
Investigación
Investigadoras gallegas descubren en las lágrimas las claves para prevenir una grave dolencia que debilita la córnea
El hallazgo permite detectar alteraciones años antes de que aparezcan los síntomas

A veces, el cuerpo habla antes de que duela. Y lo hace en silencio, gota a gota. Un equipo de investigadoras del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago de Compostela (IDIS) ha demostrado que las lágrimas pueden contener las primeras pistas de una enfermedad ocular degenerativa, mucho antes de que los síntomas aparezcan.
Este hallazgo, liderado por la Dra. Isabel Lema Gesto, supone un avance pionero en la detección temprana del queratocono, una dolencia progresiva que debilita la córnea y deteriora la visión de forma irreversible si no se detecta a tiempo.
El estudio, publicado en la prestigiosa revista Investigative Ophthalmology & Visual Science, se ha centrado en un grupo muy concreto: jóvenes aparentemente sanos, pero con una historia familiar marcada por esta afección ocular.
Analizando las lágrimas de 80 hijos de pacientes afectados y comparándolas con las de un grupo control sin antecedentes familiares, las científicas encontraron algo sorprendente: un conjunto de alteraciones invisibles al ojo humano, pero muy reveladoras bajo el microscopio.
15 proteínas ya alteradas
Gracias a tecnologías de análisis proteómico de alta precisión, identificaron 15 proteínas que ya estaban alteradas en quienes tienen un mayor riesgo de desarrollar la enfermedad. Estas proteínas están relacionadas con el estrés oxidativo, la adhesión celular y la estructura de la córnea, y comienzan a cambiar cuando todo parece aún normal en las pruebas clínicas habituales.
“Estas alteraciones aparecen antes incluso de que los cambios clínicos sean detectables por los métodos actuales”, explica la Dra. Lema, también profesora de Oftalmología en la Universidade de Santiago de Compostela. “El daño empieza de forma silenciosa, mucho antes de que la córnea dé señales visibles de debilidad. Y eso nos da una oportunidad única: adelantarnos”.
Ese anticipo es el verdadero valor del descubrimiento. El estudio ha identificado tres paneles de biomarcadores presentes en las lágrimas que, con gran precisión, permiten detectar no solo la alteración biomecánica de la córnea sino también la carga hereditaria. En otras palabras, permite saber si alguien corre el riesgo de desarrollar esta enfermedad cuando aún no ha notado absolutamente nada.
Actualmente, el diagnóstico de esta dolencia suele llegar tarde, cuando la visión ya se ha deteriorado y el daño en la córnea es difícil de revertir. Para muchos, eso implica depender de lentes especiales, intervenciones quirúrgicas o incluso trasplantes. Por eso, este nuevo enfoque tiene tanto potencial: podría cambiar el modo en que se diagnostica y trata la enfermedad, enfocándolo desde la prevención y no desde la corrección.
“Detectar a tiempo a las personas con mayor riesgo permitirá intervenir antes de que se produzca un daño irreversible”, subrayan las autoras antes de añadir que “las lágrimas no sólo protegen nuestros ojos: también cuentan una historia sobre su futuro. Y hemos aprendido a escucharla”.
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