Belén Bajo
De a poquitos
Yolanda Díaz recorrió España escuchando, pero España no la escucho
Es normal que Yolanda Díaz en cada convocatoria electoral en la que se presenta Sumar, pierda apoyos y votos, elección tras elección, hasta sumar cinco.
El idioma español está considerado como la lengua más rápida del mundo por la cantidad de sílabas que un hablante medio puede pronunciar por segundo y por la densidad de la información. Siendo los más lentos el mandarín y el alemán.
En nuestro idioma, una sola sílaba contribuye a una fracción del significado de la frase que la contiene, y es necesario pronunciar muchas más sílabas en un corto período de tiempo. Como Yolanda Díaz habla deletreando las sílabas: Ho-la, os quie-ro con-tar u-na co-sa, ma-ña-na a-rran-ca-mos el pro-ce-so de Su-mar. Es como beber a poquitos sorbos.
Vamos, que cuando acaba de pronunciar la sílaba mar, te has hecho mentalmente la lista de la compra, pensado en posibles regalos del cumpleaños de tu amiga y lo poco que te apetece la comida familiar.
Habla con una lentitud pasmosa nada acorde a la rapidez de nuestra lengua. Normal que entre sílaba y sílaba haya votantes que se den a la fuga y la suma reste.
Usó en un vídeo, mientras ejercía su derecho al voto en las pasadas elecciones europeas, un audio de Bad Gyal en el que se anima al público a saltar en los conciertos «Todo el mundo botando», y en lugar de votarla la botaron.
Igual que habla de poquito en poquito, a la hora de irse solo se va un poquito. Presenta la dimisión porque, según ella, es lo que tenía que hacer tras los malos resultados cosechados.
No quiero decir que sea lenta, que no lo sé, si no que, como es de a poquitos, al día siguiente acabó la frase con el «No me voy, me quedo». Recorrió España escuchando, pero España no la escuchó.
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