Gente
Fofito consigue vencer a su dramática adicción por la bebida
“He dejado el alcohol, soy un hombre nuevo"
Es el único de los famosos “Payasos de la Tele” que queda vivo. Fofito acaba de celebrar su setenta cumpleaños y sigue al pie del cañón trabajando en lo suyo, en el circo, formando pareja con su hija Mónica. El hijo del recordado Fofó finalizó 2019 con una gran noticia: “He dejado el alcohol, soy un hombre nuevo”. Sus problemas con la bebida le llevaron a un distanciamiento con su familia y estuvo a punto de divorciarse. Con fuerza de voluntad, ayuda psicológica y el apoyo de los suyos consiguió rehabilitarse.“No quiero jubilarme, me siento con fuerzas para seguir. El circo es mi vida y el único cansancio no lo sufro en el escenario, quizá al cargar las maletas y poco más. Llevo los setenta muy bien, con más ganas de vivir que nunca, y como loco con mis dos nietos”.
Estamos en la calle dedicada a su padre en el distrito madrileño de Vallecas, en Payaso Fofó, y su hijo nos dice que “esta calle era muy estrecha y con el paso de los años es mucho más ancha y larga. Para mí es un gran orgullo estar aquí porque me trae maravillosos recuerdos de mi padre.”
- ¿Tiene contacto con el resto de su familia?
- A mi primo Emilio lo veo poco, porque se pasa la vida viajando, y yo de gira con el circo. Y a mi hermano Rody lo mismo. Todos estamos en contacto por teléfono. Igual que con mis primos Los Gabytos, los hijos de mi tío Gaby, que me han hecho los arreglos musicales de mi espectáculo.
- La bebida casi le lleva a un pozo sin fondo.
- Desgraciadamente, sí. Menos mal que supe reaccionar a tiempo, pero lo he pasado muy mal. Caí en una depresión y me refugie en el alcohol, fue una etapa de mi vida muy dura y que intento olvidar completamente. Es un proceso que estoy ganando con el apoyo de los míos, ayuda profesional y mucha fuerza de voluntad. Recomiendo a la juventud que no caiga en mi mismo error.
- Debió ser una depresión profunda…
- Mucho. Por un problema familiar. No he sido un borracho, eso no, era más un fuerte coqueteo con la bebida. Vi que se me iban cerrando puertas, que mis hijas apenas me hablaban, que crecían los problemas en mi casa… Tenía temblores, me sentía fatal. Un día decidí cortar con todo lo malo. He seguido un tratamiento médico a base de pastillas y me va fenomenal. Ahora solamente bebo refrescos, e intento dejar también de fumar.
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