Opinión

Ausentes y a por uvas

Varios asistentes despliegan una bandera nacional mientras participan en la manifestación de Cataluña
Varios asistentes despliegan una bandera nacional mientras participan en la manifestación de Cataluña Quique GarcíaAgencia EFE

Vamos a ver: lo que está pasando ahora mismo en Cataluña, pasa una vez cada cuarenta años. Determinado tipo de nacionalismo venía mangoneando y mandando, solo o en compañía de otros (PSC), ininterrumpidamente desde 1981. Eso es más largo que un franquismo. Y de repente en la Cataluña nacionalista hay cambio de tercio y de guardia. ¿Y en la otra?

Gobierno nacionalista monocolor o tripartito, esto es lo que se nos viene machacando, hace décadas, como la única alternativa posible. ¿Y si hubiera otras?

Desde que Pere Aragonès se quedó solo con sus juguetes rotos en el Palau de la Generalitat, ¿a qué y con qué juega Salvador Illa? ¿A aprovechar la ocasión para poner orden, lealtad y convivencia? ¿A restaurar el 25 por ciento de español en las aulas?

Salvador Illa falta a la verdad cuando dice que en Cataluña se están cumpliendo la ley y las sentencias judiciales sobre el bilingüismo y que su partido, el PSC, trabaja para ello. Falta también a sus obligaciones como socialista, como catalán y como español cuando ni a él ni a nadie de su partido se le ve el pelo en la manifestación por la Hispanidad del 12-O en Barcelona.

Sí compareció en la manifestación Javier Ortega Smith. Ya es curioso que, al acabar todo, él, sus escoltas, su fotógrafo y no sé cuánto séquito más decidieran irse a tomar algo al Obama, en la esquina de Rambla de Catalunya con Gran Via. Lo sé porque yo también estaba ahí, con Carlos Carrizosa. Vimos a Ortega Smith subir flechado al piso de arriba y también le vimos, al salir, tratar de firmar en algo así como en el libro de celebrities del local caso que lo hubiera, que no lo había. Pinchó en hueso porque la camarera y encargada resultó ser de origen marroquí y tenía algunas quejas con el discurso de Vox sobre la inmigración, a su modo de ver poco pulido y humano, muy de brocha gorda.

Cada día sin hacer constitucionalismo de verdad, constructivo y en libertad, es un día perdido. En la autonomía catalana gravemente perdido, añadiría yo...