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Rocío Carrasco responderá ante 2 presentadores y 26 colaboradores en su entrevista más difícil

La Razón le preguntará por sus cuestionadas relaciones familiares. Rocío no mantiene relación ni con sus hermanos, Gloria Camila y José Fernando, tampoco con las parejas de sus padres, Jose Ortega Cano y Raquel Mosquera, ni con el clan Mohedano. Ella culpa a Antonio David del distanciamiento familiar y ellos aseguran que la única culpable es Rocío Carrasco.

Los herederos de Rocío Jurado al completo en la comunión de los hijos de Rocío Jurado y Ortega Cano
El clan Jurado posando el día de la comunión de Gloria Camila.MAY / ©KORPA07/05/2005MADRIDGTRESONLINE© KORPA

Eran una familia unida, una piña, un clan: los Mohedano. Unidos alrededor de “La más grande”, en “la enfermedad y en la salud”, en la “riqueza y en la pobreza”, así se vendió una imagen de una familia feliz que se desmoronó tras la muerte de la matriarca. Superaron una larga y durísima enfermedad y el reparto de una herencia multimillonaria sin fisuras, pero algo sucedió, muchos años después del fallecimiento de Rocío Jurado, que provocó el distanciamiento familiar de sus herederos y el inicio de los reproches mutuos.

Rocío Carrasco culpa de todos sus problemas a Antonio David Flores, con quien no mantiene ningún contacto desde finales de 1999, a excepción de sus desencuentros judiciales. Según ha dicho, él es el origen de sus problemas familiares, mediáticos, emocionales e incluso, laborales. Le acusa de distanciarle de todos los que un día fueron esenciales en su vida: sus hijos, sus hermanos, las parejas de sus padres y el bloque familiar materno, una piña hasta hace poco. Tras el divorcio de la pareja, todos estuvieron a su lado, pero una década después de la separación, mantienen más contacto con Antonio David Flores que con la propia Rocío Carrasco, sangre de su sangre. Aseguran que siempre hicieron piña con Rocío y que nada tiene que ver su ex marido en el distanciamiento con los Mohedano. Esta noche, Rocío Carrasco, deberá afrontar esta y mil y una cuestiones, en su entrevista en Telecinco.

La familia Mohedano y la de Ortega Cano, más cerca de Antonio David que de Rocío Carrasco

El perfil que ha dibujado de su ex marido, un ser diabólico, manipulador e impío, ha calado en la audiencia durante estas últimas seis semanas. El público, en general, se ha posicionado lógicamente con la presunta víctima. Su mensaje ha calado hondo, no solo por su fuerza narrativa o porque cualquiera puede sentirse identificado con el relato de un dramático divorcio, sino por la férrea defensa de presentadores y tertulianos, así como la reiterada insistencia en qué todo lo dicho por Rocío Carrasco se basa en pruebas. Una verdad incuestionable según la productora del documental que no ha impedido que, algunos de los episodios narrados se hayan puesto en duda.

Pero en toda verdad hay fisuras y son muchos los damnificados por su relato que consideran que la estrategia de Rocío Carrasco para limpiar su imagen, no debería implicar destruir la de otros. Especialmente, la de aquellos que ya no pueden defenderse, como sus padres, Rocío Jurado o Pedro Carrasco, y el resto de familiares y allegados, que esperan poder hacerlo tras el fin de la emisión de la interminable historia de su vida. El documental se alarga como un reality. Nada menos que 13 episodios, más de tres meses de programación en una parrilla, la de Telecinco, que se caracteriza por su retroalimentación.

Antonio David es, según Rocío Carrasco, el origen de todos sus problemas.

El mayor damnificado es, sin duda, su ex marido, vetado y expulsado del paraíso mediático y sin derecho a réplica. Pero no es el único: su primogénita o incluso el menor de sus hijos, David Flores, están sufriendo las consecuencias emocionales de la catarsis y el resurgir de su madre, con la que no han conseguido hablar desde que ambos decidieran vivir con su padre. Y aunque, según Rocío Carrasco, sus hijos al igual que ella, son víctimas de su padre, que les ha manipulado e implantado la “semilla del mal” desde su más tierna infancia, no salen bien parados. Lo que se conoce como “alienación parental” es la causa esgrimida del distanciamiento entre una madre y sus hijos, aunque las circunstancias de “que le arrancaran a sus hijos” son diferentes en ambos casos, para Rocío Carrasco sólo hay un culpable: su ex marido.

Pero el alejamiento materno filial no será objeto de debate, al menos en la entrevista que concederá Rocío Carrasco esta noche, ya que estos sucesos protagonizarán los próximos episodios de la docu serie. Este es el motivo por el que, desde la dirección del programa, se ha pedido que no se hagan preguntas relativas al motivo del distanciamiento de Rocío Carrasco de sus hijos. Tendrá que ser más adelante.

Las difíciles relaciones familiares del clan Mohedano, a debate.

Por ese motivo, desde La Razón, hemos planteado a Rocío Carrasco una pregunta relacionada con el escaso contacto que mantiene con el resto de su familia y, en concreto, con sus hermanos, sus tíos y las parejas de sus padres, Ortega Cano y Raquel Mosquera. Todos ellos formaron un bloque unido contra Antonio David Flores, fueron su apoyo moral y mediático en los momentos más duros del enfrentamiento generado por la custodia de sus hijos y se posicionaron, en los tribunales y en las televisiones, a su lado durante más de una década.

Pero hoy, la hija de la Jurado, la sangre de su sangre, está enfrentada a todos ellos. Hoy, Rocío Carrasco deberá contestar a una pregunta que le formula La Razón, a través de quién escribe este artículo, y hacer autocrítica: ¿Puede culpar realmente a su ex marido de alejarle de su propia familia o, como todos ellos mantienen, es ella la única culpable de ese distanciamiento?