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Giro

Sánchez deja en cueros al PSOE y se aferra al cargo pese a la corrupción

Viraje de estrategia. El presidente recupera el «manual de resistencia» para desconcierto de su partido y su equipo. Los cambios no calman a la organización

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha anunciado este lunes que impulsará una comisión de investigación en el Congreso EUROPAPRESS

Pedro Sánchez compareció ayer de nuevo ante los medios de comunicación, cinco días después de la publicación del informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, con su «Manual de Resistencia» bajo el brazo. Antes de su comparecencia se reunió con su Ejecutiva y tomó sus primeras medidas.

José Luis Ábalos ha sido expulsado del PSOE de forma definitiva, algo que Santos Cerdán se negaba a hacer. Someterá al partido a una auditoría externa y designó una dirección interina para gestionar la organización con la presidenta del PSOE, Cristina Narbona, el secretario de Acción Democrática y Transparencia, Borja Cabezón –compañero de Sánchez en mil batallas–, y la secretaría de Trabajo, Economía Social y Trabajo Autónomo, Montse Mínguez –diputada del PSC–, junto con la gerente del partido, Ana María Fuentes, que colaborará con este grupo en el plano técnico.

El Sánchez de ayer poco tenía que ver con el Sánchez del jueves pasado. Si en la primera comparecencia estaba tocado, en esta segunda se mostró desafiante, dispuesto a luchar. Sacó pecho por las decisiones del PSOE desde el jueves con tres afirmaciones. La primera, que «no vamos a tapar la corrupción que surja en nuestras filas por muy dolorosa que sea», contraponiéndola con la actitud del PP. La segunda, que «el PSOE es una organización limpia», y la tercera, que «vamos a dar la cara y a actuar con contundencia».

"Capitán en la tormenta"

En este punto, el secretario general llegaba al atril con un balón de oxígeno. Santos Cerdán se había dado de baja y, por fin, había entregado su acta de diputado por Navarra. Una vez afianzada su línea de defensa, el presidente del Gobierno pasó al ataque. «Mi deber como capitán es tomar el timón para capear la tormenta. Mi deber es proteger al Gobierno de coalición», afirmó a preguntas de los periodistas.

Tras izar lo que se antoja como su «leit motiv»: «España merece avanzar, no retroceder, con una agenda reaccionaria de PP y Vox que afectaría a los derechos de millones de hombres y mujeres», y retó al Partido Popular a presentar una moción de censura amén de afearle sus casos de corrupción. «Ni podemos ni queremos ser como aquellos que se rasgan las vestiduras en público, pero toleran la corrupción en casa. Si PP y Vox quieren tener credibilidad, que empiecen exigiendo la dimisión de los presidentes inmersos en corrupción, financiación irregular o negligencias en la gestión de catástrofes», dijo en referencia a Isabel Díaz Ayuso en Madrid, Carlos Mazón en Valencia o Juanma Moreno Bonilla en Andalucía.

A pesar de su debilidad, Pedro Sánchez ha sacado fuerzas de flaqueza. Habrá que ver si quedan más asuntos en el tintero de la UCO y la respuesta de sus socios, pero el presidente fue ayer tajante: ni moción de confianza, ni adelanto electoral. Ni ahora ni dentro de un año. «Llevo siete años al frente del Gobierno y he respetado siempre los ámbitos de decisión y elección de los ciudadanos de elegir a su alcalde y presidente y eso va a seguir siendo así. No va a haber un superdomingo electoral, soy muy respetuoso con eso. En las últimas municipales y autonómicas los alcaldes y presidentes se presentaron con el aval de su gestión y el PP con mi imagen y la de Txapote», apostilló, poniendo letra a su nuevo envite con los de Génova.

La andanada sirvió también para aquellos que han abogado por el adelanto electoral en el PSOE, como el presidente manchego, Emiliano García-Page, o cuadros de diferentes territorios que, como contaba LA RAZÓN, abogan por una moción de confianza y un adelanto electoral «en diferido» para el año 2026 para evitar la erosión en municipales y autonómicas.

Desafiante

Nada de eso. Este Sánchez desafiante marcó su postura y también se negó a adelantar el Comité Federal, que será el 5 de julio. Sus miembros llegarán a Madrid con las ideas claras de un Sánchez que está dispuesto a comparecer en el Congreso a petición propia e, incluso, abrir una comisión de investigación del caso Koldo. Solo un momento de bajón en su rueda de prensa cuando reconoció que «me he planteado todas las opciones», incluida la dimisión. A pesar de su contundencia, Sánchez abrirá una ronda de contactos con los grupos parlamentarios que apoyaron la investidura en esta misma semana. Empezó ayer con Sumar, con su vicepresidenta Yolanda Díaz.

Los grupos que le apoyaron están críticos, reticentes, sorprendidos y molestos, pero no van a hacer caer al Gobierno. Por eso, Sánchez saca músculo cuando afirma «debemos y vamos a continuar. Si el señor Feijóo y Abascal están tan convencidos de que el Gobierno ha perdido la mayoría parlamentaria que le legitima para gobernar, lo que tienen que hacer es presentar una moción de censura». Está dispuesto a dar la batalla porque «no vamos a romper la estabilidad de un gran país que vive uno de sus mejores momentos para ponerlo en manos de la peor oposición que ha tenido la historia democrática de nuestro país». «La posible corrupción de unos pocos no puede poner en peligro el buen rumbo del país», indicó, tras presumir de la situación económica.