Defensa
El submarino S-81 "Isaac Peral", a punto de ser entregado a la Armada, navega ya a la máxima cota operativa
La prueba tuvo lugar el pasado martes con participación de personal de la compañía española, la Armada y el Ministerio de Defensa
El submarino S-81 "Isaac Peral", el primero de la serie S-80 en el que trabaja Navantia, ha superado el último hito de seguridad antes de su entrega a la Armada, prevista para antes de que finalice 2023, con la navegación a cota máxima operativa.
La prueba tuvo lugar el pasado martes con participación de personal de la compañía española, la Armada y el Ministerio de Defensa. Así, el sumergible, el submarino ha superado un hito de gran importancia y continuará realizando diversas pruebas hasta su entrega definitiva.
El programa de construcción de cuatro submarinos S-80 para la Armada constituye un enorme salto tecnológico para Navantia, para la Armada y para la industria española. Con la ejecución de este ambicioso programa, Navantia se convierte en Autoridad Técnica de Diseño y como tal participa en la nueva Oficina Técnica (OTACV) que implantará una nueva metodología de sostenimiento.
El presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, ha expresado su agradecimiento a los participantes en el programa: “La navegación a cota máxima operativa es un momento simbólico para todos los implicados en este programa, Ministerio de Defensa, Armada, personal de Navantia e industria colaboradora. Es, por lo tanto, un buen momento para reconocer el trabajo de todos, porque con el S-81 Navantia y España dan un salto cualitativo en sus capacidades de defensa y en su base industrial y tecnológica”.
El pasado mes de septiembre, el Consejo de Ministros dio luz verde a destinar una partida de 8,2 millones de euros para que la US Navy, la Armada estadounidense, tutele, una vez vayan entrando en servicio, los submarinos de la clase S-80, cuya primera unidad, el S-81 ‘Isaac Peral’, está actualmente en fase de pruebas y está previsto entregar a la Armada española el próximo mes de noviembre.
Según el Gobierno, "esta asistencia dará continuidad a la llevada a cabo por la US Navy durante el programa de obtención y que tan fructíferos resultados ha dado para el éxito final del programa y la puesta en servicio de los submarinos S-80", recoge el texto aprobado ayer. .
Esta asistencia técnica, que se realizará a través de la Oficina Técnica de Apoyo al Ciclo de Vida (OTACV), "será de gran ayuda para la Armada" a la hora de lograr una eficiente gestión del sostenimiento de los submarinos, además de asistir a la toma de decisiones relacionada con el ciclo de vida útil de los submarinos S-80: "apoyo relativo, estudios o análisis técnicos y de seguridad, apoyo programático a la sostenibilidad del submarino, resolución de temas durante la vida en servicio referentes a la antigüedad u obsolescencia de equipos, modernización, asesoría en planificación del mantenimiento, entre otros".
La puesta en marcha de la OTACV como oficina conjunta entre la Armada y Navantia, elemento fundamental para el desarrollo de las actividades a realizar dentro del Ciclo de Vida de los submarinos S-80, permite el flujo de la información entre Defensa y la empresa española está inspirada en el concepto de 'Planning Yard' de la USN, y fue recomendada su implantación para el sostenimiento de los nuevos sumergibles españoles.
La serie S-80 Plus es una nueva generación de submarinos convencionales oceánicos, con diseño y construcción completamente españoles. A diferencia de las Armadas que cuentan con submarinos nucleares, los S-80 Plus han apostado por la propulsión independiente del aire (AIP).
Cuando se tomó la decisión de poner en marcha el proyecto de construcción de los submarinos de la clase S-80, Navantia asumía por primera vez en su historia el rol de autoridad técnica de diseño en submarinos, pasando de construir en España con diseño extranjero a construir en España con diseño propio, aunque ya se trabajó con el asesoramiento de la US Navy estadounidense e, incluso, de la NASA.
El constructor naval se embarcó en este programa después del éxito -nacional e internacional- de las fragatas F-100, el portaviones LHD Juan Carlos I y los buques anfibios de la clase Galicia. Es precisamente esta experiencia y reconocido prestigio en buques de superficie la que empujó a la industria nacional a dar un paso más e iniciar un programa para diseñar un submarino, algo mucho más complejo.
Hasta el programa S-80 Plus, cabe recordar, España había desarrollado su fuerza submarina con diseños, tecnología y apoyo técnico extranjero (de Estados Unidos y Francia fundamentalmente). Por ejemplo, tanto la serie S-60 como la S-70 fueron construidas por los astilleros públicos españoles siguiendo un diseño francés de la entonces DCN -hoy Naval Group-.
Para comprender mejor lo difícil que es diseñar y poner en servicio un submarino es frecuente comparar su construcción con el desarrollo de una nave espacial. En ambos casos hay que actuar en un medio totalmente hostil que ataca constantemente a un hermetismo, que bajo ninguna circunstancia puede romperse.
Obviamente, esto supuso todo un desafío para los ingenieros. En el programa S-80, de hecho, ingeniería naval y aeroespacial van de la mano. Una muestra de esta afirmación es que Navantia acabó utilizando manuales de ingeniería de sistema de la NASA durante la etapa de rediseño entre 2013 y 2016, después de detectar los problemas de sobrepeso.
Es importante subrayar que el equipo de ingenieros del astillero español continuó al frente del diseño durante esta fase decisiva, asesorado por la Marina estadounidense y Electric Boat. El programa al final se reestructuró de forma integral y el astillero de Cartagena puso en marcha nuevos procesos y metodología.
Características del submarino
El submarino S-80 tiene un desplazamiento en inmersión de casi 3.000 toneladas (2.965 t), una eslora de 81 metros y un diámetro de casco resistente de 7,3 metros. Su velocidad en la superficie será de 10 nudos y en inmersión de 19 nudos. En su interior alberga 180 sistemas y 60 km de cables.
El sumergible está dotado con un sistema de propulsión principal basado en un motor eléctrico (MEP) de 3.500 kw y un motor diésel compuesto por tres grupos generadores de 1.200 kw que producen la energía que alimenta al MEP. Por su parte, el Sistema de Propulsión Independiente del Aire (AIP) permite al buque, de acuerdo con Navantia, permanecer hasta tres semanas bajo el agua. Mientras este sistema está activo, el submarino no tiene la necesidad de ascender a cota snorkel para recargar las baterías.
En las consolas de la sala de mando y control se maneja desde la propulsión del buque, hasta el aire acondicionado, pasando por los equipos y armamento que forman parte del sistema de combate o las comunicaciones.
La dotación del submarino está compuesta por 32 marinos, aunque tiene capacidad para acoger otros ocho efectivos más para, por ejemplo, operaciones especiales. La alta automatización de los equipos y sistemas ha reducido prácticamente a la mitad la dotación con respecto a los submarinos de la serie S-70, pese a ser un submarino de un desplazamiento y complejidad muy superior.
Por su parte, el sistema de armas incluye seis tubos lanzatorpedos y capacidad para embarcar 18 armas (misiles, torpedos y minas). El sonar cilíndrico ubicado en la proa es el principal sensor acústico pasivo para operaciones en inmersión.
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