Partido Popular
Feijóo asumirá el reto de evitar más coaliciones con Vox
Al nuevo presidente del PP su partido sí le medirá en los próximos meses en su relación con el Gobierno, con Vox y, por supuesto, también con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso
Alberto Núñez Feijóo se presentará este sábado ante su partido, ya como recién elegido nuevo presidente nacional del PP, con un «discurso de Estado», según confirman fuentes de su entorno. Hará mención a los grandes consensos y una oferta de pactos de Estado, que ya estuvo también en la presentación de Pablo Casado como líder popular, aunque en este caso acabaron sin concretarse en nada y con la relación completamente rota entre Casado y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El nuevo tiempo se interpretará también del diseño de un partido «más equilibrado territorialmente, generacionalmente y políticamente». Aquí se apunta otra enmienda de la etapa anterior porque lo que saldrá del congreso de Sevilla es un partido en el que Génova no será ya sólo «el PP de Madrid». Se integrarán mejor todas las corrientes internas y, además, «la renovación dejará de ser un mantra que exige renunciar al capital humano que hemos cumulado en la experiencia de gobierno y también de oposición».
El congreso, al ser extraordinario, no ha dejado espacio, por la premura de los tiempos, para el debate ideológico, pero a Feijóo su partido sí le medirá en los próximos meses en su relación con el Gobierno, con Vox y, por supuesto, también con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Pero, sobre todo, el reto que le marcan los suyos es que consiga que el «barco» llegue a las próximas elecciones generales en condiciones de «no tener que cargar con una coalición de gobierno con Vox».
El Gobierno de Castilla y León está pactado en estos términos, pero Feijóo todavía ha tenido cierto margen para sostener que es herencia del «casadismo». Ahora bien, este argumento ya no vale a futuro, y el partido espera de él que sea «de verdad» el muro de contención de crecimiento de la formación de Santiago Abascal y quien les libere del oscuro destino de tener que repartirse La Moncloa con Santiago Abascal. Dicho de otra manera, lo que el PP pide a Feijóo es que consiga una mayoría lo suficientemente amplia como para estar en condiciones de exigirle a Abascal que asuma su responsabilidad de dejar gobernar al PP sin exigir puestos a cambio. El primer examen estará en Andalucía.
La estrategia para alcanzar este objetivo está aún por definir porque dependerá de los movimientos que en el lado contrario haga el presidente del Gobierno. Si mueve ficha por el pacto, leal, Feijóo le cogerá la mano.
En este encaje precipitado de piezas por la implosión del partido frente al «casadismo», el todavía presidente de la Xunta llega al PP en un momento de dificultad extrema para el Gobierno de coalición porque el coste del conflicto de Ucrania, sobre una economía sobreendeudada y sin límite presupuestario, ha tumbado todas las previsiones económicas y ha multiplicado la incertidumbre sobre el futuro inmediato. Así, aunque su partido se conforma a día de hoy con conseguir «un liderazgo en el que no se cometan errores que ayuden al adversario político», una vez que se asiente el nuevo equipo empezarán a mirar la cuenta de resultados de una etapa en la que, a priori, la crisis debería jugar a favor de sus intereses.
La confirmación del nuevo tiempo se notará en el organigrama y también en el posicionamiento del PP en el tablero de la oposición. No habrá acercamientos a Vox, para luego romper abruptamente con ellos como hizo el equipo anterior en la moción de censura a Sánchez. El calendario obliga a que Feijóo se ajuste desde ya a un escenario electoral en el que, por más que lo nieguen en Moncloa, el PP asume que debe estar preparado para una convocatoria de generales fuera de plazo.
Feijóo tendrá nuevos portavoces en el Congreso, en el Senado y en el Parlamento Europeo. También quiere renovar las caras que le representan en dos puntos territoriales claves, Cataluña y País Vasco. La situación del partido en estos enclaves es dramática, frente a un Feijóo que viene de un feudo, como el gallego, en el que la existencia de partidos nacionalistas no ha impedido que acumule cuatro mayorías absolutas.
El nuevo organigrama será examinado con lupa, pero más importancia que la Secretaría General puede que tenga el nombre de la persona elegida para ser su principal consejero como jefe de Gabinete. Y, también, los asesores en la sombra que encontró en Galicia, alguno de ellos con importante relevancia económica, y que influirán casi tanto como las personas señaladas en el nuevo Comité de Dirección del PP.
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