El análisis
Casado, Rivera, Iglesias... ¿Qué pasó con los líderes de la «nueva política»?
Los expertos creen que influye el escenario de «volatilidad» actual y que generaron «expectativas muy altas»
El 5 de noviembre de 2019. Es la fecha de la imagen que acompaña a este análisis. El debate electoral a cinco que emitió en Antena 3. En la imagen estaban, de izquierda a derecha, Pablo Casado, Pedro Sánchez, Santiago Abascal, Pablo Iglesias y Albert Rivera. En solo tres años y tres meses , la fotografía, si hoy se celebran elecciones generales, cambiaría sustancialmente. De la instantánea solo queda el presidente del Gobierno y Santiago Abascal –que si nada cambia volverán a presentarse como candidatos a La Moncloa.
Los ya ausentes son líderes jóvenes que fueron aclamados como la generación «de la nueva política». De hecho, dos de ellos, Pablo Iglesias y Albert Rivera, se presentaron por primera vez en las elecciones del 20 de diciembre de 2015 al emerger sus partidos como las fuerzas de la regeneración y llamadas a acabar con el bipartidismo. Esto último sí lo consiguieron. Sin embargo, no lograron sobrevivir a sus partidos, unas organizaciones que han sufrido serios varapalos electorales y para los que las próximas elecciones serán determinantes para garantizar su permanencia en el tablero político o su declive.
Las elecciones anteriores a esta imagen, las de abril, serían las que desembocarían en la repetición electoral ante el bloqueo entre PSOE y Unidas Podemos para ponerse de acuerdo para formar gobierno. La alternativa a la repetición pasaba por Ciudadanos que con sus 57 escaños, sumaba 180 escaños con el PSOE, pero Rivera cerró la puerta a ese pacto al ser su objetivo llegar a la presidencia del Gobierno sorpasando al PP. Esa negativa, le perjudicaría siete meses después en las elecciones, pasando a los 10 escaños. Situación por la cual Rivera dimitió y abandonó la política. Pablo Iglesias consiguió, a la segunda, fraguar la coalición de gobierno con el PSOE y sentarse en el Consejo de Ministros. Sin embargo, éste acabaría dimitiendo tras fracasar en las elecciones del 4-M. Ahora, asistimos a las últimas horas, en principio, de Pablo Casado tras la crisis del PP.
¿Cómo se explica que en solo tres años esta foto haya quedado ya para la historia y solo Sánchez y Abascal resistan políticamente? El líder de Vox todavía no ha entrado en ningún gobierno autonómico, por lo que el desgaste no es comparable. ¿Errores políticos, demasiadas expectativas sobre sus figuras? Existe consenso entre los politólogos consultados por LA RAZÓN en afirmar que tanto Iglesias, Rivera y Casado surgieron como grandes liderazgos renovadores que fueron vistos con grandes «pretensiones de cambio» y generaron «grandes expectativas». Todos prometieron regeneración política, transparencia y tolerancia cero hacia la corrupción. . Todos prometieron regeneración política, renovación, transparencia y tolerancia cero hacia la corrupción. Tenían carreras fulgurantes y un futuro prometedor bajo el objetivo de llegar a la presidencia del Gobierno. Contaron, además, -cada uno en su momento- con el impulso de las encuestas. Pero ahora formarán parte de la historia política de España.
Allende Martín, CEO CompoLider, comunicación política y Liderazgo explica lo que denomina como la teoría de la deconstrucción de los hiperliderazgos, que se basa en la época que vivimos en unos años que los liderazgos han cambiado al “pasar de fuertes liderazgos de mandatarios a una época más líquida donde estos mandatarios se autodestruyen por sus propios actos”. A su juicio hay una “incongruencia” entre el “story telling” (lo que prometes hacer) y el “story doing” (lo que finalmente haces). “Están preocupados por su propia supervivencia en una sociedad que denomina VUCA” (volátil, incertidumbre, compleja y ambigua)”. Cree que esta época se caracteriza por emitir “mensajes cortos, rápidos pero que se esfuman por poco espacio de tiempo y que no conectan con la realidad por la falta de desafección de los políticos con la ciudadanía”. Según la experta, la sociedad no legitima a estos líderes “por el agotamiento ante los enfrentamientos verbales” que mantienen y que les impide llegar a acuerdos” en momentos necesarios. Con ello, “se olvidan de su electorado”.
Para Eduardo González Vega, experto en Comunicación Política en la UCJC, cree que este “fracaso” influye la “espectacularización” de la política. “Vivimos en una época en la que hay que generar contenido continuamente, donde el partido se juega más rápido y esa espectacularización hace que los liderazgos duren menos y sean más cortos”. “Estamos en un entorno de mucha volatilidad”, aporta Pedro Marfil, profesor en la Universidad Camilo José Cela. Para Marfil, Iglesias y Rivera llegaron con la promesa del cambio pero luego resultaron “inasumibles”, mientras que Rivera, “por fallos de cálculo intentó ser presidente del Gobierno antes de líder de la oposición”. Explica que, no es que Sánchez sea “el superviviente” sino que, recuerda, él ya pasó por una crisis orgánica en su partido. “Él también pasó por la travesía del desierto, su liderazgo fue volátil, pero ahora está consolidado por el Gobierno y por haber superado crisis externas muy fuertes”. Allende Martín cree que en el caso de Sánchez, si bien no ha tenido un hiperliderazgo fuerte, sí cuenta con una potente imagen.
Vega valora que la fragmentación de la política, aumentan las expectativas para todos y vemos que solo permanece el que gana las elecciones”, en referencia a Pedro Sánchez. Los errores en política se penalizan» y afectan más a quienes no han llegado al Gobierno. «Todos han salido de la esfera política mientras que Sánchez es el que ha ganado y permanece», recuerda. A su juicio, los partidos nuevos, en referencia a Podemos y Ciudadanos, han sido víctimas del “efecto gaseosa”. Subieron y generaron grandes expectativas. “Cuando no se cumplen, ocurren estas caídas”. Cree que a ambos les ha “penalizado” las altas expectativas. En este punto coincide Pedro Marfil, que explica que «cuando los partidos están en el Gobierno cierran filas» cuando sucede algún tipo de crisis interna. «Si Casado hubiese estado en el Gobierno, el partido habría cerrado filas». «Cuando las expectativas son altas, la sensación de frustración puede ser muy amplia», aporta Marfil sobre el fracaso de estos líderes sobre los que se esperaba, quizá, demasiado.
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