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Feijóo busca un pacto global en economía y para renovar el CGPJ

Nueva estrategia de la oposición. «Iremos a Moncloa a escuchar al presidente del Gobierno, sin posiciones prefijadas de antemano»

Foto de familia del nuevo PP
Foto de familia del nuevo PPAlberto R. RoldánLa Razón

El nuevo tiempo en el Partido Popular se estrena este jueves con una primera reunión entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el nuevo jefe de la oposición, Alberto Núñez Feijóo. Génova anticipa que el líder del partido acudirá al Palacio de la Moncloa dispuesto a escuchar al presidente del Gobierno, «sin posiciones prefijadas de antemano», y «con voluntad real» de llegar a acuerdos que sean útiles para los ciudadanos. Sus colaboradores explican que Feijóo quiere «estudiarse los temas», informarse en primera persona, y luego decidir. Y esto afecta también a los posicionamientos que ya había marcado la anterior dirección del partido.

Pedro Sánchez le planteará el jueves como principal urgencia la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). En diciembre del año pasado se cumplieron tres años de bloqueo, con una línea roja fijada por el equipo de Pablo Casado y que supone condicionar el acuerdo sobre los nombres a que se modifique el sistema de elección para que sean los jueces los que elijan a sus representantes. Este bloqueo, el más largo de la historia, está llevando a algunas salas del Supremo al borde del colapso. Desde 1985 el Congreso y el Senado eligen, con una mayoría reforzada de tres quintos, por lo que es necesario el acuerdo de los dos principales partidos, a los 20 vocales del Poder Judicial, 12 de ellos jueces en activo a propuesta de las asociaciones judiciales.

Feijóo no ha hecho ningún gesto que confirme que retira la confianza a Enrique López, consejero de Presidencia de la Comunidad de Madrid, para las cuestiones judiciales. Aunque con los aires de cambio sí que ha habido movimientos dentro de la organización popular para desplazarle de sus responsabilidades a nivel nacional. El juez tiene el aval del ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy, y esto puede influir en la decisión final que adopte Feijóo respecto a quién asume el cargo de cerebro jurídico del PP.

No obstante, lo que sí se atreven a anticipar en el entorno de Feijóo es que el presidente nacional «no aceptará cerrar sólo un acuerdo coyuntural», un reparto de cargos en el CGPJ, «sin exigir algo a cambio». El objetivo debe ser global, y afectar también a las urgencias económicas y sociales de la crisis provocada por la inflación y los precios energéticos.

El líder gallego entra en una fase de recabar información, para luego tomar decisiones. Por eso, por ejemplo, ha decidido retrasar, probablemente hasta después de Semana Santa, el nombramiento de los portavoces parlamentarios, ya que no lo tiene todavía claro.

En cuanto a la relación con Sánchez, Feijóo lo tiene más fácil que el presidente para sellar acuerdos que abran un nuevo tiempo en el bipartidismo. Para el jefe del Ejecutivo, el problema sigue siendo el mismo que tenía en la etapa de Casado, sus socios parlamentarios y, sobre todo, la negativa de Podemos a aceptar el acercamiento al principal partido de la oposición. La formación morada lo veta, y esto hace que en la nueva dirección popular teman que el PSOE evite compromisos y eche ruido sobre la expectativa de consensos con el fin de no molestar a su socio de coalición.

Feijóo, sin embargo, no se siente atado ni por el pasado ni por las corrientes que puedan ser más reacias al entendimiento con el presidente del Gobierno. Siempre que los acuerdos se ajusten a las prioridades nacionales. Esa política de Estado que ha reclamado en el congreso de su elección como presidente nacional, y que implica revisar el marco de las relaciones entre su partido y el Gobierno. Casado había roto relaciones directas con el jefe del Ejecutivo, y los contactos los controlaba su secretario general, Teodoro García Egea.

Feijóo quiere tener abierta una línea de diálogo, discreta, con el presidente del Gobierno «por sentido de responsabilidad», y buscará crearla siempre que la otra parte responda con «la misma lealtad». El problema de Sánchez sigue siendo el mismo que con los acuerdos de Estado, las condiciones que imponen sus socios y su veto a normalizar el diálogo con el PP. Las próximas semanas serán determinantes para ver si hay un cambio de aire, o, por el contrario, la relación entre los dos principales partidos se mantiene donde estaba. El líder del PP quiere políticas de Estado en materia exterior, judicial, de defensa del modelo territorial y también para afrontar la crisis económica. La votación del Real Decreto que recoge el plan de choque para paliar la inflación será un primer examen de hasta dónde pueden llegar Sánchez y Feijóo.

Con la presión añadida de un calendario en el que están por marcar las elecciones andaluzas, pero ya están señaladas las autonómicas y municipales de la primavera del 23. Sobre el adelanto en Andalucía, para que sean en junio el presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, debería disolver en dos semanas. Pero Feijóo necesita tiempo para asentarse, y Moreno también quiere tiempo para ver cómo evoluciona la situación y si mejora la marca después del cambio en Génova. La incertidumbre política y económica obliga, asimismo, a que se mida con lupa la decisión porque el contexto puede haber dado la vuelta de aquí a un par de meses.

En cualquier caso, toda la maquinaria de Génova se pone ya al servicio de estas elecciones andaluzas. Y el perfil del electorado del PP en esta comunidad autónoma obliga a nivel nacional a explotar el lado más moderado y dialogante del nuevo presidente. El PP andaluz está convencido de que puede ampliar su base mucho más por el centro que del nicho de voto que apoya a Vox. También les suma que se silencie la crisis en Madrid, y eso está ya hecho porque Génova pondrá fecha esta semana a la fecha del congreso regional en que Isabel Díaz Ayuso asumirá el liderazgo madrileño.