Entrevista
Victoria Vera, habla la musa de la Transición: “Estamos ante un absolutismo reaccionario”
En pleno acoso al “régimen del 78″, la actriz defiende a la monarquía y el regreso de Don Juan Carlos
No conoce lo que es la verdad a medias o la mentira piadosa, va siempre al grano, mal que le pese a algunos, y se muestra muy crítica con la situación española actual. Ella, Victoria Vera, «musa de la Transición».
–«No ha habido un periodo igual», rememora–,objeto de deseo para aquellos españoles que acababan de salir de la dictadura, seductora cinco estrellas, se codeó con la política de altos vuelos y hoy critica a los actuales padres de la patria con un rotundo «los de derechas son hipócritas y los de izquierdas, sectarios». Ella, que tuvo reaños para desnudarse sobre un escenario en 1974 en la obra «¿Por qué corres Ulises?», cuando el franquismo vivía sus últimos estertores, confiesa que «una actriz no se jubila nunca». Pero la muerte de su madre, a la que se dedicó por entero durante sus dos últimos años de vida, y los rigores del coronavirus la alejaron de una profesión en la que los éxitos hicieron de ella una artista admirada y querida por todos. El regreso nos traerá a una Victoria directora, en un proyecto que «dará mucho que hablar, aunque es pronto para adelantar nada», asegura.
–¿Qué hace para no aparentar los sesenta y…?
–Es cosa de los genes, mi madre murió con ciento cuatro años, era una mujer muy guapa. Me cuido, ando bastante, hago ejercicio…
–Antes se utilizaba la seducción para ligar y ahora, las redes sociales.
–Las aplicaciones para buscar pareja son una porquería. Jamás las usaría.
–Será porque no las ha necesitado.
–Echo de menos el cortejo, la seducción, el flirteo... Se ha perdido todo eso.
–En este sentido, entiendo que no verá programas como «Mujeres y hombres y viceversa».
–Ni ese ni otros como «Sálvame» y otros del mismo estilo. Se pone el listón muy alto cuando se dice que son personajes de cuarta, esa gente no tiene la menor categoría. Se ha perdido todo tipo de ética, se cuentan en las televisiones unas intimidades de las personas... Me parece terrible. Debería haber un mayor interés por los actores, pintores, cantantes, poetas, escritores, científicos… de primera fila. Pero la tendencia es poner en pantalla todo lo que es vulgar. Como se dice en El Quijote: «Los gañanes en los palacios y los señores en las chozas».
–¿Ve mucho gañán en la política?
–Se han perdido muchísimo las formas. No se respetan los unos a los otros, ni tan siquiera por cortesía. Es insólito que se peleen cuando se está muriendo tanta gente en el país por culpa de la pandemia. Tenemos una tragedia nacional y parece que no les importa nada.
–Tenemos a España cabreada. Ayer mismo salían a protestar en la calle los jubilados…
–Es que tenemos un Gobierno muy malo, que va a acabar con el país. Es una vergüenza. Nos queda por delante mucha pandemia, y esos señores se afanan en enfrentarse unos y otros en el hemiciclo, sin darse cuenta de que existen problemas en España mucho más fuertes. Necesitamos más coherencia, más unión, para seguir adelante. Pero estamos ante un absolutismo reaccionario que no conduce a nada. No recuerdo un momento peor en mis años de vida. Por ejemplo, no me cabe en la cabeza que se elija como ministro de Sanidad a un profesor de Filosofía. ¿ Es que no hay médicos o científicos ilustres que puedan ocupar un puesto de tanta responsabilidad? Es todo muy alarmante.
–¿Es ético que el vicepresidente Pablo Iglesias denuncie los «acosos» de ciudadanos contra su persona, cuando antes los defendía al ocurrir lo mismo con políticos de la oposición como Soraya Sáenz de Santamaría o Begoña Villacís?
–Pero si a Iglesias le han puesto catorce guardias civiles en la puerta de su chalet, de qué está hablando. Mire, el poder corrompe… Y es así. Leí en una ocasión que los de Podemos son la costra de la casta a la que tanto odiaban, y que razón tienen.
–¿Qué opina de la actitud y los desafueros del Rey Emérito?
