Tomás Gómez
El poder de un puñado
Los halcones de Junts ponen en el objetivo los plazos para la convocatoria de un referéndum de autodeterminación.
Puigdemont está cociendo a fuego lento a Pedro Sánchez en una negociación, en la que tiene como objetivo quedarse con bastantes jirones de piel. La controversia empezó con la ley de amnistía, que es la liquidación de la Constitución y del régimen del 78, pero esa no es la exigencia más relevante para el independentista.
Puigdemont ha prometido lograr hitos históricos a Junts. Básicamente resume estos en tachar de error la sentencia del Estatut, cuestión que, además, contribuye a la estrategia de demolición del Poder Judicial, de cara a la interpretación jurisprudencial de una ley de amnistía.
En segundo lugar, señala lo que denomina la "aplicación salvaje del artículo 155" como prueba irrefutable de la opresión del Estado y, en tercer lugar, denuncia lo que califica "criminalización" del 1-O.
La consecuencia de lo anterior es obvia, si el Poder Judicial yerra y el Estado ha actuado de manera injustificadamente represiva, es justo que se reconozca la "legitimidad del 1-O" y el compromiso de trabajar en un referéndum pactado que lo sustituya.
En definitiva, a Puigdemont no le interesa tanto salvar su situación judicial, como pulsar el botón rojo que hará detonar el Estado.
Pedro Sánchez entiende la política como la búsqueda de la consolidación del poder y una amalgama de intereses personales y partidistas. Desde ese prisma, Moncloa interpretó que lo crucial, en la exigencia de Puigdemont con una ley de amnistía, era salvar su propia situación judicial de una manera más heroica que la de los indultos que protagonizó Junqueras.
Por eso, desde el imperio monclovita, en ningún momento se han analizado correctamente las consecuencias de la ley de amnistía. Esa es, también, la razón por las que el tramo final de negociación está siendo un purgatorio para el PSOE.
Por último, Junts está inmerso en su particular guerra con ERC, pero también en el que libran las distintas facciones internas, que tiran de la chaqueta de Puigdemont, cada vez con más fuerza.
Se podría decir que se dividen en pragmáticos y duros. Los primeros incorporan a la negociación otras cuestiones como financiación o deuda histórica de Cataluña, los halcones de Junts ponen en el objetivo los plazos para la convocatoria de un referéndum de autodeterminación.
La situación general de la política española ha sufrido tal deterioro que el futuro depende, en primera instancia, de un fugado que, desde Waterloo, dicta las normas y los tiempos y, en segunda, de un puñado de independentistas divididos en facciones.
✕
Accede a tu cuenta para comentar