Perfil

Inés Arrimadas: Una mujer entre hombres

Tras las dificultades pudo tirar la toalla, pero dice que nunca se le pasó por la cabeza y quiere seguir adelante

Inés Arrimadas
Inés ArrimadasPlatónIlustración

Asumió el liderazgo de un partido en ruina electoral y embarazada. Aquel once de noviembre de 2019, cuando Albert Rivera anunció su salida de la política, quedó grabado para siempre en la mente de Inés Arrimadas. Habían sido íntimos amigos, estrechos colaboradores y cómplices de muchas cosas. Ella era su lideresa en Cataluña y como tal logró vencer al nacionalismo. Pero luego el destino se torció y Ciudadanos, un día de gran esperanza blanca, quedó sumido en pedazos. Fue entonces cuando Inés, a punto de dar a luz a su primer hijo, decidió ir a por todas y tomar las riendas del partido naranja.

El camino estaba lleno de espinas, pero esta joven jerezana, catalana de adopción, afrontó deslealtades, conatos de rebelión interna, deserciones y consiguió, con tan solo diez escaños, no ser irrelevante en el Congreso de los Diputados. Ahora, tras la Convención política de Cs este fin de semana, Inés se erige en heroína del liberalismo y busca recuperar el voto del desencanto y la abstención: «Todavía siguen ahí los que dejaron de votarnos», asegura la dirigente naranja.

El mes de julio es de buen recuerdo para Inés Arrimadas García. Hace ahora cinco años que contrajo matrimonio con Xavier Cimá, antiguo militante de Convergencia y concejal en el Ayuntamiento de Ripoll. Se cruzaron un día por los pasillos del Parlament de Cataluña y tuvieron un flechazo. Se casaron un caluroso día de verano en las Bodegas de la Hacienda Vistahermosa, en Jérez de la Frontera, tierra natal de Inés. Aquel día, la lideresa naranja lució radiante con un precioso vestido blanco en guipur y chantilly, velo de tul cristal y adornos de encaje.

Curiosamente no asistió Rivera por problemas de agenda y muchos de sus entonces compañeros ya no están en Ciudadanos. Las diferencias políticas de la pareja nunca fueron un estorbo y tras la deriva separatista de Artur Mas, el marido de Inés abandonó el partido, se vino a Madrid y hoy es asesor de una conocida consultora. Ello suscitó la decisión de dejar Cataluña y venir ella también a la capital del Reino dónde inició su camino político en la esfera nacional. La posterior debacle electoral provocó la dimisión de Rivera y el ascenso al liderazgo naranja de Inés, quien nunca ha pensado en dejarlo. Está convencida de la necesidad de un partido de centro, bisagra entre los extremos y los populismos de uno y otro bando.

Los sueños de Arrimadas

Mujer de silueta fina, atractiva y elegante, también en este mes de julio acaba de cumplir cuarenta años. Nacida en Jérez, la menor de cinco hermanos, estudió en el colegio Nuestra Señora del Pilar y recibió clases de teatro. Confiesa que era una chica romántica, con ideales, que soñaba entonces con ser arqueóloga. La familia se trasladó a Barcelona por el destino profesional de su padre y Arrimadas estudió Derecho y Administración de Empresas. En la Ciudad Condal vivían cerca de la plaza de Tetuán, Inés aprendió un perfecto catalán y se hizo forofa del Barca. T

rabajó varios años en una consultora y en el año 2010 acudió con una amiga a un acto del entonces Partido de la Ciudadanía, germen de Cs, en el teatro Romea. Allí conoció a los fundadores de la formación naranja, a Rivera, y dos años después entró en la lista por Barcelona como diputada en el Parlament. Rápidamente la figura de Arrimadas se hizo famosa por sus ataques verbales contra el separatismo y en las elecciones autonómicas de 2017 consiguió el hito histórico de vencer al independentismo, aunque la alianza de este bloque alcanzó la mayoría absoluta.

Nadie sabe ahora si las cosas habrían sido diferentes, pero Inés decidió venir a Madrid junto a su marido y cambiar el rumbo de su vida personal y política. Y tampoco nadie puede negarle el valor y coraje para asumir las riendas de un partido a la deriva que ella, contra viento y marea, se propone remontar.

Hace algo más de un año nació su hijo Alex, fecha que definió así: «Mi nuevo mundo». En efecto, empezaba una nueva etapa, muy rica en el terreno personal pero muy dura en el político. Tras la pérdida de votos, las fugas y deslealtades, Inés se rodeó de un núcleo de fieles, entre los que destacan el abogado del Estado Edmundo Bal y el economista Luis Garicano, para articular un nuevo partido de centro liberal, en defensa de la unidad de España y un estilo de hacer política que ella denomina «La tercera cultura».

“Valientes con los muertos, cobardes con los vivos”

En el Congreso el grupo de Cs ha impulsado varias iniciativas legislativas y Arrimadas ha seguido con su verbo implacable, el último a propósito de los disturbios en Cuba, con una dura acusación al PSOE, la izquierda y los nacionalistas: «Son muy valientes contra los dictadores muertos, pero muy cobardes con los vivos». A pesar del goteo de antiguos militantes de Cs hacia el PP, ella tiene claro que mantendrá la posición de un partido de centro, independiente y bisagra en función de las ideas por encima de las personas. De momento, lejos queda aquel «Pacto del abrazo» escenificado en su día por Rivera con Sánchez.

Deportista nata, practica gimnasia y yoga, que le otorgan una figura espléndida, le gustan el «quiché» de verduras y el requesón con miel de Grazalema, su tierra gaditana. Es habitual verla pasear por su barrio madrileño con su marido Xavier, el pequeño Alex y la juguetona «Suiti», su perrita de raza pinsche. Pese a su apariencia frágil y amable, esconde una mano de hierro a la hora de liderar el partido y escoger a gente de confianza.

Piensa que a raíz de esta Convención política Cs inicia una nueva etapa y confía en atraer a antiguos votantes hoy desencantados y refugiados en la abstención. Tras las dificultades pudo tirar la toalla, pero dice que nunca se le pasó por la cabeza y quiere seguir adelante. La política le ha dado mieles y sinsabores, lo que la ha curtido en mil batallas. Arrimadas está como el ave fénix, dispuesta a resurgir de las cenizas.