Coalición

Sánchez oculta a Podemos la crisis de Gobierno

Los morados aseguran que el presidente no ha tratado con Yolanda Díaz el alcance de la remodelación del Gobierno y recuerdan que cualquier reestructuración debe renegociarse en base al pacto de coalición

Pedro Sánchez, durante su visita a las tropas españolas desplegadas en Letonia
Pedro Sánchez, durante su visita a las tropas españolas desplegadas en LetoniaValda KalninaEFE

En Moncloa todos los ministros asumen ya con sus equipos más cercanos que Pedro Sánchez acometerá de manera inminente una crisis de Gobierno de calado.

La incertidumbre se cierne sobre todas las carteras, aunque en parte de ellas, en especial la cuota morada, todavía se trabaja a ciegas con la hipótesis de esta remodelación del Ejecutivo y, según deslizan, se han enterado por los medios de comunicación.

Aunque dan por seguro que tendrá lugar. Hasta ahora, en el año y seis meses de legislatura, el presidente del Gobierno solo ha acometido los cambios quirúrgicos necesarios tras la salida del ministro de Sanidad, Salvador Illa y del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias para liderar candidaturas autonómicas en Cataluña y en Madrid, respectivamente.

Con el futuro cambio, Sánchez espera dar el impulso político necesario a su Gabinete para agotar la legislatura, una vez que los indultos son una realidad, los cuales dan oxígeno a un camino parlamentario menos arduo en el Congreso con sus socios.

Sobre el futuro adelgazamiento de la administración, fuentes de Unidas Podemos confirman a este diario que, hasta el momento, en las reuniones entre el presidente y la vicepresidenta tercera, «Sánchez no ha sacado el tema de la remodelación. Se ven todas las semanas y no le ha dicho nada», zanjan para asegurar que los ministros morados continúan centrados en su trabajo diario a la espera de una confirmación oficial sobre el cambio del Ejecutivo.

Ante una eventual remodelación, entre los ministros de Podemos es el titular de Consumo el que concentra todas las quinielas de salida ante la posibilidad de que pudiese liderar Podemos en Andalucía. Pero en el partido, al igual que niegan conocer los planes de Sánchez, rechazan que exista una propuesta en firme para que el líder de IU abandone Moncloa.

De igual modo, Alberto Garzón ha descartado que entre sus planes se encuentre la posibilidad de viajar al sur para reflotar un partido tocado tras la salida de Teresa Rodríguez.

Cuando llegue el momento, en Podemos aseguran que habrá acuerdo con una propuesta en firme, pero miran al protocolo de convivencia firmado entre PSOE y Unidas Podemos al inicio de la legislatura en el que queda reflejado que en caso de reestructuración «se mantendrá el número de áreas gestionadas por el PSOE y Unidas Podemos y su peso relativo en los términos acordados». En caso de una remodelación de mayor alcance, ambas partes deberán abordar la cuestión.

En Moncloa guardan con máximo hermetismo los cambios en el Gabinete. Tras adelantar este diario los planes del presidente, se imprimió más cautela si cabe al proceso, en el que se va avanzando en privado y en un rigurosísimo núcleo de confianza.

Pedro Sánchez se ha limitado a explicitar públicamente que «no está entre sus prioridades» la remodelación y en forma de confirmación tácita, desde la Secretaría de Estado de Comunicación se precisó que era una competencia que solo le correspondía al presidente. Pero algunos datos sí se han ido deslizando, como que la continuidad de Carmen Calvo está en entredicho, tal como publicara también LA RAZÓN.

La vicepresidenta primera no seguirá al frente de sus responsabilidades en la nueva etapa y el próximo martes tendrá una suerte de «despedida» con la aprobación de la Ley de Memoria Democrática. Una norma de importante calado.

El secreto que se impone es todavía mayor en lo que respecta a Unidas Podemos. El socio de coalición no ha entrado en el estado de nervios e interinidad que ya recorre a la mayoría de ministerios y cargos socialistas.

El hecho de que la remodelación vaya a ser «estructural», afectando a la espina dorsal del Gabinete e incluyendo una reestructuración de las competencias de ciertas carteras ha hecho que algunos de sus titulares hayan pisado el acelerador o ralentizado –en función del coste político– las reformas que tenían pendientes con otros actores.

En la parte socialista solo se apunta que cualquier cambio que afecte a la cuota morada, como un adelgazamiento de la estructura del Consejo de Ministros, que se da por hecho, deberá ser «renegociada» con Yolanda Díaz para mantener el equilibrio de fuerzas que se pactó en el acuerdo de coalición. La atención se dirige sobre las carteras moradas porque fueron las que se desgajaron para dar cabida a Podemos en el Gabinete. Es el caso, por ejemplo, de Universidades y Consumo. En todo caso, en el Ejecutivo reconocen que la convivencia interna en la coalición ha mejorado notablemente desde la salida de Iglesias.

Tensiones internas

La relación con Yolanda Díaz, con quien se retomó el contacto perdido con ex vicepresidente, es fluida. Sin embargo, siguen vigentes las tensiones que han protagonizado la relación hasta ahora. Especialmente en el ámbito económico, ahora que se comienza a vislumbrar la recuperación.

Varias son las cuestiones que enrarecen el clima, tales como la ley de vivienda que no llega a ver la luz y que ya ha obligado a abordar una nueva prórroga del escudo social contra los desahucios ante tal demora. También la subida del Salario Mínimo enfrenta a las dos almas del Ejecutivo, mientras que Podemos presiona para subirlo ya, en la parte socialista no se prevé ningún movimiento este 2021. Y la otra pata es la reforma fiscal de los Presupuestos y cómo deben ir orientados esos impuestos.