Búsqueda

Así funciona el “Liropus”, el robot submarino que ha encontrado a una de las niñas desaparecidas en Tenerife

El aparato tecnológico, abordo del buque “Ángeles Alvariño”, permite detectar “anomalías” en el fondo marino, algo complejo tratándose de un fondo volcánico, muy rocoso y especialmente abrupto

El buque oceanográfico "Ángeles Alvariño" dotado con un sonar de barrido lateral
El buque oceanográfico "Ángeles Alvariño" dotado con un sonar de barrido lateralMiguel BarretoEFE

A poco más de un mes sin noticias de las pequeñas de uno y seis años respectivamente que desaparecieron junto a su padre Tomás Gimeno, hoy se ha confirmado la peor de las sospechas: la aparición de un cuerpo sumergido que podría corresponder a Olivia, la mayor de las niñas.

Aunque desde el primer día se buscaba en el mar, concretamente en la costa este de la isla, ahora se ha estado haciendo más a fondo “barriendo” las profundidades en busca de esos petates que Tomás portaba en la barca el día que desapareció y que pudo haber tirado al mar, lo que se habría confirmado hoy. Lo hacen gracias a un buque del Instituto Español de Oceanografía (IEO) equipado con un sonar de barrido lateral y un robot submarino, el buque “Ángeles Alvariño”.

Barrido lateral

El aparato tecnológico permite detectar “anomalías” en el fondo marino, algo complejo tratándose de un fondo volcánico, muy rocoso y especialmente abrupto. En teoría, durante sus barridos laterales detecta objetos “no compatibles” con la orografía marina y emite una señal. El robot permite fotografiar imágenes en directo de la alerta para poder determinar los expertos si es de interés o no para la investigación que nos ocupa, ya que puede haber multitud de residuos que respondan a este sensor.

El robot, llamado “Liropus”, puede sumergirse hasta a 2.000 metros de profundidad, pesa unos 500 kilos y ha costado alrededor de 1,5 millones de euros. La previsión es que comience por la Marina del Puerto de Santa Cruz, donde se vio por última vez a Tomás cargando su barca sin las niñas el día de la desaparición. Desde ahí, irán bajando hacia el sur y a la isla de La Gomera, siguiendo la dirección de las corrientes marinas de la zona.

El buque, operado por el Instituto Español de Oceanografía (IEO), está realizando una progresión ladder, o en cuadro, con un rumbo fijo y su inverso, para realizar el barrido desde una distancia de la costa hasta la distancia máxima requerida.

La zona del barrido, acordada por Guardia Civil y personal del buque, es la delimitada por el geoposicionamiento del móvil de Tomás Gimeno, quien se hizo a la mar en dos ocasiones en la noche del 27 de abril, cuando se le perdió el rastro.

El buque está en constante funcionamiento, las 24 horas del día, en busca de alguno de los objetos que Tomás Gimeno subió a la lancha la noche de la desaparición, pero que posteriormente, cuando la lancha apareció a la deriva frente a las costas de Güimar, no se encontraban en la misma.

Sin embargo, las labores de búsqueda están resultando muy complicadas ya que la zona donde se realiza la búsqueda es rocosa y está llena de precipicios.