El personaje

Juanma Moreno, capitán de una revolución económica

El segundo mandato del presidente andaluz es el trampolín que el PP espera para conducir a Feijóo hacia La Moncloa,

El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno
El presidente de la Junta de Andalucía, Juanma MorenoPlatónIlustración

En su discurso de investidura anunció unos presupuestos acordes con la inflación disparada, la suspensión del canon del agua, modificar la tarifa del IRPF y un avance fiscal con rebajas de hasta 260 millones de euros. Juan Manuel Moreno, un hombre que ha hecho historia al conseguir una mayoría absoluta para el PP en Andalucía, se ha convertido en un gran capitán de la revolución económica. Impulso al hidrógeno verde, simplificar la administración, incentivos para contratar y formar a 30.000 jóvenes, medidas favorecedoras para los autónomos y mucho diálogo social. En definitiva, un ambicioso paquete que supone un balón de oxígeno para las familias andaluzas y una mejora en sus condiciones de vida. En su toma de posesión como presidente de la Junta de Andalucía, por vez primera al aire libre frente a la fachada del Palacio de San Telmo, Juanma Moreno reiteró su política de mano tendida a la oposición, rechazó «el rodillo» a pesar de su aplastante mayoría parlamentaria y apeló a una nueva relación con el Gobierno de Pedro Sánchez basada en el diálogo, respeto, lealtad y equidad en la reforma del sistema de financiación autonómica. Arropado por la plana mayor de su partido y más de quinientas personas, no pudo evitar la emoción y un recuerdo hacia su padre.

Convertido en todo un «gurú» de las cifras económicas, la rebaja de impuestos, la protección social, la educación y medidas sanitarias tras la pandemia son los ejes de su futuro gobierno, un ejemplo de gestión bien hecha ya demostrada en su anterior mandato, que le ha permitido obtener esa histórica mayoría absoluta en las urnas. Convencido de que la rebaja fiscal salva el ahogo de miles de familias y facilita las inversiones, el presidente andaluz aseguró que pese a su holgada mayoría de cincuenta y ocho diputados gobernará para todos los andaluces y apeló a una actitud leal de los partidos de oposición, de quienes espera propuestas constructivas.

Su discurso de centro moderado ha sido clave en su victoria, unos resultados que suponen una auténtica debacle para el PSOE en su tradicional feudo electoral de casi cuarenta años en Andalucía. El segundo mandato de Moreno es el trampolín que el Partido Popular espera para conducir a su líder nacional, el gallego Alberto Núñez Feijóo, hacia La Moncloa, en un auténtico cambio de ciclo. «Es la hora de otro estilo de hacer política», asegura el presidente andaluz.

Cuando Juan Manuel Moreno era diputado en el Congreso solía decir que en política «mejor las cosas con miel que con hiel». Era el reflejo de su talante dialogante y moderado que desplegó como secretario de Estado de Servicios Sociales e Igualdad en el ministerio de Sanidad con Ana Mato. Negoció entonces leyes de gran importancia y en marzo de 2014, unas semanas después de la muerte de su padre, Juan Moreno Conejo, fue elegido presidente del Partido Popular de Andalucía y candidato a la presidencia de la Junta. Nieto de jornaleros del Valle del Guadalhorce emigrados a Barcelona, su padre trabajó de delineante industrial en la Seat y como taxista, y su madre, María Bonilla, en unos grandes almacenes. Tres meses después de su nacimiento la familia volvió a su querida Málaga y se estableció en la antigua carretera de Cártama. Con catorce años se mudaron al Puente de las Américas, dónde sus padres montaron una droguería. Juanma, como todos le llaman y rezaba el lema de su campaña electoral, estudió en la Universidad Laboral de Málaga, se inició en política en las Nuevas Generaciones y fue concejal de Juventud y Deporte con Celia Villalobos de alcaldesa.

Entonces nadie podía imaginar su futuro. Pero en enero de 2019 hizo historia al desbancar al Partido Socialista después de casi cuarenta años en el poder. Desde ese día su gestión fue brillante, rigurosa, hasta dar un giro total al cortijo socialista andaluz. Una tierra que pasó de la corrupción de los ERE a prosperidad económica, la llamada California del Sur. Unos presupuestos equilibrados y una política fiscal liberadora de impuestos hicieron del mandato de Moreno Bonilla un ejemplo de gobierno de centro para todos los andaluces. Ésta fue la clave de su victoria, con una derrota sin precedentes para el bloque de izquierdas. En especial para el Partido Socialista, cuyo candidato Juan Espadas, una apuesta personal de Pedro Sánchez tras destronar a Susana Díaz, obtuvo los peores resultados y ha provocado una convulsión en las filas socialistas con los cambios ya conocidos.

Casado con Manuela Villena, una primera dama atractiva y discreta, a quien conoció en un Congreso del PP, el día de su boda le cantó «Sabor de amor», del grupo andaluz Danza Invisible. Padres de tres hijos, Juanma, Fernando y Alonso, con quienes es habitual verle de paseo cerca de su domicilio sevillano en Alcalá de Guadaira, es hombre muy arraigado a su tierra, amante de su folklore, las tradiciones, rociero puro, deportista y cercano. Todos los días hace gimnasia para despejar la cabeza, pues cree en el lema de mente sana en cuerpo sano.

Su gobierno de coalición con Ciudadanos ha sido todo un ejemplo de buena gestión, política económica acertada, con el impuesto de sucesiones más bajo de España, captación de inversiones y creación de empleo. Todo un revulsivo tras cuarenta años de gobiernos socialistas salpicados por el escándalo de los ERE y la condena de sus dos expresidentes, Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Convertido en uno de los «barones» autonómicos del Partido Popular con mayor peso, es uno de los pilares esenciales en el nuevo equipo del presidente Alberto Núñez Feijóo, que se ha traído a Madrid a dos hombres que fueron claves en Andalucía, Elías Bendodo y Juan Bravo. Las encuestas no se equivocaron y muchos andaluces, trabajadores de bien, reconocen haber votado en su día al PSOE y haberlo hecho ahora a Juanma. Estrena segundo mandato con un nuevo estilo de hacer y estar en política.