Lady Di, un estilo para la eternidad

Si consultamos en Wikipedia el nombre de Diana de Gales aparece referenciada como «activista». Todos pensaríamos que lo correcto sería «princesa» o, en todo caso, «celebrity», pero no, la enciclopedia online prefiere identificarla por las causas que apoyó. Este pequeño detalle nos puede dar a entender lo poliédrica que fue la vida de Lady Di, la mujer que pudo reinar y cuyo cuento de hadas acabó truncado en un puente de París.

Lo mismo pasa con su estilo. Hay un antes y un después de su matrimonio y divorcio del príncipe Carlos. ¿Qué queda del estilo de Diana hoy en día? Es cierto que la sombra de la mujer que puso en jaque a la monarquía británica es alargada, y eso se puede observar en detalles como la camisa abullonada que lució en 1983, blanca con estampados de manchas negras, que llegó a inspirar toda una colección de la firma Off-White en la primavera/verano de 2018. O todos podemos encontrar también puntos de unión entre su famoso jersey de ovejas de la marca Muir and Osborne con el trabajo de Jean Charles de Castelbajac para Benetton. ¿Coincidencia? ¿Inspiración directa? Teniendo en cuenta que el nombre de Diana sigue siendo una referencia, pero también que su tumba fue todo un fracaso en número de visitantes, todo podría ser.

Lo que nadie puede negar es la importancia que llegó a tener y ese poso que ha dejado en la moda, sobre todo en la de las casas reales. Los primeros años vinculada a la familia destinada a sentarse en la silla de San Eduardo fueron para olvidar. Poco se puede rescatar de un estilo recargado, con demasiados toques infantiles, donde Diana parecía ahogarse en la ropa. Los volantes y los baberos campaban a sus anchas en una mujer que parecía sobrepasada por la situación. Son estas opciones las que bien podrían haber inspirado el trabajo de diseñadores como Alessandro Michele en Gucci o Emily Adams Bode, de Bode. El primero disfrutaría con los terciopelos y recargamiento de esos diseños, mientras que la segunda seguro que robaría para su colección el bolso acolchado que solía lucir Diana entonces.

Empoderada

Pero llegaron los 90 y parece que, conforme la relación entre los príncipes de Gales más se enrarecía, ella más se empoderaba en moda. En este sentido, hay que agradecer a la diseñadora Catherine Walker todo el trabajo que realizó para la princesa, convirtiéndola en todo un icono imitado por millones de mujeres. Así, Walker nos ha dejado creaciones que siguen siendo una referencia, como el famoso vestido «Elvis» que lució en los Fashion Awards de 1989. Ella era también la que «disfrazaba» a Diana. Se atrevía a vestirla con chaqueta militar si acudía a la academia militar de Sandhurst y le hacía un vestido inspirado en Pakistán si hacía falta. Ella firmó también el «look color block» de su famosa foto en el Taj Mahal en 1992, que tanto dio que hablar cuando esta tendencia se puso de moda hace unos años, y lo mismo hizo ese año en Egipto. Tiempo después, parece que Melania Trump se inspiró en ella para sus fotos con las pirámides de fondo.

En 1996 llegó el divorcio y Diana se liberó. En este momento introduce en su vestuario de una manera clara nombres más comerciales. Así, los minivestidos que le confecciona Gianni Versace, los diseños lenceros de Galliano o los conjuntos de chaqueta de Chanel configuran la imagen de una nueva mujer. Un punto y aparte fue el famoso vestido de la venganza de Christina Stambolian que sigue siendo una referencia.

Reina de corazones

Diana impulsó una monarquía más relajada, un estilo menos serio y un empoderamiento de la mujer a través de la moda, y todo eso permanece hoy. El pelo corto, las perlas y el famoso bolso Lady Dior (que lleva ese nombre en su honor) también son elementos que le deben mucho a la «reina de corazones». Y si ahora todos nos hemos sumado a la tendencia «athleisure», lo cierto es que fue ella quien encumbró estos estilismos cuando salía del gimnasio con abrigo, shorts y deportivas blancas.

Y su sombra sigue estando también muy presente en la actualidad en la propia familia real británica. Los estampados de lunares o el corte de muchos de los vestidos que luce Catalina de Cambridge, beben directamente de la que hubiera sido su suegra y que, a buen seguro, hubiera rivalizado en belleza con ella. Diana es eterna.