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La desesperada carta de la madre de las niñas desaparecidas de Tenerife: “Tomy, sé que nos quieres, no alargues la tortura”

Beatriz Zimmermann implora a Tomás Gimeno que piense como padre qué necesitan sus hijas y que regrese con ellas

Beatriz Zimmermann escribe una carta a Tomás Gimeno para que le devuelva a las niñas
Beatriz Zimmermann escribe una carta a Tomás Gimeno para que le devuelva a las niñasLa Razón

La búsqueda de Ana y Olivia, de 1 y 6 años, desaparecidas el pasado 27 de abril en Tenerife, está a punto de cumplir un mes y todas las pruebas parecen indicar que la solución está en el fondo del mar, a unos 45 minutos de navegación del puerto deportivo Marina Tenerife, del que Tomás Antonio Gimeno partió con un barco cargado de maletas, bolsas de ropa, juguetes e incluso la sillita de bebé del coche.

El rastreo de la finca ubicada en La Candelaria (Santa Cruz de Tenerife) del padre de Anna y Olivia concluyó la semana pasada sin indicio alguno de las niñas. La casa estaba muy desordenada, sucia, con un jardín muy descuidado, pero los perros de la Guardia Civil no encontraron restos biológicos y no había señales de violencia. Nada. En la lancha, tampoco.

Ahora, toda la investigación se centrará en el mar, donde un robot comenzará a rastrear el fondo en buscar de los bultos que el padre de Anna y Olivia cargó en su barco antes de zarpar.

Con el paso de los días, lo que comenzó como una investigación por secuestro, parece derivar en un caso de asesinato. Tomás Antonio llamó a Beatriz Zimmermann para decirle que nunca más vería a las niñas ni tampoco a él. La tarde de la desaparición, el padre de las menores desaparecidasvisitó a sus padres y su despedida fue bastante inusual, con un abrazo prolongado, como si no fuera a verles en mucho tiempo. Antes de su desaparición, se encargó de repartir entre sus seres queridos su “herencia”. Regaló una moto, dejó su perro en casa de sus padres y le envió un sobre de dinero con “miles de euros” a su novia.

En este punto, Beatriz continúa aferrándose a la esperanza de que todo se trate de un señuelo, una forma de intentar despistar a los investigadores para poder huir y quedar impune. La madre de Anna y Olivia continúa luchando contra toda lógica. Ha publicado vídeos e imágenes de las niñas y de Tomás, para ver si alguien las había visto y pudiera aportar alguna pista. También para que fueran difundidas y sus fotos dieran la vuelta al mundo. Nada de esto ha dado resultado y Beatriz ha querido dirigirse a Tomás para hacerle recapacitar, para que piense como padre en lo que más le interesa a sus hijas, para dejarle claro que pase lo que pase él seguirá siendo el padre de las niñas, que eso nadie podrá cambiarlo.

Por ello, la madre de las niñas desaparecidas de Tenerife decidió escribirle una carta, que publicó en el perfil de Instagram en el que comparte todas las imágenes y vídeos de Anna y Olivia. El texto es directo, para tratar de llegar a su corazón, en el que habla de ellos, de su relación, de las niñas, de sus obligaciones como padres y en el que se refiere a él de forma cariñosa: “Tomy, te escribo esta carta porque necesito que pienses con el corazón y no con la mente. Y lamentablemente el único medio es este. No sé dónde están. Sólo sé que tenemos un gran amor en común: nuestras hijas. Sé que las quieres más que a ti mismo. Sé que jamás les harías daño, he defendido eso siempre y nunca lo he puesto en duda”.

Beatriz trata de aplacar sus celos y su forma de ver la ruptura de la relación para dejar claro que aunque lo suyo acabara, lo importante es el fruto de su historia de amor: “Lo nuestro no funcionó por diversas razones, pero eso no significa que nos tengamos que hacer tanto daño y sé que deseas lo mejor para ellas. Olivia y Anna es lo más bonito que nos ha pasado y siempre estaremos unidos por ellas. Ambas nos quieren y necesitan Tomy, a los dos”.

Por ello, insiste, “sé que las adoras, que quieres darles lo mejor. Necesitarán a su padre y a su madre. Nos necesitan fuertes y unidos durante los buenos y malos momentos que les tocará vivir. No se trata de nosotros Tomy, se trata de ellas. Míralas, tú que puedes... acarícialas, bríndales el amor que siempre vieron en ti, no les falles, sé que lucharás por darles la mejor vida al igual que yo. Pero no les arrebates el derecho que tienen de disfrutar del amor de una madre”.

Beatriz apela a la importancia de pensar en el interés de las niñas antes de en los suyos, le pide generosidad y compasión: “Esto va más allá de lo que haya pasado entre tú y yo. Te pido por favor que no te mires a ti... que no me mires a mi... que las mires a ellas. Nos reclaman como padres. Nadie ocupará tu lugar de padre, nadie podrá ocupar mi lugar de madre. Fue una creación de ambos. Ni yo tengo derecho a quitarte el enorme placer de tenerlas a tu lado, ni tu quitarme ese derecho y deber que tengo como madre con ellas. Me necesitan Tomy. Vuelve. Vuelve con ellas”.

“Lo peor que puede pasarle a un hijo es que lo alejen involuntariamente del amor de sus padres. Las espero con los brazos y el corazón abiertos. No mires el mundo adulto, míralas a ellas, desde su mundo de niñas pequeñas y frágiles, confundidas y tristes. Sólo tú puedes ayudarlas a volver a mis brazos, aparte de los tuyos”, añade.

Beatriz le recuerda que “queríamos darles la mejor vida, la que las haga más felices, con ambos cerca de ellas siempre. Sólo te pido que las mires... sólo un breve momento y como padre te preguntes: ¿qué es lo que ellas más necesitan ahora mismo? Sabes la respuesta. No pienses en mi... ni en ti... sólo en ellas. No alargues la tortura, todos estamos sufriendo. Sé que no quieres”.