Polémica

Desmontando los ataques a Pablo Casado por los nombramientos del TC

El exdirector del Centro de Enseñanza Superior Cardenal Cisneros, aclara en una tribuna su relación con el líder del PP y con el magistrado Enrique Arnaldo

MADRID, 18/11/2021.- El nuevo magistrado del Tribunal Constitucional Enrique Arnaldo Alcubilla jura su cargo ante el Rey Felipe, en un acto celebrado este jueves en el Palacio de La Zarzuela al que han asistido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (2d); la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxel Batet 83d); el presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes (2i), y el presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas (3i), entre otras autoridades. EFE/Emilio Naranjo POOL
MADRID, 18/11/2021.- El nuevo magistrado del Tribunal Constitucional Enrique Arnaldo Alcubilla jura su cargo ante el Rey Felipe, en un acto celebrado este jueves en el Palacio de La Zarzuela al que han asistido el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (2d); la presidenta del Congreso de los Diputados, Meritxel Batet 83d); el presidente del Tribunal Supremo, Carlos Lesmes (2i), y el presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas (3i), entre otras autoridades. EFE/Emilio Naranjo POOLEmilio NaranjoAgencia EFE

Alberto Pérez de Vargas, el ex director del Centro Cardenal Cisneros, ha escrito una columna en el periódico EuropaSur donde desmonta los ataques que ha recibido el líder del PP, Pablo Casado por los nombramientos presentados por su partido al Tribunal Constitucional. En dicho escrito, Pérez de Vargas explica su relación con el líder del PP y con el recién nombrado magistrado del Alto Tribunal, Enrique Arnaldo.

El catedrático de Matemáticas asegura que ha tenido “una relación profesional temporal con ambos, derivada de mis destinos y obligaciones en tanto que catedrático de la Universidad Complutense de Madrid». En primer caso, por haber sido Casado alumno de la licenciatura en Derecho en el Centro de Estudios Superiores Cardenal Cisneros, cuando yo Pérez de Vargas era director de ese Centro, adscrito a su universadid; y en el segundo, “porque Arnaldo era entonces, primero profesor y después patrono de la Fundación Fray Francisco Jiménez de Cisneros, titular del Centro. Estando la Fundación integrada en la Comunidad de Madrid, su patronato está presidido por el consejero de Educación de la Comunidad y la mayoría de sus patronos son nombrados por la consejería”, destaca.

Asegura que su relación con ambos “no ha sido en ningún momento mantenida o proyectada más allá del ámbito en el que hemos coincidido” y que tampoco esa relación se extendió fuera de las implicaciones propias de la situación que supuso tal coincidencia. “Nada hubo de especial consideración en ese tiempo, ni nada que permitiera distinguir a Casado de los demás alumnos, nia Arnaldo de los demás profesores que no fuera su condición de patrono”. “Como director del centro, supe de la incorporación como alumno de Casado por él mismo, que me pidió audiencia y se la concedí de inmediato, como habría hecho con cualquier otro de sus compañeros, para explicarme las razones por las que estaba allí», añade.

El ex director del Centro Cardenal Cisneros advierte de que un centro de gestión privada, adscrito a una universidad, “no tiene la última palabra ni en la admisión de alumnos, ni en la convalidación de asignaturas”, tampoco en la contratación del profesorado o nombramiento de cargos de administración y gestión. Además, añade que “durante mi dirección, el Cardenal Cisneros no recibía subvención alguna de las Administraciones públicas; dependía en exclusiva de sus propios recursos”.

El líder del Partido Popular, Pablo Casado en el Congreso
El líder del Partido Popular, Pablo Casado en el CongresoEmilio NaranjoAgencia EFE

Reconoce que la llegada de Pablo Casado en el centro “no pasó desapercibida” ya que entonces era el presidente de las NNGG del PP de Madrid y asesor en la Asamblea de Madrid por lo que era “natural que algún profesor me lo comentara, en mi despacho o en un encuentro casual”, entre ellos estaban concretamente, José Pérez de Vargas Muñoz “(ya fallecido y sin vinculación familiar cercana conmigo), catedrático de Derecho Civil, y el propio Arnaldo”. Pero, hace hincapié que “de ningún mododebiera interpretarse que ni por parte de los mencionados ni por la de ningún otro miembro de la comunidad universitaria, se produjo el menor atisbo de favor hacia Casado”.

Casado procedía de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, donde las carreras están programadas con altos niveles de exigencia. Sin embargo, su trabajo como político no le permitía poder dedicarle el tiempo necesario que requería dicha institución. Por ello, decidió cambiar de centro de estudios. “Puede ser, como ocurre habitualmente, que para aquellas asignaturas aprobadas que no fueran convalidadas (hay un cuadro que automatiza la decisión), se dirigiera al profesor correspondiente para aspirar a una posible convalidación oficiosa basada en una razonable semejanza de programas y objetivos”, apunta Pérez de Vargas.

Destaca que «es frecuente que un profesor dé por aprobada su asignatura a un alumno que ha cursado otra cuyo contenido presenta pocas diferencias con el cursado en la institución originaria. O, en su caso, que exija la confección de un trabajo complementario referido a la parte de programa que no estuviera en el de origen», explica el profesor. En definitiva, asegura que se cumplió con el sistema de convalidaciones propio de cualquier universidad.

El catedrático afirma: «No me consta, pero creo que el profesor Arnaldo no lo fue de modo directo del alumno Casado. En cuanto a mí, apenas si tuve noticias del discurrir de Casado en el Centro; al ser catedrático de Matemáticas, ni siquiera tenía proximidad académica alguna a sus intereses como alumno».

En el final de su artículo, indica que «recientemente, con la propuesta de Enrique Arnaldo para el Tribunal Constitucional, ha reverdecido el brote, incidiendo en la «dudosa» (¿?) designación de un letrado de las Cortes, además de catedrático de Derecho Constitucional, para magistrado de ese Tribunal. No sé qué pasaría si a cada catedrático se le relacionara con cada uno de sus posibles alumnos o con cada uno de los que lo han sido donde aquellos ejercían. La prensa amarilla y los periodistas faltos de un mínimo sentido de la ética, no tendrían que preocuparse de ninguna otra cosa para sobrevivir profesionalmente».