Opinión

¿Quién ganará a PP-Vox? ¿Sánchez o Díaz?

Ciudadanos quedará en el ostracismo pero puede robar la mayoría al PP

El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco
El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández MañuecoNAcho GallegoEFE

El 13 de febrero será el día D de la política española. El adelanto electoral de Alfonso Fernández Mañueco no está solo pensado para Castilla y León. Las excusas del actual presidente eran más bien peregrinas. Se ha hecho pensando en España. Casado necesita una victoria, amplia victoria, y Castilla y León es el escenario más propicio por la sociología de la región. Elimina a Ciudadanos de cualquier ecuación y le da la puntilla, y pilla al PSOE en el peor momento y con un candidato que perdió una moción de censura hace unos meses, consecuencia de la desastrosa operación de Murcia, y al que muchos le acusan de falta de liderazgo. Luís Tudanca ganó las elecciones de 2019 empujado por el efecto Sánchez, un efecto que ahora brilla por su ausencia.

Ciertamente encadenar la victoria de Castilla y León con un triunfo en Andalucía es la hoja de ruta de Génova. Moreno Bonilla no se avino a avanzar elecciones pero están fijadas en el calendario y Casado echó mano de Mañueco. En el horizonte, algunos nubarrones. Ciudadanos quedará en el ostracismo pero las encuestas le dan entre un 3% y un 4%, lo suficiente para robarle la ansiada mayoría absoluta al PP. La España Vaciada valora presentarse en estas autonómicas y podría darle otro dolor de cabeza a los populares porque podrían hacerse fuertes y ser fundamentales para formar cualquier gobierno. El problema de estas candidaturas es el tiempo que tienen para formalizarlas. No es gratuito el adelanto electoral de Mañueco. Uno de sus objetivos es impedir que puedan constituirse y presentarse. EL PP está viendo como Vox se ha situado en un 20% en las encuestas de generales. Que tendrán presencia en el nuevo parlamento regional ningún sondeo lo duda, y que serán básicos para la gobernabilidad tampoco. En definitiva, Casado liga su futuro a Vox y ahora la ultraderecha puede cambiar el paso y apostar por entrar en los gobiernos. Un anticipo de lo que va a ocurrir en Andalucía y en las próximas generales.

Es en este punto, donde los socialistas ponen sus esperanzas. Una coalición PP-Vox podría movilizar al electorado progresista. El interrogante es si esta movilización se producirá en una comunidad tradicionalmente conservadora como Castilla y León. En Andalucía este revulsivo se ve ensombrecido porque la izquierda está dividida en cuatro candidaturas, y en Castilla y León la fuerza de Podemos es casi testimonial y el proyecto de Yolanda Díaz está en pañales lo que no augura ningún tipo de recuperación.

Una victoria de Casado en febrero, un año después del revolcón del PP en las catalanas, podría ser el inicio del efecto dominó al que seguiría Andalucía. Las encuestas le son favorables, aunque se mira de reojo una candidatura de Macarena Olona, y tiene al electorado movilizado frente a una izquierda dividida y un candidato, el socialista Juan Espadas, poco conocido y con escasas posibilidades de recuperar al medio millón de abstencionistas de las últimas autonómicas, que ganó Susana Díaz. Ahora el PSOE no aspira siquiera ganarlas.

En Moncloa son conscientes de las complejidades del proceso que el PP ha iniciado. Casado ganará y necesitará a Vox lo que dibuja un escenario para las generales, aupado porque un día más en Moncloa es un día más de desgaste. La gestión de la pandemia se le está atragantando al presidente, las previsiones económicas son buenas pero no suficientes, y ha perdido la iniciativa. Si PP y Vox ganan, la izquierda está obligada a preguntarse quién les puede ganar. De momento, la respuesta es Sánchez pero Yolanda Díaz está creciendo en las encuestas porque no pierde la iniciativa. La reforma laboral es todo un ejemplo, como lo fue su visita a la Santa Sede, y en cartera tiene el salario mínimo. ¿Quién ganará a PP-Vox? ¿Sánchez o Díaz? De momento Sánchez, pero debería palparse la ropa porque Díaz tiene tirón, mal que le pese.