Terrorismo

Hacer una bomba con materiales del supermercado y la farmacia

La colaboración ciudadana es fundamental para evitar que los yihadistas puedan hacerse con los productos necesarios para hacer los artefactos

Domicilio donde fue detenido un menor sirio de 17 años en una operación contra el yihadismo en Montellano
Domicilio donde fue detenido un menor sirio de 17 años en una operación contra el yihadismo en MontellanoEP

La reciente operación antiterrorista realizada por la Comisaría General de Información de la Policía Nacional (CGI), en la que se evitó un atentado de consecuencias imprevisibles contra un colegio, ha puesto de manifiesto la facilidad con la que elementos yihadistas, en este caso un menor de edad, pueden hacerse, en el marcado abierto, con los materiales necesarios para confeccionar un artefacto con una gran capacidad mortífera.

En el registro que realizaron los agentes policiales en el domicilio del presunto yihadistas fueron hallados materiales, comprados en la calle, con los que pensaba confeccionar una bomba alojada en un recipiente metálico, cargado de metralla para la que ya había fabrica el TATP (triperóxido de acetona), llamado “La Madre de Satán”, siguiendo las instrucciones contenidas en tutoriales del estado Islámico (Isis, Daesh).

Entre otras cosas, fueron hallados diferentes recipientes de acetona, agua oxigenada y un frasco grande con una cantidad importante de póIvora; una bomba ya montada, a la que le falta el explosivo pero con metralla adosada a la misma. El sistema de ignición era mediante una llamada de teléfono móvil que activaría un detonador.

También se encontraron una bolsa con sustancia bianca; una bolsa de plástico conteniendo una sustancia pulverulenta de color amarillo que aparentemente sería azufre, con un peso de 657 gramos; una bolsa de plástico conteniendo una sustancia pulverulenta de color negro que aparentemente sería carbón vegetal, con un peso de 361 gramos (con los dos elementos anteriores se fabrica pól vora negra); un contenedor de plastico, que en esencia parecía una bolsa de plástico de dos litros de refresco cortada a la mitad, conteniendo en su interior un cilindro de metal (una lata de conserva recortada) y, entre ambos contenedores, lo que son perdigones de plomo que junto a las anteriores sustancias permitirían la fabricación de un artefacto, un barreno detonador. Añadiendo explosivo en el interior de cilindro de metal, provocaría una explosión que aumentaría su poder lesivo con la dispersión de los perdigones, que harían las veces de metralla; un dispositivo que podría ser parte de un iniciador para las sustancias explosivas descritas.

En un armario empotrado ubicado a la salida de la habitación del detenido, fueron hallados elementos y sustancias químicas con los que se fabrica el TATP; seis botellas de acetona, tres botellas de agua oxigenada (peróxido de oxígeno), glicerina, una botella de ácido sulfúrico con el 99% de concentración, un bote de plástico con tapa amarilla con un peso de 301 gramos que contenía lo que pólvora. Además, en el domicilio había un machete de grandes dimensiones; un chaleco táctico militar mimetizado con un porta cargadores y dos mosquetones de acero inoxidable.

Valga la prolija descripción del material incautado para destacar que todos esos productos, aunque algunos son objeto de especial atención por parte de las Fuerzas de Seguridad, sobre todo después de los atentados de 2017 en Cataluña y los que los venden deben comunicar a las mismas cualquier novedad al respecto, para poner sobre la mesa la necesidad de establecer un mayor control. Es verdad que carece de sentido investigar a las personas que compren azufre, carbón vegetal, agua oxigenada o, incluso, acetona porque la casi totalidad lo hacen para usos domésticos. Sin embargo, los actores, “lobos” solitarios, como el detenido de la localidad de Montellano, pueden utilizar internet o incluso a familiares para que les realicen las adquisiciones. En este sentido, resulta fundamental la colaboración ciudadana, en especial la de los vendedores de dichos productos.

Aunque los tutoriales que ofrece el Estado Islámico presentan el TATP como algo sencillo de fabricar con las debidas precauciones, sobre todo después de la explosión de Alcanar en 2017, que frustró la mayoría de los atentados planificados por la célula de Ripoll, la realidad es bien distinta, como lo acredita la citada explosión accidental. De hecho, el detenido de Montellano había provocado con éxito el TATP que había fabricado, algo que pudo ser observado por los agentes que lo vigilaban, que procedieron a su inmediata detención.

En uno de los cuadernos intervenidos en el registro del domicilio de este sujeto, fue intervenido un cuaderno con inscripciones manuscritas sobre la composición del TATP, así como una imagen de la bandera de DAESH enmarcada. En su terminal telefónico se encontraron abundantes archivos de contenido que alienta de forma clara a la Yihad, con una participación activa y personal del detenido.