Exteriores

La espera sin fin de las aduanas de Ceuta y Melilla

El Gobierno insiste en que hay una hoja de ruta para una apertura «ordenada y gradual». Los empresarios desesperan

Autoridades de Ceuta, jefes de la comandancia de la Guardia Civil y Policía Nacional y jefes de la Agencia Tributaria durante la entrada de la primera furgoneta que ha pasado a Marruecos tras pasar el control aduanero comercial en la frontera entre Ceuta y Marruecos, a 29 de enero de 2023, en Ceuta (España).
Autoridades de Ceuta, jefes de la comandancia de la Guardia Civil y Policía Nacional y jefes de la Agencia Tributaria durante la entrada de la primera furgoneta que ha pasado a Marruecos tras pasar el control aduanero comercial en la frontera entre Ceuta y Marruecos, a 29 de enero de 2023, en Ceuta (España).Antonio SempereEuropa Press

Cerca de cumplirse un año desde que el apoyo de España a Marruecos en el Sáhara –mediante una carta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al Rey Mohamed VI– lograra poner fin a la crisis diplomática con el país vecino con el compromiso de «normalizar la circulación de personas y mercancías» por sus fronteras terrestres, las prometidas aduanas comerciales de Ceuta y Melilla siguen sin ver la luz.

El Ejecutivo, que había prometido que la infraestructura sería una realidad en 2022, insiste en que hay una hoja de ruta para su apertura, pero no ha sido capaz de hacerla pública, como tampoco ha podido explicar el retraso. Los empresarios de las ciudades autónomas desesperan. Marruecos, mientras tanto, guarda silencio sobre un asunto espinoso, porque pactar sendas aduanas implica el reconocimiento tácito de la soberanía española de Ceuta y Melilla, realidad que Rabat nunca aceptará de manera expresa. Por ejemplo, en un escrito remitido el 9 de septiembre –ya en la «nueva etapa» en las relaciones– a la Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU, las autoridades magrebíes negaban tener fronteras terrestres con España.

Los incumplimientos y la opacidad marcan la historia de una larga espera con un horizonte sombrío. Primero fue la promesa, durante la primera cumbre bilateral de Rabat (7 de abril de 2022) de que las aduanas comerciales de Ceuta –nunca antes había tenido– y Melilla serían una realidad. Transcurridos más de cinco meses, el 21 de septiembre, en los márgenes de la Asamblea General de la ONU y en presencia de su homólogo marroquí, el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, fijó una fecha para la primera aduana de Ceuta y la reapertura de la de Melilla: enero de 2023.

Sin mención

No fue el caso y después, los días 1 y 2 de febrero, llegó la XII Reunión de Alto Nivel Marruecos-España, en la que todo apuntaba a que uno de los grandes acuerdos sería la apertura de las aduanas. Pero tampoco hubo mención alguna en el acuerdo final pactado, como tampoco a la soberanía española de las dos ciudades, aunque sí quedó reflejado el apoyo del Ejecutivo Sánchez a la de Marruecos sobre el Sáhara. El nulo entusiasmo de Rabat por las aduanas quedaba de manifiesto, al igual que la voluntad del Gobierno de España de no importunar a sus socios marroquíes. Recientemente, fuentes gubernamentales marroquíes citadas por la prensa local aseguraban estar a «la espera», aguardando «profundizar en la coordinación y el diálogo» con Madrid.

Entretanto, el Gobierno ha llevado a cabo dos «pruebas piloto» por las futuras aduanas del Tarajal y Beni-Enzar. El 27 de enero y el 24 de febrero, en la que se incorporaron supuestas «soluciones a muchas de las dificultades técnicas». Un «hito», según autoridades españolas.

Durante todo este tiempo, el Gobierno, de boca siempre del ministro Albares, insiste en la existencia de una hoja de ruta para la apertura, pero «razones de seguridad» impiden revelarla. Además, el jefe de la diplomacia española enfatiza una y otra vez la apertura «ordenada y gradual» para evitar repetir «escenas del pasado», en relación al contrabando y las porteadoras, aunque las propias aduanas comerciales sean la mayor garantía de que no volverían a producirse. El pasado lunes, Albares dijo que el Ejecutivo continuará «este trabajo en un clima de tranquilidad y serenidad, conforme a la hoja de ruta que nos hemos fijado, para consolidarla y hacerla irreversible».

El PP pide que la UE intervenga

Entretanto, el PP pide la intervención de la UE en este culebrón. El vicesecretario de Institucional y portavoz del Partido Popular Europeo, el español Esteban González Pons, acusó el viernes desde la propia frontera hispano-marroquí a ambos ejecutivos de no tener voluntad política de cumplir con el compromiso adquirido: «Honestamente, debo decir que tengo la sensación de que ni Marruecos ni el Gobierno de Sánchez tienen intención de reabrir la aduana comercial antes de las elecciones generales».

Mientras, los empresarios de las dos ciudades aguardan con cada vez menos esperanzas. «Es indignante lo que está pasando», explica a LA RAZÓN el empresario melillense –CEO de Total Logistic Services, sociedad especializada en servicios logísticos del transporte y las aduanas–, José Luis Martínez Lázaro. «Se nos dice que es complicado, pero la aduana de Melilla estuvo funcionando desde la independencia de Marruecos hasta agosto de 2018. No sé qué es lo que tienen que seguir probando tantos meses después. Nos toman el pelo porque no es un problema técnico, sino político con Marruecos. España no quiere forzar la máquina y Marruecos desea asfixiar económicamente a las dos ciudades».