Cumbre OTAN

Moncloa celebra el golpe de efecto del plante de Sánchez a Trump

Ignoran las posibles consecuencias económicas y militares que destacan diarios como «Financial Times»

La ministra de Defensa, Margarita Robles, participa en el acto de clausura del XXVI Curso de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas este jueves, en Madrid.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, participa en el acto de clausura del XXVI Curso de Estado Mayor de las Fuerzas Armadas este jueves, en MadridDaniel GonzálezAgencia EFE

El Gobierno ha dedicado el día a justificar su estrategia de rechazo (aunque sin colisión directa) a las exigencias de Donald Trump en el marco de la cumbre de la OTAN. Con los ecos de las amenazas de la Casa Blanca de hacer «pagar el doble» a España en la guerra arancelaria aún resonando en muchos oídos, el presidente Sánchez se apresuró desde Bruselas a sacar pecho de nuevo. Por si no había quedado clara su postura.

«España es un país solidario, comprometido con los Estados miembros de la Alianza, pero también soberano, y ese es el equilibrio que encontramos en la declaración que acordamos los 32 Estados miembros de la Alianza, incluido también EE UU», sostuvo a su llegada al Consejo Europeo. Poco después era la ministra de Defensa, Margarita Robles, quien advertía a los aliados de la OTAN de que España «quiere tener las mejores relaciones con todos», pero ha querido dejar claro que «no acepta lecciones de nadie», en el marco de la tensión por el 5%.

Hasta aquí todo según lo esperado. El guion no podría haber seguido otra trama argumental tras la declaración inusitada del domingo desde la Moncloa en la que Sánchez lanzaba el guante a Trump. Sin embargo, lo que muchos se preguntan es si el Ejecutivo ha calculado bien los riesgos económicos y militares de contradecir al líder republicano. Aunque fuera necesario para mantener de su lado a sus socios de Legislatura y para lograr cambiar la conversación pública de la corrupción a los prepotentes americanos.

Lo cierto es que la postura española ha caído fatal entre varios socios de la Alianza que también integran la UE. Según las crónicas de los que vivieron la cumbre en primera fila, el presidente del Gobierno se mantuvo alejado de los corrillos que tanto le atraen en otras citas internacionales y se mostró taciturno y aislado. No se le vio, como acostumbra, en animada charla con el presidente Macron o el británico Starmer.

El diario «Financial Times» fue ayer uno de los más duros a la hora de valorar esta estrategia y ha alertado del «riesgo» al que Sánchez aboca a España. En un artículo publicado tras la cumbre, califican de «arriesgada» la «apuesta» de enfadar a Trump. Las amenazas del líder estadounidense llevan al «FT» a cuestionar si «Sánchez, que es considerado un astuto superviviente político en España, ha calculado mal su estrategia y ha llevado su suerte demasiado lejos».

De momento, como recuerda a LA RAZÓN el investigador principal del Real Instituto Elcano Miguel Otero, «podría haber trabas fitosanitarias, alimentarias o, incluso, aranceles, pero recordemos que la UE es una unión aduanera: no se puede aplicar un arancel solo a España. Las competencias comerciales son de la Comisión Europea». Según este profesor de la IE School of Politics, Economics and Global Affairs, «a nivel agroalimentario, sería más fácil. Ya lo han hecho con la aceituna. También se pueden aplicar barreras no arancelarias. Pero insisto: creo que esta amenaza quedará en nada».

Existen otros sectores, como el de la industria de Defensa, que temen que nuestro país pueda ver comprometidas ciertas capacidades militares si EE UU decide iniciar una loca carrera de aumento de precios. Tanto en el mantenimiento de equipos como en la adquisición de material nuevo.

Ahora es cuando empieza la negociación importante, una vez que Donald Trump ha abandonado Europa con la sensación de victoria sobre el porcentaje de la discordia. Queda por delante la batalla arancelaria sobre el 10% que Trump impuso a los productos de la UE y cuya aplicación retrasó hasta el 9 de julio.