición del juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena –que la procesó en marzo de 2018 por malversación y desobediencia por su papel en el «procés»– ha pillado desprevenido a Carles Puigdemont, a quien según fuentes del entorno del ex presidente de la Generalitat ni siquiera consultó su decisión.

Según esas mismas fuentes, el líder independentista tiene motivos sobrados para sentirse decepcionado. Al igual que otros ex consellers, Serret huyó con Puigdemont a Bélgica en octubre de 2017 tras ser cesado el Govern por la aplicación del 155 y sorteando así la inminente citación judicial en la Audiencia Nacional.

Y en estos casi tres años y medio, los lazos personales entre los políticos independentistas refugiados en Bruselas se han estrechado, recalcan. «Han pasado cumpleaños juntos, navidades, momentos muy duros, y que se tenga que enterar por la prensa...», afirman respecto a la repentina vuelta a España de Serret. Un cambio de estrategia que también ha sorprendido al ex conseller Lluís Puig, que «ha sido su paño de lágrimas durante estos años».

Pero pese a esa cercanía, en el entorno del ex president admiten que Puigdemont no tenía en este momento «ninguna certeza» de que Serret había decidido volver para saldar cuentas con la Justicia española. Una decisión que achacan sobre todo a una estrategia política –que encuadran en el tira y afloja entre ERC y JxCat–, pues la ex consejera de Ganadería, Agricultura y Pesca está dispuesta a recoger su acta de diputada en el Parlament, que se constituye hoy mismo, pues resultó elegida como número dos de ERC por Lérida. «Es una decisión política», recalcan.

Y es que en cierta manera Puigdemont y los consellers huidos son conscientes de que el plan político que se esgrimió para explicar su huida –que los fugados, con el ex president a la cabeza, salían de España para defender el independentismo fuera de nuestras fronteras y, sobre todo, en el corazón de la Unión Europea– se resquebraja con el paso atrás de Serret, pese a su más que evidente perfil bajo entre los huidos.

Dejó al abogado de Puigdemont hace un mes

No obstante, Serret había lanzado una señal. Días antes de las elecciones catalanas dejó de defenderla el también abogado de Puigdemont Gonzalo Boye y confió su estrategia procesal al letrado Iñigo Iruin, histórico defensor de presos de ETA y que actualmente defiende, entre otros, a «Josu Ternera»

«Lo que no se entiende es el momento elegido. Podía haber vuelto desde que salió la sentencia», apuntan. Y, ciertamente, su situación procesal no tiene nada que ver con la de Puigdemont. Dado que en la sentencia del «procés» no se dio por acreditado que desde su consejería se malversara dinero público para el 1-O, el juez Llarena únicamente le imputa ahora un delito de desobediencia, que no lleva aparejada pena de prisión, sino de inhabilitación.

De hecho, tras comparecer ante el instructor Serret quedó ayer en libertad a la espera de que Llarena le comunique formalmente su procesamiento el próximo 8 de abril. Únicamente ha tenido que facilitar al Supremo un domicilio y un teléfono y comprometerse a comparecer cada vez que sea requerida.

Pero Puigdemont, ya con su inmunidad suspendida y pendiente de la decisión de la Justicia belga sobre su entrega a España, no se plantea regresar y está dispuesto a jugárselo todo a la resolución de la OEDE.