Castilla-La Mancha

Del Sanedrín a la «cobija de Page»

El presidente de Castilla-La Mancha se convierte en epicentro de la actualidad nacional, pese a una marcada agenda regional

Page, tras hablar con Feijóo: "Quien piense en tránsfugas se equivoca, España no puede estar sometida a 'tamayazos'
Page, tras hablar con Feijóo: "Quien piense en tránsfugas se equivoca, España no puede estar sometida a 'tamayazos'Europa Press

“La política de este país no está para tamayazos”. Así cierra Page la diatriba abierta estos días que lo coloca en el centro de su partido contra la amnistía que Pedro Sánchez podría negociar con Puigdemont. No juega al transfuguismo, pero sí con el resto de elementos que lo sitúan como un baluarte de esas otras posiciones socialistas que no tragan con las ruedas de molino que podrían aparecer en cuanto Feijóo fracasase en su investidura, prevista para esta semana.

Emiliano García-Page ha oscilado estos últimos días entre una agenda marcadamente regional –con la reunión de todos sus consejeros durante un par de días encerrados, en lo que viene llamándose de forma periódica como Sanedrín– y otra pura y netamente nacional, con su participación en la presentación del libro de Guerra con las voces más críticas del socialismo contra la amnistía de Pedro Sánchez a Puigdemont.

Para añadir aditamentos a varios días de vértigo, Page se vio con el Rey el pasado miércoles, dentro de la habitual ronda de contactos que Felipe VI mantiene con las distintas instituciones del país, gobiernos autonómicos incluidos. Alguien tituló o pensó en titular entonces como “Una preocupación real” el encuentro, al que luego siguió la presentación del libro de Guerra. Allí sí que había preocupaciones.

Como corolario, Feijóo llamó a Page el jueves pasado para sondear su opinión por los asuntos de actualidad nacional y también por los de la comunidad autónoma, de cara al debate de investidura. Según fuentes del Palacio de Fuensalida, la conversación duró unos diez minutos, fue correcta y amable, en un ambiente de cordialidad y, desde luego, no se planteó la cuestión de una posible fuga de votos de los socialistas de Castilla-La Mancha, “porque no lo hubiéramos ni permitido”.

En este sentido, en una entrevista realizada más tarde con la cadena Ser, Page remarcó que “quien juegue a que la falta de votos del PP la compensen tránsfugas del PSOE, puede que los encuentre pero yo no los amparo… La política española no está para tamayazos”.

Y es que su presencia en la presentación del libro de Guerra con las voces más críticas del PSOE contra la amnistía sigue generando ríos de tinta. Las palabras de Felipe González aduciendo que “conforme van las cosas, o nos metemos dentro de la cobija de García-Page o no sé dónde vamos a ir” fueron el flash definitivo para deslumbrar a quienes pudieran despistarse.

Porque de todas las voces críticas que surgen en el PSOE contra la amnistía de los autores del 'procés', la única que está activa y ejerciendo con plenos poderes su autoridad es la de Emiliano García-Page. Es el único barón socialista que conserva la mayoría absoluta después del desastre de mayo en las comunidades gobernadas por el PSOE. Y debe su posición, paradójicamente, a que ha sido el más crítico de todos contra las posiciones de Pedro Sánchez sobre todo en materia de indultos y rebaja de penas de malversación y sedición. Ahora también con la amnistía.

La carrera política de Page comenzó muy pronto a la sombra de Bono y allí aprendió cómo se puede intervenir en la política nacional e influir en ella. En el PP de la región critican que luego no quiera hablar de estos asuntos en el Parlamento regional, pero Page maneja los tiempos y los sentidos. Si habla o dice algo nacional, lo hace en ese otro parlamento diario que es el de la prensa y cuyo eco y repercusión es aún mayor. Por eso molesta tanto en Moncloa y Ferraz.

Así las cosas, la deriva que pueda adquirir los próximos días la política nacional, si fracasa la investidura de Feijóo, vendrá marcada también por las críticas de Page a un acuerdo entre Sánchez y Puigdemont que incluya la amnistía. Su posición dentro del partido es demasiado fuerte como para tomar medidas de ningún tipo y seguirá siendo la china en el zapato de Sánchez.

El PP le pide un paso más, pero él se niega a ejercer de tránsfuga. Él o los suyos. Lo que no renuncia es a decir aquello que piensa y no le gusta, desde el Sanedrín con sus consejeros en Castilla-La Mancha o en el foro madrileño con Guerra, González, Ibarra y Terreros. Quien fue un niño cuando ganó FG, ahora de mayor resulta su cobija.