José Ramón Gómez Besteiro: En manos de una nueva izquierda

Ha sido un candidato oscurecido por la lideresa del BNG, Ana Pontón. El aspirante del Partido Socialista de Galicia, José Ramón Gómez Besteiro, finaliza su campaña bajo la incógnita de una nueva izquierda por el trasvase de votos al Bloque Nacionalista Gallego, que ha logrado recabar en sectores jóvenes y feministas. Pese a ello, este abogado lucense ha sacado pecho en todos los mítines flanqueado por Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero, que echaron el resto. «El cambio es posible», insiste Besteiro aunque las encuestas auguran una notable bajada electoral de los socialistas. Su líder en estos comicios afronta el doble reto de intentar descabalgar al PP de la Xunta después de catorce años con mayorías absolutas y frenar la fuga de votantes de izquierdas hacia la formación separatista encabezada por Pontón. Junto con Sánchez y Zapatero, que multiplicaron su presencia en Galicia para arroparle, su mensaje ha sido de ataque frontal al PP y Alfonso Rueda, sin olvidar la clave nacional del liderazgo de Alberto Núñez Feijóo, a quien coloca «en tiempos de descuento».

Hace ocho años José Ramón Gómez Besteiro se vio implicado en una imputación judicial que le obligó a dimitir de todos sus cargos. Pero poco después aquellas causas quedaron archivadas, el político lucense limpió su imagen y Pedro Sánchez le recuperó de nuevo. Primero como delegado del Gobierno en Galicia, después en las listas de diputado al Congreso y finalmente, como candidato a la Xunta autonómica. Abogado de profesión, Besteiro superó aquel destierro político que, asegura, le hizo más fuerte y resistente. Afiliado al PSOE gallego en su etapa de estudiante de Derecho en la Universidad de Santiago, con tan solo treinta años ya era portavoz y concejal socialista en el Ayuntamiento de Lugo, de cuya Diputación Provincial también fue presidente. Su amistad con Pedro Sánchez se cimentó cuando el entonces aspirante a la secretaria general del PSOE recorría toda España para lograrlo. Besteiro siempre ha admirado la resistencia política de Sánchez, quien le propuso ser ministro de su Gobierno, lo que el gallego rechazó para ser candidato a la Xunta.

Sus amigos y colaboradores destacan que es una persona «con energía positiva», que sufrió mucho en la etapa de su imputación judicial, aunque no le queda resentimiento. Educado en las formas, pero muy duro en el choque político, ha intentado ilusionar al votante de izquierdas bajo el estigma negativo de un mal resultado por el ascenso del BNG. Pese a todo, advierte que el PSOE siempre saca más votos de los vaticinados por los sondeos y afronta el reto de verse obligado a pactar con Ana Pontón la presidencia de la Xunta, en caso de arrebatar al PP la mayoría absoluta. Padre de dos hijos, se considera un político rocoso que, como él mismo reconoce, pasó muchos años «en el purgatorio». Ahora se verá si el destino le brinda una segunda oportunidad.