Refugiados

Sin solución para el «Open Arms»

La ONG mantiene que no puede navegar hasta España por la situación a bordo tras 19 días y solicita el traslado de los inmigrantes por un buque español o que se flete un avión.

Desde la ONG aseguran estar desbordados.
Desde la ONG aseguran estar desbordados.larazon

La ONG mantiene que no puede navegar hasta España por la situación a bordo tras 19 días y solicita el traslado de los inmigrantes por un buque español o que se flete un avión.

La crisis del buque «Open Arms», fondeado frente a la isla italiana de Lampedusa desde hace ya seis días, parece cada día más una partida de ajedrez o de mus en la que los protagonistas lanzan órdagos a la espera de que los adversarios se los crean o no. Mientras el primer ministro Matteo Salvini se jacta de una supuesta victoria en su pugna contra la inmigración tras la oferta in extremis del Gobierno español, la Unión Europea se limita a pedir cooperación y la oenegé, pese al cansancio de los rescatados, mantiene su pulso al primer ministro italiano y al Ejecutivo español, una posición que solo perjudica a quienes están a bordo de la embarcación.

48 horas después de la oferta del Ejecutivo de Sánchez, la solución a la dramática situación de los que continúan atrapados en la cubierta del barco pasa por dos alternativas: desembarcar en Lampedusa o el trasbordo de todos los inmigrantes a otro buque en el que puedan navegar durante varios días hasta alcanzar un puerto español o incluso que viajen a España en avión. Desde la oenegé no dan su brazo a torcer e insisten en que no pueden navegar ni una hora más con todos los inmigrantes a bordo. «Es indipensable que Italia y España asuman la responsabilidad, poniendo los medios necesarios», aseguró ayer en un comunicado para más tarde solicitar al Ejecutivo español que flete un avión. «Alquilar un Boeing para 200 personas tiene un coste de 240 euros por pasajero», explicó a los periodistas congregados en el muelle de Lampedusa Riccardo Gatti, el jefe de misión del Open Arms en Italia. «La solución para el “Aquarius”, el año pasado, para un barco de la Guardia Costera, costó 250.000 euros, mientras que el gasto para el otro barco ni siquiera se ha conocido», añadió.

La tripulación alega la imposibilidad de asumir varios días más de travesía con 107 personas en condiciones extremas, hacinadas en cubierta con ataques de ansiedad, peleas y hasta varios rescatados tirándose el domingo por la borda para tratar de llegar a nado a Lampedusa, a 800 metros.

En este escenario, los puertos de Baleares, tanto Mahón como Palma, son los dos puertos españoles más cercanos a la ubicación actual del buque. Se sitúan a unas 500 millas náuticas, que a una velocidad estimada de ochos nudos para un remolcador de estas características supondría casi tres días de navegación.

Sin embargo, la solución parece más lejana que nunca. En las últimas horas el rifirrafe entre los miembros del buque humanitario y el Ejecutivo español se ha intensificado, hasta el punto de que Open Arms acusó de «tergiversar» sus palabras al Gobierno, en refencia a la oferta que supuestamente rechazaron de desembarcar en el puerto de Malta que anunció la vicepresidenta Carmen Calvo. No fue el único encontronazo. El Gobierno en funciones desmintió un acuerdo con Italia para desembarcar a los rescatados que fue anunciado por la oenegé. El enfrentamiento abierto entre ambos no hace más que alejar la solución al bloqueo en el que se encuentra la embarcación tras 18 días a la deriva.

Mientras el buque mantiene su «no es no» a atracar en un puerto nacional, a la crisis humanitaria en el interior del «Open Arms» se suma también otra legal. En el mes de enero, la Dirección General de la Marina Mercante, dependiente del Ministerio de Fomento, le denegó el permiso de salida para zarpar hacia aguas internacionales con el objetivo de salvar vidas de inmigrantes en peligro. El motivo: el cierre de los puertos de Italia y Malta. En abril, recibió la autorización para zarpar del Puerto de Barcelona, donde llevaba bloqueado más de cien días, para llevar ayuda humanitaria a las islas griegas de Samos y Lesbos, pero no para participar en tareas de rescate de inmigrantes en el Mediterráneo central. Si regresa a España, probablemente, tendrá que responder por este incuplimiento.

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