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Cocinar
¿Cuánto tiempo necesita el huevo pasado por agua perfecto?
Una persona sana que practica ejercicio con regularidad, podrá comer tantos huevos como desee. El truco es, como siempre, mantener una dieta variada, saludable y equilibrada
Hasta hace unos años, el mundo vivía en una suerte de “pánico colesterofóbico” que se originó a raíz de una confusión lógica… pero errónea. Básicamente, se dedujo que el consumo del colesterol de los alimentos se traducía en un aumento directo del colesterol en la sangre. Y al ser tan común la asociación del huevo y el colesterol, también fue muy común escuchar expertos desaconsejando el consumo más o menos moderado de huevos.
Después se descubrió que aquello no era cierto. Que la absorción del colesterol no funcionaba de esta forma y que la mayor o menor proporción de colesterol en los alimentos era mucho menos relevante para el colesterol sanguíneo de lo que se había pensado en un primer momento. De hecho, hay otros muchas otras variables que influyen mucho más en la absorción del colesterol sanguíneo como los antecedentes familiares, la edad, la actividad física, el consumo de alcohol y de tabaco, la ingesta de grasas saturadas y grasas trans, etc.
En resumen, comer huevos no es malo. Y si hablamos del caso de una persona sana que practica ejercicio con regularidad, podrá comer tantos huevos como desee. El truco está, como siempre, en mantener una dieta variada, saludable y equilibrada, donde primen los productos frescos, las verduras y los granos integrales.
Esta es una gran noticia para los amantes de los huevos pasados por agua, una técnica perfecta tanto para el desayuno como para la cena. Y lo es especialmente para los deportistas, porque aporta todo el contenido proteico del huevo pero sin añadirle más grasas que las que incluye el propio alimento.
¿Cómo se hace el huevo pasado por agua perfecto?
Llenaremos una olla con suficiente agua y la pondremos a hervir. Una vez llegue al punto de cocción, echaremos un puñadito de sal y un chorrito de vinagre, que harán que los huevos cuezan de forma uniforme. Queremos que el agua llegue a hervir, pero no queremos que la ebullición sea tan violenta como para hacer que los huevos choquen con el fondo y se rompan. Así que ajustaremos el fuego al mínimo necesario para mantener la ebullición... no más.
Se recomienda sacar los huevos de la nevera antes de cocerlos, porque no queremos que el contraste de temperatura resquebraje la cáscara. Nos serviremos de una cuchara para meter en el agua hirviendo los huevos... sin que estos se golpeen entre ellos o con el fondo de la cazuela. En función de cómo de cuajada nos guste la clara, debemos dejar los huevos entre 3 y 4 minutos. Si no lo tenemos claro, lo mejor es probar con 3 minutos y 30 segundos e ir ajustando nuestra receta.
El paso más delicado del proceso es el de cortar eficientemente la cocción. Es un paso que debemos hacer sí o sí... porque si sacamos el huevo del fuego y lo dejamos reposar sin pasar antes por el agua fría, seguirá cocinándose con el calor del interior de la cáscara y el resultado no será un huevo pasado por agua, sino un huevo mollet o incluso un huevo duro. Para hacerlo llena un bol con agua fría y mételo en el congelador un ratito. En su defecto, también puedes echar un par de hielos al agua.
Los huevos no deben estar más de un minuto en el agua fría. Con eso será suficiente para detener la cocción de inmediato, pero manteniendo suficiente calor en el interior como para que podamos degustarlo aún caliente. Para abrirlo, simplemente daremos unos golpecitos en el lateral del huevo con una cucharita. Y como acompañamiento, basta con un pellizco de sal sobre la yema y un poco de pan tostado.
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