–Se están cebando contra la Corona para que hablemos de que puede caer la Monarquía y recuperar la República. El discurso del Rey Felipe VI lo vieron el día de Nochebuena diez millones de españoles, está haciendo un trabajo fantástico, y la gente de este país no tiene reparos con la Corona. Es verdad que el Emérito se ha equivocado cometiendo una falta, pero es un ser humano que nos ha dado décadas de bienestar y una imagen maravillosa en todo el mundo. ¿Es que nadie se fija en los escándalos de la monarquía británica? ¿O en los desafueros y los hijos secretos de otros reyes? Hoy nos ven como gente ingrata, que solamente se queda con lo malo y no reconoce lo que Don Juan Carlos hizo por España. Qué mezquindad, qué cotilleo… Sufrimos el momento más reaccionario que ha vivido esta nación. El Emérito tiene todo el derecho a regresar a Madrid o a cualquier punto de España que le apetezca. Pero ¿cómo pretenden quitarle el título de rey, ante qué tipo de gente estamos? En el extranjero se están riendo de nosotros.
–Muchos echan de menos a políticos de la talla de Adolfo Suárez y los pactos logrados en aquella etapa.
–No me extraña, porque fue demasiado bueno, como político y como persona. Y no le valoran como se merece. Aquí se trata muy mal a los que valen. No ha habido en la historia de España un periodo como el de la Transición, en el que la imagen de los españoles fue fantástica. Fuimos el asombro del mundo, como ejemplo del paso de una dictadura a una democracia. Muchos intentaron copiarnos. Las cosas se pueden mejorar, pero no entrando como un elefante en una cacharrería.
–¿Se va a poner la vacuna anticovid?
–No sé cuándo me tocará. Hay muchos por delante de mí. Cuando llegue su momento, si hay que ponérsela, me la pondré. Pero quiero ver si el fármaco funciona. Hay que esperar para todo...
–¿Le asusta el nuevo feminismo, las que afirman que si el sí no es muy claro, siempre es un no?
– Ja, ja, ja. Tienen un cacao mental… Confunden las churras con las merinas. Y dándole más ventajas que al resto, en cierto modo, lo que hacen es marginar a la mujer.
–No tiene pareja. ¿Vive una soledad sentimental querida o asumida?
–Vivo tranquila y feliz.
–¿Nunca quiso ser madre?
–En algún momento me planteé la maternidad, pero es algo que tiene que llegar por sí misma y teniendo al lado una persona idónea para convertirse en el padre de tus hijos. Y no he encontrado un hombre que me produjera esa seguridad y esa ilusión. Mire, eres igual de mujer, tengas o no descendencia.
–La recuerdan como la primera actriz que se desnudó en un escenario. ¿Lo considera un mérito?
–Fue una simple circunstancia. Lo fui yo como lo pudo ser otra. Además, le voy a contar algo. No fue un desnudo integral, llevaba puestas unas braguitas color carne debajo de aquella túnica transparente.
–Cuando mira hacia atrás, ¿se arrepiente de algún hecho de su vida?
–No me arrepiento de nada, es más, me siento muy contenta de las cosas que he hecho, de lo poquito que me he visto supeditada y de la libertad que me he dado a mí misma. Lo más importante es no encontrarse con personas tóxicas. Que tengan principios y la lealtad necesaria para hacer las cosas bien.
–¿Tal y como está la situación, se plantea jubilarse?
–Eso nunca. Las actrices no se retiran en la vida. Esta es una profesión maravillosa en la que no existe la jubilación.
Victoria se queja de la gerontofobia. Asegura que «durante la pandemia se está hablando de la gente mayor con una falta total de empatía, es tremendo, llaman viejos a personas de ochenta años, y es mentira, mire el Papa Francisco, que es octogenario y tiene una vitalidad envidiable. Igual que Vargas Llosa. Los dos pueden sentirse más jóvenes que otros de treinta».
–¿Quiere decir que la edad se lleva por dentro?
–La edad biológica es solamente un número. No significa absolutamente nada. Creo en esto profundamente.
–Es una actriz de referencia para muchas chicas que empiezan. ¿En quiénes se fija usted ahora?
–Sería muy negativa si pusiera a una actriz por encima de otra. No sería bonito. Además, puedes hacer daño. Lo que importa son las historias que se cuentan y para qué se cuentan. Intentar que el humanismo dé un golpe encima de la mesa frente a toda corrupción económica y política. Es muy difícil erradicar la corrupción, porque cualquiera que tenga un poquito de poder se siente con la libertad de hacer cosas que no debería. Estamos en una democracia y no se debe actuar sin que los demás juzguemos. Los ciudadanos pagamos impuestos para que los que nos gobiernan se porten bien. Y no para que se porten mal y se lleven lo que les apetezca. Angela Merkel dijo el otro día una frase muy significativa: «Lo que más caro sale es la ignorancia». Y qué razón tiene. Hoy llegan a lo más alto políticos que no tienen la formación que se espera de ellos; para llegar a ministro hay que exigir muchas cosas, los estudios que han realizado, cómo se ganaban la vida en el pasado… El currículum de los que van a llevar las riendas de un país es muy importante.
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