Entrevista
Blanca de Borbón: «Mi padre le puso los cuernos a mi madre toda la vida»
La hija de Leandro de Borbón y nieta de Alfonso XIII escribe la historia de su familia y relata en exclusiva para La Razón cómo fue la relación con su padre
El 18 de junio de 2016 fallecía el infante Leandro de Borbón, el hombre que dedicó buena parte de su vida a luchar en los juzgados para ser reconocido como hijo biológico, aunque bastardo, de Alfonso XIII. Pero detrás del personaje público se escondía un hombre con un pasado polémico, una familia desestructurada, cinco hijos a los que no veía y un testamento en el que aparecía un único heredero, un sexto vástago nacido en su segundo matrimonio.
Blanca de Borbón sufrió el rechazo de su padre, pero habla de él sin rencor. Está escribiendo unas memorias familiares en las que don Leandro es el personaje central. En un principio, el libro iba a llevar el título de «El bastardo que me parió», pero su entorno familiar le recomendó que lo cambiara. Al final, se ha decidido por «Mi padre, Leandro de Borbón, el gran enigma». La autora asegura que, «para bien o para mal, mi padre ha estado presente a lo largo de mi vida».
–¿Era un hombre muy estricto?
–Rígido. Dirigía a sus hijos como si fuéramos su ejército.
–¿Su madre, María del Rosario Bernal, sufrió mucho durante su matrimonio?
–Muchísimo. Nuestro padre no se portó bien con ella. Mi madre era una mujer muy tranquila, de muy buena familia, criada entre algodones, y su marido le puso los cuernos desde joven. Él era de irse de juerga, de acudir a fiestas, y nuestra madre se quedaba en casa cuidando a sus cinco hijos.
–Y se cruzó otra mujer...
–Sí, Conchita de Mora, que años más tarde se convirtió en su segunda esposa y madre de su hijo Leandro, mi hermanastro. La mía no era tonta e intuía que estaba con otra, pero era una mujer enamorada y pasaba por alto ciertas cosas. Le consintió todas las barbaridades que hizo, incluso la obligó a reconocer en un documento que los dos podían tener relaciones extramatrimoniales.
–Acabó yéndose con Conchita, «huyendo» del pasado y abandonando a su familia.
–Fue un drama. Aquel abandono nos pilló a todos de vacaciones en el pueblo de mi abuelo materno. Nos metió a los cinco hermanos en colegios internos. Se fue llevándose los enseres de media casa. Un desastre... Nuestra madre se quedó destrozada.
–Después, ¿tuvo relación con sus hijos?
–Hasta que yo cumplí catorce años nos visitaba los domingos. Nos regañaba por cualquier motivo. Le teníamos pánico.
–¿Cuál fue su reacción al conocer el nacimiento de su hermanastro?
–No teníamos el menor trato con Conchita, como tampoco lo tuvimos con nuestro hermanastro. Leandro se ha dedicado a malvender todas las cosas de mi padre, incluidas sus pertenencias más personales. A nosotros nos ha dado cuatro cosas sin importancia. A mí un par de cuadros horrorosos y a mi hijo unos gemelos de su abuelo. Lo ha vendido todo, incluido el manto de la Orden de Santiago con el que quería que le enterraran. Costó seis mil euros y se lo ha quitado de encima por cuatrocientos.
–Don Leandro recomendó a sus hijos que pleitearan para conseguir una parte de la herencia de Alfonso XIII...
–Sí. Me lo pidió unos días antes de fallecer. Tuvo gracia, me recomendó eso y en su testamento le legó todo a Leandro. Dejó escrito que no quería que nos enterraran en su misma tumba. Renegaba de nosotros.
–¿Siente rencor, odio, pena...?
–Pena, porque, a pesar de todo, yo le quise mucho.
–Le tacharon de prepotente y soberbio.
–Algo prepotente, quizá, pero no soberbio. Creo que mi padre era infeliz. Le molestaba mucho que le llevaran la contraria... Nunca le dieron el sitio que se merecía en la Familia Real, y eso le dolió en el alma.
–¿Leandro hablaba con desprecio de Don Juan Carlos o de Doña Sofía?
–No, nunca. Fue siempre muy respetuoso. Apenas se relacionaron pero hablaban de vez en cuando. Posiblemente, fuera Doña Sofía la que recomendaba a su marido que no se viera con su primo Leandro porque no convenían esos encuentros.
–¿Su padre asumía el calificativo de hijo bastardo?
–La palabra «bastardo» no es peyorativa, todo lo contrario, significa «hijo de rey nacido fuera del matrimonio». La Familia Real consideraba a mi padre un Borbón de la puerta chica. Nosotros somos la familia «irreal».
–¿Tiene contacto con el Rey Felipe?
–No se preocupa de nosotros, pero voy a pedirle una audiencia. Le rogaría el traslado de los restos mortales de mi padre al panteón de infantes del Monasterio del Escorial, que es lo que le corresponde como hijo de rey. Felipe es un buen Monarca y confío en su justicia.
–¿Y qué le parece la Reina Letizia?
–Una mujer inteligente, y una buena esposa y madre.
–Don Juan Carlos hizo caso omiso a otras peticiones de audiencia de la familia de su tío Leandro...
–Contestaron que el rey estaba muy ocupado y que ya nos llamarían.
–¿Cómo valora la actuación del Gobierno frente a la pandemia?
–Lo han hecho fatal. Tenían que haber sido bastante más rápidos.
–¿Le augura un buen futuro a la Monarquía española?
–Confío en que los socialistas de Pedro Sánchez la mantengan. Gracias a Dios, buena parte de los españoles queremos que siga la Monarquía.
«Me ofrecieron 40.000 euros por mi ADN para compararlo con el de una falsa hija de Don Juan Carlos»
Blanca desvela que «el abogado de Ingrid Sartiau, la mujer que asegura que es hija de mi primo Don Juan Carlos, vino a verme y me ofreció 40.000 euros por ceder una muestra de mi ADN con el fin de compararla con la de su cliente. Y no accedí. Esa mujer puso una demanda de paternidad que acabó en agua de borrajas. Perdieron el juicio, aunque parece que siguen insistiendo. Por lo visto, tienen una foto de mi primo con esa señora y su madre, los tres montados en una Vespa. Realmente, sí creo que Ingrid podría ser hija del Rey Emérito», añade.
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