
Comité Federal
El PSOE renuncia a la enmienda y ata su destino a Sánchez y a la corrupción
Solo Page puso voz al desasosiego interno y reclamó, ante el silencio cómplice del resto, elecciones o moción de confianza. Ferraz presionó a la delegación manchega

Varios miembros del PSOE llegaban al Comité Federal de ayer con escepticismo. En los días previos, incluso en el núcleo duro de Pedro Sánchez se dudó de su continuidad, se valoró la idea de celebrar un congreso extraordinario para sacar al partido de la crisis de corrupción o se habló de la posibilidad de que el líder se sometiera a una cuestión de confianza.
Cundía la sensación de que, ante los escándalos de corrupción que rodean a la formación, algo había que hacer. Y hasta el propio Sánchez, la última vez que compareció en Ferraz, retó a los críticos que hubiera en la formación a dar la cara en la reunión de este sábado. Todo apuntaba a que por fin podía pasar «algo».
Pero, al final, se hizo el silencio. La mayoría del aparato socialista dejó escapar la ocasión de enmendar a su jefe de filas y decidió cuadrarse en torno a un Sánchez que se definió a sí mismo como un «capitán» con la responsabilidad de llevar su barco a buen puerto. El partido ata así su destino al de un secretario general cuyo entorno de confianza está salpicado por diversas tramas corruptas.
Entre las 50 personas que pidieron la palabra en el Comité Federal, solo el presidente castellanomanchego, Emiliano García-Page, se atrevió a ser abiertamente crítico con Sánchez y su inacción ante los escándalos de corrupción que salpican a José Luis Ábalos y Santos Cerdán, los dos últimos secretarios de Organización nombrados por el propio Sánchez.
A su llegada a Ferraz, Page dijo que, si en la reunión no se proponían «soluciones», se formaba parte del «problema». Ya a puerta cerrada, señaló que solo veía dos alternativas posibles para salir de la crisis: o recuperar la confianza parlamentaria, «pero no a cambio de más chantajes obscenos de los independentistas», o elecciones. O cuestión de confianza o urnas.
Sin embargo, su postura no encontró aliados, ni siquiera entre otros barones que en el pasado sí se han mostrado críticos con Sánchez. Es el caso del líder en Extremadura, Miguel Ángel Gallardo, que, según fuentes presentes en la reunión, pidió un ejercicio de «unidad» en el partido.
García-Page, incluso, fue reprendido por otros altos cargos de la formación. Salvador Illa, líder del PSC y uno de los pocos con los que Sánchez despachó personalmente las salidas que tenía, dijo en su intervención que «quien ataca al secretario general, ataca a todo el partido».
Ángel Víctor Torres, ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, le afeó estar «cayendo en la trampa del PP», porque los de Alberto Núñez Feijóo son los únicos que piden elecciones o que se someta a una cuestión de confianza. Torres recordó que, en 2018, Mariano Rajoy tampoco se decantó por ninguna de las dos opciones.
La también portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, llegó a retar a Page a que se presentara él a la secretaría general si no está de acuerdo con las acciones de Sánchez. Aunque no llegó a citarle expresamente, dijo que «el compañero o compañera que tenga otro sentir, puede dar un paso adelante y presentarse en los distintos procesos que hay en el partido».
Fuentes del entorno del presidente castellano-manchego denuncian que el de ayer fue el «comité federal más sanchista desde 2014». Tras el Congreso Federal en Sevilla el año pasado, el partido inició una renovación de los cargos regionales que ha despejado del mapa a prácticamente todos los barones críticos que había.
Esto ha hecho que los secretarios generales sean leales al presidente y que sus ejecutivas regionales también estén diseñadas a su medida. La única que no cumple ese patrón es la de Page. Y, de hecho, según las mismas fuentes, desde Ferraz se llegó a presionar a miembros de la ejecutiva castellano-manchega para que hablaran en contra de Page, algo que no llegó a suceder. Este último pidió turno de réplica y se lo negaron. «Para una persona que discrepa , no le dejan hablar», se quejan.
"Apoyo total"
En Moncloa acudían a este Comité Federal con el objetivo de insuflar cierto ánimo a las filas, pero todo se truncó al desayunar con la noticia de que Paco Salazar, que había sido nombrado «número dos» de la Secretaría de Organización del PSOE, y que es parte del Gabinete de Sánchez en Moncloa, habría llevado a cabo comportamientos sexuales inaceptables contra compañeras de trabajo. «El día no es bonito, la capacidad de alegría es limitada», reconocía un alto cargo de Moncloa a las puertas de Ferraz. «La situación es difícil y ninguna medida parecerá suficiente», añadía.
Sin embargo, el aparato del partido acabó optando por la complicidad con su líder y se dio por buena la intervención inicial de Sánchez, en la que se dibujó como un presidente con la responsabilidad de que España no «retroceda» por culpa del PP y Vox. También enumeró una serie de medidas de maquillaje contra la corrupción y contra el acoso sexual, sin llegar a asumir él ninguna responsabilidad por lo que han hecho personas a las que ha designado y que pertenecían a su círculo más íntimo.
Según fuentes presentes, al margen de las palabras de Page, el apoyo a Sánchez fue «unánime» y se trasladó la importancia «de que este Gobierno siga desarrollando su labor». Eso sí, se le pidió que la secretaría de Igualdad tenga más peso y que la agenda legislativa contra la corrupción sea más fuerte. Pero eso está muy lejos de ser una crítica.
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