Nuevo curso
Díaz marca perfil y tensiona la coalición
Comienza el ciclo confrontando directamente con el PSOE, alentando a las movilizaciones sindicales y reforzando su «no» a aumentar el gasto militar. Moncloa contraataca limitando su influencia
El Gobierno de coalición se enfrenta a su etapa decisiva en la que todos sus actores van mostrando cartas que hasta ahora guardaban en la recámara. Aunque se conjura para aguantar hasta final de la legislatura, pese a las dificultades para mantener su matrimonio de conveniencia, y de los pulsos constantes que llegan por parte de los aliados parlamentarios, Moncloa comienza el curso con un nuevo frente dentro del espacio de Unidas Podemos. A la presión que suelen ejercer los de Ione Belarra (Podemos), se le suma el cocinado perfil propio que ha ido construyendo la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, desde antes del verano. Todo coincidiendo con la construcción de su espacio político, Sumar, que en tres meses se enfrentará a la decisión de si convertirse en una plataforma electoral. El PSOE, ahora, tendrá que negociar a tres, con Podemos y con Díaz –que no siempre operan en la misma dirección–. La vicepresidenta, además ha comenzado el curso tensionando la coalición y alentando la calle en un momento clave para la definición del futuro de la izquierda del PSOE y que, también afecta directamente a los de Pedro Sánchez, que necesitan un espacio a su izquierda «fuerte» para reeditar una alianza.
Así, en pleno contexto preelectoral, Moncloa afrontará un «otoño caliente» en el que los tres actores políticos tratarán de diferenciarse. En este sentido, la vicepresidenta ya ha iniciado este camino bebiendo de las protestas de los sindicatos a causa de la negociación bloqueada para las subidas salariales, que rechaza la patronal. La vicepresidenta Yolanda Díaz se ha alineado con los sindicatos y ha defendido sus reivindicaciones en el marco de la inmediata reactivación de las mesas del diálogo social para subir el Salario Mínimo Interprofesional. Así, la semana pasada ya se enfrentó a la CEOE y ayer volvió a acusarla de «no estar a la altura» de las necesidades del país. Aun así, para la vicepresidenta, sus palabras se entendieron mal y no significa que «animara» a las protestas –en las que asegura que no participará– pero sí «comprende». «Creo que los sindicatos tienen razones para salir a la calle contra la patronal», apuntó ayer en una entrevista en la Cadena Ser, donde no rehusó a lanzar un mensaje al socio mayoritario en la coalición, donde no pasó desapercibido. «Entiendo que el Gobierno de España es demócrata y defiende todas las manifestaciones». Además, aseguró que el Gobierno «progresista no se va a posicionar de una parte, la patronal, que no quiere subir los salarios».
Un órdago que el PSOE contestó, corrigiéndola e incluso tratando de limitar su autoridad –como vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, artífice de hasta 14 acuerdos en el marco del diálogo social–. La portavoz socialista y ministra de Educación, Pilar Alegría, estrenó el primer cargo valorando el esfuerzo de la patronal durante las situaciones de dificultades que se han producido en España como la pandemia o la guerra en Ucrania. «Han arrimado el hombro», sentenció ante las preguntas de los periodistas. A su juicio, a diferencia del PP, tanto sindicatos como empresarios «han sabido estar del lado de la gente». Destacó su responsabilidad y trató de zanjar al asunto. Al rescate, además, salieron más cargos del Gobierno y del partido, como la ministra de Hacienda, y vicesecretaria general del PSOE, María Jesús Montero: «La patronal y empresarios de este país han dado muestras de un sentido común saludable y confiamos en que siga así», apuntó en Espejo Público.
El PSOE tuvo que actuar de urgencia ante otro de los «fuegos» que activó la vicepresidenta este mismo lunes al negar que en el techo de gasto de los Presupuestos Generales del Estado se incluyera el aumento de gasto en Defensa. «En el techo de gasto no entra», zanjó. Algo que choca con el compromiso fehaciente del presidente del Gobierno ante la OTAN para aumentar el gasto militar hasta llegar al 2 por ciento del PIB. «Conocemos cuál es nuestra capacidad numérica, pero es conocida nuestra capacidad para llegar a acuerdos a través del diálogo», defendió Pilar Alegría, asegurando que «Sánchez es un hombre de palabra y de hechos». Desde el PSOE se trata de evitar la confrontación con Díaz, al entender que su figura será vital de cara a las próximas elecciones generales, pero tampoco se va a permitir que marque la agenda diaria de Moncloa.
Es por eso que los toques de atención son más sutiles y amplificados a todo el espacio político. Van en la línea de «rebajar el ruido»,como ya publicó ayer este diario. De hecho el portavoz del PSOE en el Congreso, Patxi López, pidió esto mismo, limitar el ruido sobre la gestión del Gobierno y defender las medidas en beneficio de la ciudadanía.
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