El personaje

Cándido Conde-Pumpido: A por el broche de su carrera

El jurista gallego está en pista de salida hacia la presidencia del TC, Pertenece a una larga saga de juristas gallegos y se consolidó en la época de los “años de plomo” de ETA

Conde Pumpido
Conde PumpidoPlatónIlustración

Sigue siendo el mejor posicionado para presidir el Tribunal Constitucional, aunque en los últimos meses se ha postulado otra aspirante, la magistrada María Luisa Balaguer, catedrática de Derecho Constitucional experta en temas de igualdad. Pero en círculos jurídicos se comenta que la habilidad y los apoyos de Cándido Conde-Pumpido, un veterano jurista curtido en mil batallas, inclinará finalmente la balanza a su favor.

En medio de la crisis sin precedentes que ha vivido el TC, Conde-Pumpido ha mantenido un prudente silencio, lo que prueba, según algunas fuentes, su trabajo entre bambalinas hacia lo que él considera el broche de lujo a su dilatada y sólida carrera profesional de tantos años vinculada al Derecho. Una vez celebrado el juramento de los nuevos magistrados ante el Rey Felipe VI, consolidada la mayoría progresista de sus miembros, estos tomarán posesión el lunes y empezará la cuenta atrás para elegir al nuevo presidente. Está por ver cómo miden sus fuerzas Conde-Pumpido y Balaguer, dado que algunos magistrados, entre ellos María Luisa Segoviano, que ha entrado ya con polémica por sus declaraciones sobre la autodeterminación, serían partidarios de que fuera una mujer, por vez primera en la historia, quién asuma la presidencia de la Corte de Garantías.

En todo caso, el jurista gallego está en pista de salida hacia la presidencia del TC, lo que cerraría una larga carrera nunca exenta de polémicas, algunas en el seno del propio Tribunal. Conde-Pumpido, a quien nadie puede negarle su gran experiencia jurídica, estuvo en el ojo del huracán por sus desafortunados comentarios hacia la sentencia del entonces ponente y hoy presidente saliente, Pedro González-Trevijano, contra el primer estado de alarma decretado por el Gobierno de Pedro Sánchez en pandemia. «Es extravagante, propia de un lego y un jurista de salón», llegó a decir Pumpido en una nota filtrada a los medios de comunicación. Curiosamente, luego el ex fiscal general del Estado hubo de retractarse y tales expresiones no figuraban en su voto particular. El escándalo fue de campeonato y Cándido se vio obligado a emitir un comunicado aclaratorio en el que se escudaba en un borrador interno del TC. Afirmó que era una filtración «interesada» y reafirmó su satisfacción por trabajar con unos compañeros de prestigio, sólidos juristas, enfocando la discrepancia «dentro del ámbito propio del debate jurisidiccional».

En medios jurídicos, el enfado era profundo ante lo que consideraban una injerencia del poder político en las instituciones. Por ello, Cándido Conde-Pumpido, en una audaz maniobra, tuvo que recular e insistir en la solvencia e integridad de sus compañeros. No era la primera vez que este magistrado progresista, activista de los derechos humanos, fundador de Justicia Democrática y fiscal general del Estado con José Luis Rodríguez Zapatero, se veía envuelto en polémicas sin ocultar nunca sus claras simpatías hacia el PSOE.

Cándido Conde-Pumpido Tourón pertenece a una larga saga de juristas gallegos, nacido en La Coruña, es hijo del fiscal Cándido Conde-Pumpido Ferreiro, que fue teniente fiscal del Tribunal Supremo, y nieto del magistrado del mismo nombre, presidente de las Audiencias Territoriales de La Coruña, Valladolid y Valencia.

Consolidación en “los años de plomo” de ETA

Se licenció en Derecho, Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad de Santiago de Compostela y ejerció sus primeros puestos como juez de primera instancia e instrucción en Puebla de Sanabria (Zamora) y en Carballino (Orense). Pero su consolidación profesional la forjó en el País Vasco, como magistrado de la Audiencia Provincial de San Sebastián durante cinco años, de 1981 a 1985. Fueron los más violentos por los crueles atentados de ETA y las respuestas de la llamada «guerra sucia» perpetrada por el GAL. Allí fue dónde Cándido se fogueó como juez y coincidió con otros compañeros que apostaron por la permanencia en el País Vasco cuando lo habitual era solicitar el traslado a demarcaciones más tranquilas. Entre los jóvenes jueces de aquel tiempo estaban Juan Alberto Belloch, luego ministro de Justicia e Interior con Felipe González; Joaquín Giménez, presidente de la Audiencia de Bilbao; Ángel Juanes, presidente de la Audiencia Nacional y vicepresidente del Tribunal Supremo, y Javier Zaragoza, hoy fiscal de Sala del Supremo.

En los años de la «guerra sucia» contra ETA en el sur de Francia Conde-Pumpido fue uno de los primeros jueces que condenó a personajes relacionados con aquellas prácticas, como el comisario Manuel Ballesteros. En la Audiencia Provincial de San Sebastián dictó la primera sentencia por un delito de torturas, una vez que la competencia de estos delitos pasó de la jurisdicción militar a la ordinaria. Fundó con Belloch la Asociación pro Derechos Humanos en el País Vasco, la de Magistrados Europeos por las Libertades y la asociación progresista Jueces para la Democracia. También ejerció como profesor en la Facultad de Derecho de Ibaeta, dónde en octubre de 1980 fue asesinado por ETA su compañero Juan de Dios Doval. En la Sala Segunda del Tribunal Supremo se especializó en delitos fiscales contra la Hacienda pública y blanqueo de capitales, y por sus manos pasaron sentencias como el envenenamiento por el aceite de colza o el derrumbamiento de la presa de Tous.

En materia de guerra sucia formó parte del grupo de magistrados que condenaron al ex director general de la Guardia Civil Luis Roldán y al exministro del Interior José Barrionuevo. En abril de 2004 fue nombrado Fiscal General del Estado, cargo que repitió en un segundo mandato. Allí modernizó la institución, reforzó la Fiscalía Anticorrupción y fue un firme defensor de la política antiterrorista de Zapatero que condujo a la tregua y posterior abandono de las armas de ETA. Conde-Pumpido nunca ha sido un magistrado cómodo, aunque nadie pone en duda su dilatada experiencia y su solvencia jurídica.

Es padre de tres hijos, el más conocido, el mayor, Cándido, abogado de personajes polémicos como el inhabilitado juez Elpidio Silva. Casado en segundas nupcias con Clara Martínez de Careaga, magistrada de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo y Consejera del Poder Judicial, Conde-Pumpido tampoco ahora se quedará quieto.