Aviación

¿Debería esperar España para anunciar la compra de cazas F-35? Los fallos en el caza de quinta generación se suceden

La Agencia de Gestión de Contratos de Defensa del Pentágono está preocupada por los problemas tanto en el rendimiento como en la fabricación.

Un F-35 en un portaaviones
Un F-35 en un portaavionesLockheed Martin

El Gobierno daba luz verde el pasado mes de septiembre a destinar una partida de 4.593 millones de euros para la ampliación del programa Halcón que incluye la compra de otros 25 cazas Eurofighter para el Ejército del Aire y el Espacio para reemplazar parte de los EF-18M peninsulares y necesidades de la primera fase en la que ya se compraron 20 aparatos para Canarias.

Los primeros aviones saldrán en 2026 de la planta de ensamblaje de la compañía en sus instalaciones de Getafe. La previsión de entregas es la siguiente: tres aviones en 2026; cinco en 2027, seis en 2028, cuatro en 2029 y dos en 2030. A estos habría que unir los 25 ahora presupuestados, aunque aún habrá que esperar a su aprobación definitiva. Con los 25 nuevos Eurofighter España llegará los 114 aparatos.

Sin embargo, la presumible compra de cazas F-35 tanto para el Ejército del Aire como para sustituir a los viejos Harrier de la Armada, a bordo del LHD Juan Carlos I, se sigue demorando, mientras el resto de países europeos ya han anunciado la compra del avión de combate de quinta generación estadounidense, excepción hecha de Francia que apuesta por sus Rafale. Italia, Reino Unido, Alemania, Bélgica, Dinamarca, Finlandia, Países Bajos, Noruega, Polonia, Grecia, Suiza, República Checa o Rumania ya lo tienen o han anunciado su compra.

En cualquier caso, vistos los informes que se están publicando en las últimas semanas, ¿es buen momento para anunciar la compra del F-35?

Las noticias que llegan de la Agencia de Gestión de Contratos de Defensa del Pentágono (Defense Contract Management Agency, DCMA en sus siglas en inglés), es que son constantes los fallos detectados en los aviones, que afectan tanto a la preparación del vuelo como su desempeño general, y que estos están provocando una preocupación importante entre los clientes del avión.

El Cuerpo de Marines de EE. UU. habría llamado la atención en las últimas semanas sobre la presencia constante de defectos en el control de calidad. La DCMS señala que estos problemas se deben a la escasez de piezas, lo que a su vez provoca ineficiencias en la producción e inevitablemente retrasos en la entrega de muchos aviones.

Junto con las crecientes demandas de producción del F-35, los persistentes problemas durante la fase de ensamblaje socavan aún más la eficiencia de la producción. Los factores que contribuyen incluyen la rotación de la fuerza laboral y el desempeño de algunos proveedores que se mantienen por debajo del promedio.

Tanto es así, que la Oficina del Programa F-35 del Pentágono ha confirmado que está trabajando de la mano de Lockheed Martin, el fabricante del avión, para gestionar los desafíos de control de calidad. Cada preocupación identificada se está abordando activamente. También se están realizando esfuerzos para comprender y aliviar las preocupaciones expresadas por la Infantería de Marina.

Y es que, a pesar de que todos estos fallos no son nuevos, los pedidos se han multiplicado en los últimos años, poniendo al límite la capacidad de producción de las instalaciones del avión, cuyas compras han superado a todas las demás clases de cazas occidentales juntas. La ausencia de otros nuevos cazas de cuarta generación compatibles con la OTAN durante más de una década deja al Pentágono con alternativas limitadas además de continuar con el programa actual. Una alternativa sería el Eurofighter que fabrican Alemania, Reino Unido, Italia y España, pero no se puede calificar como un caza de quinta generación.

Recientemente, las tasas de disponibilidad del avión han estado bajo escrutinio, con una creciente preocupación entre la Cámara de Representantes sobre la capacidad de la Oficina del Programa Conjunto F-35 para mejorar el rendimiento del avión en ese ámbito.

Rob Wittman, presidente del subcomité de Fuerzas Aéreas y Terrestres Tácticas de la Cámara de Representantes, cuestiona la discrepancia observada entre lo prometido y lo que se cumple, especialmente en casos de bajas tasas de disponibilidad, aunque no es esta la única preocupación.

Un incidente reciente en junio en la Base de la Fuerza Aérea Hill en Utah, atribuido a un defecto de software, provocó la destrucción de un F-35. Las primeras entregas de cazas furtivos F-35A a Bélgica fueron rechazadas debido a insatisfacciones técnicas y la necesidad de mejoras de software. De manera similar, Corea del Sur ha expresado su preocupación por las diversas deficiencias en el desempeño del avión.

Los datos referidos al presente año 2023 van en la misma línea y afectan especialmente a los problemas con el motor F135 del F-35, que han disparado las tasas de indisponibilidad a un asombroso 600% en comparación con los cazas de cuarta generación de la Fuerza Aérea de EE. UU. Esto ha costado decenas de miles de millones de dólares en costos operativos adicionales debido a su insuficiente producción.

A todos estos problemas habría que añadir el ocurrido el pasado 18 de septiembre, cuando desapareció un F-35B y no fue encontrado hasta más de 24 horas después. El caza, que volaba en modo automático en Carolina del Sur tras eyectarse el piloto por un "percance" en el aparato, sufrió un problema técnico aún desconocido que también dejó el transpondedor -un mecanismo que rastrea los aviones- inoperable. Pese a ello, el caza de quinta generación continuó funcionando durante algún tiempo antes de estrellarse contra el suelo.