Tragedia

“Estaba colgado de un cable, ya no respiraba, le cogí y comencé a reanimarle. Tan solo tenía 27 años”

Yassin relata a LA RAZÓN cómo socorrió al joven inmigrante que quiso ahorcarse en la playa de El Tarajal, en Ceuta: “Estos jóvenes son víctimas de las falsas promesas de Marruecos. La vida aquí no es como te la cuentan al otro lado de la frontera”

Al filo del mediodía unos gritos alertaron a Yassin. Este joven ceutí de 29 años, que conducía su furgoneta de reparto cerca de la playa de El Tarajal, no dudó en bajarse y acudir rápido a la llamada de un chico que pedía ayuda desesperado. Apuntaba a la playa, debajo del paseo marítimo. Un joven inmigrante de 27 años se había colgado de un cable. «Cuando llegamos ya no respiraba, tenía los ojos idos», explicó a LA RAZÓN todavía en estado de «shock» mientras relata lo vivido. Entre los dos ceutíes consiguieron descolgarle, pero «no encontraba el pulso, uno le sujetaba mientras otro tratada de cortar el cable como podíamos. Una vez descolgado comenzamos a tratar de reanimarle, pero no respondía».

Pronto llegó la Policía y los servicios sanitarios y comenzaron con sus maniobras de resucitación. El inmigrante comenzó a convulsionar. Los vecinos de la zona comenzaban a amontonarse en la barandilla: «Se ha intentado suicidar, esto es culpa de las falsas promesas que les hacen en Marruecos. Les dicen que vengan aquí, a Ceuta, porque tendrán trabajo y pronto podrán viajar a Europa, pero cuando llegan se encuentran con que no es así, no tienen dinero, no tienen nada. Muchos no pueden con ello y pasan cosas así», relata Yassin, que todavía no se cree lo que ha vivido.

La Policía Nacional primero y los servicios de emergencia después han conseguido reanimarle
La Policía Nacional primero y los servicios de emergencia después han conseguido reanimarleAlberto R. RoldánLa Razón

Al cabo de media hora consiguieron estabilizar al joven suicida, a quien introdujeron en una ambulancia para llevarle al Hospital Universitario de Ceuta. En el traslado también participó el Servicio de Extinción de Incendios y Salvamento, ya que la zona era de complejo acceso para el traslado de la camilla.

La Policía Nacional primero y los servicios de emergencia después han conseguido reanimarle
La Policía Nacional primero y los servicios de emergencia después han conseguido reanimarleAlberto R. RoldánLa Razón

Al parecer, se trataría de una de las miles de personas que atravesaron la frontera a nado esta semana, alentados por el país vecino como modo de presión a España. Yassin, que hasta el último momento estuvo sujetando el suero que le pusieron al joven, seguía impactado: «Esta pobre gente son víctimas, imagínate la desesperación que tienen para hacer esto, querer quitarse la vida. Yo la verdad es que es la primera vez que me encuentro con una situación así. Es cierto que a veces aparecen cadáveres flotando en el mar, pero un suicidio, nunca lo había visto». Mohamed, que observa la escena con preocupación, cuenta que es «una lástima lo que ocurre con estos chicos, se les está utilizando con fines políticos». Este hombre de mediana edad, que reside en las proximidades de El Tarajal y que como cada día había bajado a dar un paseo por la zona marítima, lamenta que esta escena «me duele, pero no me sorprende». Él ya ha visto varios cadáveres flotando en el mar: «Si es que los pobres no saben ni nadar, el otro día vi a uno que se había hecho un flotador con botellas de plástico. Su desesperación es tan grande que hacen lo que sea para cruzar la frontera, aunque luego no encuentren lo que se esperaban». Yassin, que se dispone a recoger su furgoneta para volver al trabajo, se siente orgulloso de haber salvado la vida al joven, pero le preocupa que «éste no sea el último».