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Garriga, harto de ser “el negro de Vox”: “Solo me arrodillo ante Dios”
El diputado catalán asegura que España no es racista, que donde más lo ha visto es en Cataluña o País Vasco. Entró en política para mejorar el futuro de sus hijos y asegura que él solo se arrodilla ante Dios
Pone en el centro de su vida a la familia y sus principios; los mismos que le han guiado hasta la política, la de Vox. De padre español y madre de Guinea Ecuatorial, hay quien cree que su color de piel debería dictar su discurso, pero él asegura que se basa en el «sentido común». Sus padres nunca le han transmitido que en España exista el racismo, aunque haya encontrado «casos puntuales».
Confiesa que ha sentido más discriminación por defender sus ideas. «Donde más racismo he visto es en Cataluña y el País Vasco con planteamientos como los de Torra o Arana».
Después de la muerte del afroamericano George Floyd, las redes le han llamado «traidor» e incluso «esclavista» «porque dicen que no defiendo a los negros. Yo defiendo a la persona, a la libertad, que no te discriminen ni por tu orientación sexual, ni por tu manera de pensar, ni por tu raza. Mi partido no es racista, ni homófobo, ni machista. Quien lo cataloga así es porque es incapaz de contrarrestar nuestros argumentos con la batalla de las ideas. Lo que decimos es que la inmigración debe ser controlada».
Garriga condena el asesinato de Floyd y asegura que si por él fuera haría lo posible para que quien lo hizo tuviera cadena perpetua. Sin embargo, el diputado catalán advierte de que con el «Black lives matter» –«La vida de los negros importan»– «está utilizando a los negros», porque a ese movimiento como tal no «le importan nada». Además, va de la mano de lo que denomina «la progresía totalitaria, que pretende desestabilizar con el conflicto, algo de lo que se nutre la izquierda». «Si les importara, defenderían la dignidad de la persona desde la concepción hasta la muerte natural, pero eso no interesa».
–El movimiento se manifestó el pasado fin de semana en Madrid y Barcelona rodilla en suelo. ¿Habría ido?
–No, entre otras cosas, porque me hubieran echado. Desde que estoy en política los principales ataques racistas han venido por parte de la izquierda por esa superioridad moral de la que se arrogan, colectivizando a la persona. ¿De qué racismo hablamos? ¿Por mi color de piel? ¿Por ser padre de familia numerosa? ¿Por mi religión? Es lamentable. Además, por mis profundas convicciones, yo solo me arrodillo ante Dios.
Garriga subraya que lo «curioso» es que esas concentraciones «todo el mundo las aplaude», mientras criminalizan la caravana con coches de Vox. «El Gobierno social comunista insiste mucho en no discriminar, pero ellos son los primeros que lo hacen por la religión, las ideas...».
El coronavirustambién ha afectado a la familia de Garriga. Su padre, de 87 años, y su madre, de 77, han padecido la Covid, pero a ella no la ingresaron en un hospital por los «protocolos» al tener una enfermedad crónica de base, aunque ya están bien. Por ello, subraya que en el coronavirus está el «ejemplo más claro de discriminación: el no atender a nuestros mayores».
Odontólogo de profesión, se pagó la carrera con un crédito que fue devolviendo con trabajos que le salían en librerías y como canguro. Echa de menos el silencio en el «box» de la clínica cuando atendía a los pacientes y asegura que solo lo ha dejado «por un tiempo». Para él la política tiene “mucho ruido”.
Su familia, el centro de su vida
El diputado de Vox siente pena por esos momentos que le quitan «estar con mi familia, con mi mujer». «Espero que mis hijos agradezcan lo que hago y, aunque no esté todas las tardes de bicicleta, que sepan que estuve quizá dando la batalla más importante, que era luchar por su futuro», y ese es el motivo por el que entró en política.
Padre de cuatro hijos, Valentina (8 años), Alejandro (5), Vega (4) y Catalina (2), les ha tenido que hablar ya de sus raíces. «Tiene amigas y le dicen eso de tú eres negra y yo blanca». Así que, claro, hay que explicarle a la niña que es igual que sus amigas y que ella es café con leche porque su abuelo es blanco y su abuela, negra. Ella encantada, lo ve con absoluta naturalidad».
–¿Y la dejaría ver «Lo que el viento se llevó?
–Claro que sí, aunque creo que nunca la he visto completa. Ahora dicen que también la «Patrulla Canina» hay que retirarla... ¿Qué hacemos? ¿Quitamos todas las películas? ¿No puede haber de la guerra civil, de la historia del nazismo? ¡Estamos locos!.
Tiene palabras de admiración hacia su mujer, a quien conoció cuando tenía 15 años y sacó a bailar en una noche de San Juan. Dice que su carrera política «no sería posible sin ella» por su generosidad, su corazón y paciencia. Al igual que el «I have a dream», de Martin Luther King, Garriga tenía un sueño de pequeño: «Ser presidente de España». Ahora, entre otros, le queda la batalla de derrotar al pensamiento «único instalado en España, en Occidente y en todo el mundo».
Recuerdo a su abuela centenaria
Cuando se concedió la independencia a Guinea ecuatorial, la abuela de Ignacio Garriga envió a su familia a España para formarse y trabajar. La madre del diputado de Vox estudió en Barcelona, y luego hizo periodismo en la universidad de Navarra, aunque no ejerció como tal y montó una papelería. Después se dedicó a su familia.
Para el diputado de Vox «España significa mi patria, pasado, presente y futuro» y Guinea Ecuatorial «la ciudad de mi madre y mi abuela». Fue ésta última quien le contaba la actividad que tenía en su otra tierra, y lo mucho que estaba distraída con sus hijos. «Era una mujer valiente, con mucho carácter. De las primeras que llevaron pantalones» y enviudó varias veces.
Su abuela falleció a primeros de marzo, por una neumonía. Tenía más de cien años. Debido al confinamiento, Garriga no se pudo despedir de ella y la homenajeó a través de su Instagram y de quien destacó su «generosidad y sacrificio». También le hizo una petición: «Cuídanos desde el cielo».
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