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El líder de Podemos, Pablo Iglesias, interviene en la Asamblea Ciudadana "Sí Se Puede", que durante dos días someterá a examen las propuestas presentadas por los diferentes equipos sobre el modelo de partido que quieren construir, su organización y sus principios éticos y políticos.
El líder de Podemos, Pablo Iglesias, interviene en la Asamblea Ciudadana "Sí Se Puede", que durante dos días someterá a examen las propuestas presentadas por los diferentes equipos sobre el modelo de partido que quieren construir, su organización y sus principios éticos y políticos.larazon

El líder de Podemos, Pablo Iglesias, ha confirmado ante la asamblea de su partido que se “echará a un lado” si finalmente no se aprueba su propuesta de que haya un sólo secretario general en la formación.

«Sí se puede, sí se puede». Las 7.000 personas que se dieron cita ayer en el Palacio de Vistalegre cantaban en pie ante la llegada de su líder. Pablo Iglesias hizo aparición en la Asamblea Ciudadana de su formación junto a su cúpula –Luis Alegre, Carolina Bescansa, Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero–. Los cinco mediáticos de Podemos aplaudían al sentirse vitoreados por sus fieles. Como en un congreso del PP o el PSOE, las caras más visibles de Podemos ocuparon el escenario para aplaudir a su público. «Presidente, presidente», gritaban los asistentes a Iglesias. La cita que daba el pistoletazo de salida al «Podemismo» venía marcada por el océano que separa las propuestas de Iglesias y las de Pablo Echenique, el eurodiputado del partido. Mientras que Iglesias quiere erigirse como el único secretario general que ostente todo el poder, Echenique apuesta por tres personas como máximos responsables. Sin embargo, Iglesias dejó claro que «tres secretarios generales no pueden derrotar a Pedro Sánchez y a Rajoy».

El líder de Podemos admitió que en caso de que su programa no saliese elegido, se apartaría en virtud de aquel borrador más votado. Asimismo, dijo sentirse seguro de que «Echenique también daría un paso a un lado y nos apoyaría en todo si ganamos nosotros». Pablo Iglesias quiere ser el líder de Podemos, porque cree que su equipo es el más eficaz para llevar al partido a la Moncloa. En este sentido, Juan Carlos Monedero comentó a LA RAZÓN que «la gente se ha identificado con Podemos por el trabajo que hemos realizado nosotros, por eso querrán que sigamos manejando el timón para ganar y echar a la casta». El acto se abrió con el discurso de Iglesias. El líder de Podemos volvió a repetir que su partido no nació «para tener un papel testimonial, sino para ganar, formar gobierno y cambiar el país». El eurodiputado se deshizo en elogios hacia su partido, cuya campaña para las elecciones europeas está seguro de que se estudiará en las universidades. «La demostración de que somos una gran organización es que muchos se están poniendo nerviosos, porque en sólo ocho meses competimos con los partidos de la casta», explicó.

Respecto a su polémica con Echenique, Iglesias advirtió de que «en Podemos no tenemos miedo a la discusión porque nos estamos jugando un país. Se pensaban que las discusiones en nuestros partidos se resolvían con reuniones secretas en reservados como en el PSOE y el PP, pero no». Es más, el carismático líder quiso mandar un mensaje a la Prensa que alertó de la división interna en el partido: «Un aplauso irónico para todos esos periódicos que dicen que en Podemos no hay unidad». Al mismo tiempo, criticó a los «columnistas a sueldo que cargan contra nosotros porque nos temen». Así, Monedero comentó a este diario que «la polémica ha quedado zanjada: todos hemos saludado a nuestro compañero Echenique».

Pablo Iglesias es un referente en cuanto a telegenia se refiere. «Nos está mirando un país entero», dijo en varias ocasiones durante su discurso ante los 7.000 camisetas violetas. El pabellón no se llenó para escuchar las proclamas «podemistas». De hecho, la organización pidió por megafonía que bajara gente de las gradas a la pista para llenar un ala de las tres que ocupaban el ruedo de Vistalegre, donde abundaban las sillas vacías. «No podemos empezar hasta que llenemos la pista», dijo un miembro de la organización. Y es que saben que en televisión podían quedar en evidencia ante un espacio donde sólo se vieran sillas sin dueños. La acústica del palacio no favorecía los discursos de los interlocutores, lo que provocó que los asistentes pasaran del «sí se puede, sí se puede» al «no se oye, no se oye».

Iglesias y su equipo siempre han manifestado que saben cómo ganar, por eso les temen los partidos clásicos. La realidad es que el líder de Podemos puede dejar de serlo el próximo día 27 de octubre, cuando se conocerá el programa elegido por todos los afiliados de la formación, ya que ha afirmado que dará un paso atrás para que dirija el partido los que el pueblo haya decidido. De cualquier modo, durante sus dos intervenciones hizo hincapié en que quiere ser el líder supremo de Podemos: «Si no gana nuestro programa, le daré mi apoyo al ganador». En este sentido, Pablo Echenique declaró a los medios asistentes que «lo normal es que Pablo Iglesias lidere el partido como lo ha hecho hasta ahora». Por ende, no hay visos de que Pablo Iglesias deje de ser la cabeza visible del partido que en las elecciones europeas llevaba su cara como logo.

«No es la casta la que hace funcionar un país», dijo Iglesias. Y es que él tiene claro que su patria es la gente. Por eso, quiere construir un país «donde los ricos paguen impuestos, donde se democratice la economía, donde haya colegios y hospitales de calidad, donde haya sanitarios bien formados, donde la clase política no tenga cuentas en Suiza o Andorra». Una vez más, el líder del partido compartió con sus votantes sus conocidas proclamas populistas. Sin embargo, no comentó cómo piensa llevarlo a cabo. Pero eso poco importa porque el público estaba entregado. «Yo no sé ni que dijo, pero todo el mundo aplaudía y mi amiga me dijo: aplaude, aplaude, que habrá dicho algo importante», comentaban unas jóvenes durante una de las intervenciones de Iglesias. Iglesias sabe que en Pedro Sánchez tiene un rival al que derrocar, por lo que no dudó en enviarle un mensaje: «Aunque se quiten la corbata y se desabrochen la camisa, no conseguiran el apoyo del pueblo». Además, quiso acabar su discruso con unas palabras que se alejan del sistema democrático que propugna: «El cielo no se toma por concenso, sino por asalto».