Opinión
El Artículo de Tomás Gómez: Puigdemont gana desde Waterloo
Los nacionalistas y separatistas, nunca han tenido más poder, a pesar de que el 23 J perdieron 9 diputados en su conjunto
La votación a la mesa del Congreso ha sido un botón de muestra de lo que va a ser la legislatura: un mercadillo en el que los socios minoritarios de Sánchez harán valer su poder en cada ocasión.
El vencedor de la mañana fue Puigdemont. Desde Waterloo, con cinco diputados bajo su control, ha llevado la negociación hasta el límite de tiempos, ha impuesto las condiciones que consideraba en este momento procesal y ha dejado en el aire la investidura, a expensas de pactar el referéndum de autodeterminación.
Con este primer acuerdo, además de las dos comisiones de investigación, Puigdemont ha conseguido que Albares, el ministro de Asuntos Exteriores, ya haya registrado una solicitud en Bruselas para que el catalán, el euskera y el gallego sean consideradas lenguas oficiales de la UE.
Es inédito que un asunto doméstico, como es el control de la cámara parlamentaria, haya terminado en la mesa de las instituciones europeas. Las negociaciones con el resto de socios políticos han quedado eclipsadas por el pacto con Junts pero, es obvio, que los apoyos no han sido gratis y que en el futuro se irán conociendo en detalle.
Los nacionalistas y separatistas, nunca han tenido más poder, a pesar de que el 23 J perdieron 9 diputados en su conjunto, pasando de 35 a 26. Todos, excepto Bildu, perdieron escaños, ERC 6, quedándose en 7, los mismos que Junts, que perdió 1 y un diputado menos fue, también, el saldo del PNV.
Pero la estrategia de confrontación de bloques hace más fuerte no al que más votos tiene, sino al que tenga los necesarios para forjar mayorías, por pocos que sean.
La conclusión es que, habiendo bajado todos en votos, excepto Bildu, han logrado que el gran asunto de la legislatura será el territorial. Sánchez está asumiendo importantes compromisos, algunos de carácter público y, otros, más privados, que han sido líneas rojas hasta el momento.
Los ciudadanos han votado menos a los partidos que centrifugan el Estado, pero van a ver como los programas de estos se cumplen en mayor medida. En realidad, no es un éxito de Puigdemont, Junqueras y Otegi, sino un soberano fracaso del Partido Socialista que ha logrado la residencia del Congreso y, con toda seguridad, también tendrá la investidura de Sánchez a un precio demasiado alto.
Pero ni siquiera el problema es el precio, sino el hecho de que hay cuestiones que no deberían ser objeto de transacción en un país serio.
✕
Accede a tu cuenta para comentar