Investigación

Reunión de los CDR con la hermana de Puigdemont: la Guardia Civil compara las medidas de seguridad con “las de ETA en Francia”

El exjefe de Información en Cataluña dijo al juez que “en esa especie de cita” desplegaron un dispositivo propio de un grupo organizado: “Me llamó mucho la atención”

Disturbios en Barcelona provocados por los CDR en octubre de 2019 en respuesta a la sentencia del "procés"
Disturbios en Barcelona provocados por los CDR en octubre de 2019 en respuesta a la sentencia del "procés"Quique GarcíaAgencia EFE

La reunión «itinerante» entre miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR)procesados por terrorismo en la Audiencia Nacional y la hermana de Carles Puigdemont –que se habría celebrado a mediados de septiembre de 2018– se llevó a cabo con medidas de seguridad que la Guardia Civil compara con las que ETA desplegaba para sus reuniones en el sur de Francia. Así lo puso de manifiesto ante el juez Manuel García Castellón el pasado 20 de junio, en su declaración como testigo, el exresponsable de Información del Instituto Armado en Cataluña.

El teniente coronel –que estaba al frente de esa unidad cuando se detuvo a los miembros del Equipo de Respuesta Táctica (ERT), la rama más radical de los CDR– aseguró que le llamó «mucho la atención» que «en esa especie de cita «se adoptaron unas medidas de seguridad que fueron muy llamativas y que recordaban a las que utilizan grupos organizados o como las que utilizaba ETA en Francia».

El supuesto encuentro –al que se refirieron dos de los procesados en una conversación telefónica intervenida y que la hermana del expresident negó que se produjera– se habría propiciado con el objetivo de tender puentes de comunicación seguros entre el entonces presidente de la Generalitat, Quim Torra, y el huido Puigdemont, a quien supuestamente se le remitió en esa cita información «sensible».

El origen de la investigación

En esas comparecencias, las defensas intentaron sin éxito que la media docena de guardias civiles que testificaron reconocieran que la investigación a los detenidos en 2019 (ahora a un paso del banquillo) se gestó en unas diligencias secretas abiertas dos años antes y que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) participó en la operación.

Así consta en los audios de esas comparecencias incorporados al sumario, al que ha tenido acceso este periódico, en los que los agentes afirmaron desconocer o no recordar cómo se tuvo acceso a la información que dio la pista de ese encuentro de cinco de los miembros de los CDR procesados con la hermana de Puigdemont.

Uno de ellos, Ferran Jolis (responsable de las comunicaciones de la supuesta organización criminal), sí admitió en su declaración haberse reunido con la hermana del expresident. Pero a preguntas del fiscal Miguel Ángel Carballo, aseguró que se la encontró de casualidad en una cena popular (el Sopar Groc) para «recaudar fondos para la caja de resistencia», celebrada en la localidad barcelonesa de Santa Perpetua. Según explicó, «vino como invitada la hermana de Puigdemont» y al enterarse por un amigo de que él «sabía cosas de móviles», le pidió «si me podía llamar porque lo que buscaban era una línea de comunicación privada para que la Policía no los rastreara».

“Puigdemont no me daba de comer”

«Usted sabía que estaba participando en algo que no estaba bien porque si yo quiero ocultar algo a la Policía no será bueno ¿no?», le pregunta entonces el fiscal. «Yo no sé lo que querían ocultar», pretextó. «Había una situación muy inverosímil, muy complicada y no me importaba hacerle unos mails privados, no creo eso no sea legal», añadió.

«Sinceramente, me daba igual –contestó al fiscal– porque el entonces presidente Puigdemont no me daba a mí de comer, de hecho me quitó medio sueldo cuando trabajaba en ambulancias. Pero al final sí que vi una oportunidad de ingresar dinero en casa, porque al final yo necesitaba comer».

Tras esa comparecencia, tanto el fiscal como la representación de la Asociación Catalana de Víctimas del Terrorismo (Acvot), que ejerce el despacho Fuster-Fabra, reclamaron el ingreso en prisión de Jolis, que acordó el juez (al igual que respecto a otros seis detenidos), y en la que permaneció hasta que se decretó su libertad provisional en diciembre.

Un operativo con emisoras y “cacahuetes”

En la conversación intervenida por la Guardia Civil entre Xavier Buigas y Ferran Jolis (supuesto responsable de la seguridad informática y de las telecomunicaciones del ERT), mantenida el 8 de octubre de 2018, el segundo se refirió a una supuesta reunión con la hermana de Carles Puigdemont (al que se refiere como “Lisa”) que se habría llevado a cabo con unas medidas de seguridad que pretendían repetir con “Gandalf” (Quim Torra).

“Hicimos un operativo con emisoras, con SIM, con cacahuetes para que me entiendas” (tarjetas telefónicas seguras a nombre de falsas identidades) “y con transportes públicos e hicimos, con avanzadillas y coches por detrás para vigilancia, una reunión móvil dentro de un vehículo con ella”. Se trataba, explicó, de asegurar “cuatro o cinco cosas” para que “si nos enganchaban no lo pudieran encontrar”.